CARTA-PRÓLOGO-Taknara
POR OLEGARIO MARRERO
En la dedicatoria
que nuestro autor me dejó en su libro En el Edén Carcelario me a-consejaba
que procurase no convertirme en "un mala sangre" ante esta
tanta mezquin-dad que nos agobia en la Ínsula maltrajiada; y también me
aconsejaba que cualquier re-beldía se puede también canalizar por bue-nos
estados de humor, aunque la realidad nos diga que no podemos ser tontos y
felices. Lo siguiente es como una carta para Víctor Ramírez.
Gracias, Víctor:
por tenerme presente en la puesta al día de otro nuevo ejemplar, de tan copiosa
literatura. En nombre de los anóni-mos de la tierra que con tu verbo cálido y
á-nimo infatigable reivindicas, gracias.
Noveles e
independientes, aprendices y gente del pueblo con buena voluntad y timi-dez
heredada como una patología de la domi-nación, han encontrado en ti una
respuesta amable, una fe que se rehace en cada lucha. Y tus puertas están
siempre abiertas, como tu sonrisa para el paisano que solicita tu con-sejo; y
no te tienes que apear de los humos de la fama de escritor, porque vives
compar-tiendo este momento y el de tus conciudada-nos, y aún no te han maleado
prebendas de encorsetados ni tienes carnet, porque eres militante de la tierra
que pisas, y de afuera reconocido. Aunque les duela y les joda a los
hipotecados de siempre.
Víctor, tu eres
maestro. Y ser maestro en nuestros años jóvenes era sinónimo de respe-to y
admiración. De la docencia celebras un descanso merecido con tu jubilación, y
de las letras no queremos sino "que te vaya boni-to", porque
tus trabajos claros están ahí sa-cudiéndose el yugo página tras página.
Aunque yo sea uno
de los que extiendo la colonia más allá de siete islas, mientras exis-ta un
imperio endiosado y guardián y un sis-tema capitalista explotador y poderoso.
Tan-to en Villaconejos o en el culo de cualquier pago de este mundo hayan
marginales que sufren llámense indios, esquimales o telden-ses, si no tienen un
trabajo digno, o son es-clavizados o muertos, y sobre sus países sur-can
reactores amenazantes, nos sentiremos en la mazmorra de un mundo surrealista.
Si los gobiernos
son títeres de otros y ma-nejan otros títeres diminutos aunque se lla-men
autonómicos seguiremos habitando en este "edén carcelario" o "paraíso
podrido" o "burbuja" o "callejón sin
salida" o... que son las
Islas Canarias.
(Yo no sé si, al
decir todo esto, soy un a-lumno díscolo o un rebelde malamañado que no quiere
perder el buen humor ante tanto sarandajo).
Muchas veces te he
escuchado, querido Víc-tor, que les interesa a los mandarines que vi-viéramos
aquí en la ignorancia. Y me acordé de aquella antigu acanción del folklore
ama-ñado que comenzaba así poco más o menos: "Gran Canaria, tierra mía,
paraíso de a-mor ideal siempre en flor".
Y tenemos que descargar en su favor de
colorido y voces arrastradas de pueblo cana-rio de rechupete que aún en ese
tiempo no se hablaba de la "moratoria" ni del "progreso
sostenible", y que aún en esa época, algunos se apalancaban en la
baranda de las Cante-ras por ver si alguna extranjera se volvía bo-ca arriba
sin darse cuenta, (tiempos heroi-cos). El mismo paraíso con menos
cemento tal vez, y peor talante; para entonces Adán no había tomado el
poder y Eva no hacía porquerías y comía manzanas.
Ante la
mezquindad, querido Víctor, aunque nos duela, tú y yo con el común de nuestros
paisanos, rendimos cuentas y pagamos tribu-tos. Ahí está la enorme bandera que
no ve-mos desde el suelo en su magnitud, nos a-sombramos y nos hacemos cruces
por el me-galómano de turno (*).
Y nos preguntamos
por qué esos man-darines coloniales no se cuelgan ellos como un estandarte
hispano por todo lo alto, como ejemplo patriotero, ya que no los podemos
tragar ni desnudos, ni con enseñas.
A propósito:
estamos hartos de estos guar-dianes carcelarios, esbirros y cancerberos. ¿Hasta
cuándo con buen humor tendremos que soportar tanta ignominia?
Dentro de muy
poco, y en primavera vere-mos sus rostros en cientos de pasquines (Pa-lanquines
a pedir votos). Me lo tomo a lo so-carrón, recordando a maestro Juan Melián,
cuando decía con una coña hiriente y resig-nada. "Estoy tan
acostumbrado a perder, que ganar me ofende."
¿Cuánto ganarán
estas vacas que ahora pastan tranquilamente y mañana entrarán en ese establo de
la contienda? ¿Qué nos pro-meterán ahora, y dónde los podremos encon-trar el
día que se carguen las islas y no ten-gan más madera?
Me decías que, por
mi bien, procurara no convertirme en "un mala sangre" -ni de
hor-chata si la tuviera-... Esos especuladores co-rruptos, malversadores,
chulos, proxenetas y gente de mal vivir, necesitan también tierras edénicas sol
y salitre y doradas gallinas en este corralito inmobiliario que, de seguir así,
se van a indigestar sus propios huevos.
Mal rayo parta a tanto vampiro de "Podridos Pa-raísos".
Y un día nos
escribiste amigo Víctor des-de "este callejón sin salida";
otra vez fuiste el mismo "respondón". Hoy estás en la
Acade-mia con un discurso que te honra, aunque tu ideal siga siendo "Un
grito amordazado". Y la patria isleña esquilmada te necesita en los Sietesitios.
Setecientas islas
y un mundo nuevo deben llegar con aires saludables a este paraíso de otros,
caducos y podridos. Ven con tus letras emancipadoras al edén carcelario,
y quítales la careta con tu verbo capaz y luminoso de fósforo pertinaz,
a través de las rendijas de esta cueva de tahúres .
Que tu obra sea
como ese futuro radiante que esperamos, ejemplo de claridad, sobre el mar y
bajo este cielo que nos contempla, y que nuestros hijos sean herederos de una
semilla digna que seguiremos plantando ahora: a pe-sar de los pesares.
30-marzo-2007
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(*) se refiere a la enorme bandera
española que el presidente actual del Cabildo -José Manuel Soria Ló-pez- ha hecho ondear en la Plaza de la Fuente
Lu-minosa de Las Palmas de Gran Canaria.
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