EDUARDO SANGUINETTI, FILÓSOFO,
POETA Y ARTISTA.
No ignoramos que
hay "marginados", "silenciados", "hambrientos" y
"excluidos" en Argentina, lo vivimos, lo experimentamos nosotros
mismos. Los "desobedientes" y "disidentes" del sistema
represor en el que permanecemos, quienes somos silenciados, amenazados, por los
mercenarios de medios y afines, que manipulan a millones de zombies, que cual
dogma de fe de ninguna religión creen en los ricachones groseros, grupo sushi
remozado, políticos de todos los colores, bandas de faranduleros narcos,
corporativistas mafiosos y justicia a la carta, que dictan y rigen en este
país: "Tomando el camino correcto", "a mí me duele tomar las
decisiones pero es el camino de la verdad", "el que las hace las
paga", ¿cuándo vas a pagar machirulo?
Y a represión
policial continúa su camino de sangre y muerte, no para los ricos, ellos son la
sal del Mar Muerto, de un país colonizado, que celebra su día de la
¿Independencia?, ironía de un destino trágico el de la República Argentina,
plena de delincuentes que se perpetúan en las sucesivas elecciones.
Si los amos del
mundo, incluida la apetecible República Argentina, insisten en destruir lo que
ya está en ruinas, explotar los vestigios de una era desaparecida, administrar
la vida desde su microcosmos en el amanecer con luces de neón de una nueva era
a la que sus contemporáneos no tienen acceso, acabarán por encontrar una
respuesta a la pregunta aún no formulada explícitamente, a propósito de sus
congéneres: "¿Cómo deshacerse de ellos?" Pero se trata de una
historia de la que no tengo dudas, no tienen conciencia, como no la tienen del
peligro que hacen recaer sobre nosotros, sin encontrar la menor resistencia.
Intento llevarla a
cabo, pero en soledad, la cobardía de traidores excluyentes a ritmo bottox,
anunciadores de ideales jamás aplicados, no replican mis inspiradas y
apasionadas palabras, que sobrevuelan el universo de la web, pero acechadas por
los mercenarios, al servicio de la eliminación de la historia y de quienes se
atreven a plantear un nuevo paradigma de existencia, en igualdad y libertad:
Solum, lo he bautizado hace 4 décadas, cual neologismo de suma vigencia
asignada en este tiempo de autómatas.
Ellos, cual dioses
de un firmamento chatarra, pretenden que su vida termine al mismo tiempo que la
del mundo y sus habitantes. Historia conocida la de emperadores ridículos y
reyes misóginos de imperios en putrefacción lo han intentado y ante la
pasividad, la resignación, la apatía globalizada, permitirán se instaure lo
peor: y lo peor está a nuestras puertas.
La desmesura
conforma el gran "proyecto eliminador" del tercer milenio, en clave
matrix, o lo ignoran. La transgresión del límite ha afectado no sólo a la ley,
en forma de delito, sino también a la legitimación en forma de deslegitimación.
La lista de
"réprobos" son una carga para el poder de los que afirman sus vidas
miserables en el bienestar de haber logrado ser "Objeto de consumo",
ejemplo para todos los que se arrodillan ante el altar de la podredumbre
burguesa-plutocrática. Los excluidos, maltratados, cosificados, encerrados en
su dolor, sorprenden a gobiernos como el de machirulo, cuando reclaman,
resisten, reaccionan e incluso accionan por sus vidas sobrevidas, amenazadas
por la bota del autoritarismo reinante, sin sitio ni movimiento político donde
encuentren seguridad y la tibieza tan precisa cuando la vida peligra.
El pueblo está
cansado, ha cedido demasiado, soporta la pobreza, la indigencia. la
discriminación y la humillación con estoicismo admirable... está muy solo el
pueblo, abrumado por cámaras de TV que proyectan la miseria en la que
sobreviven, espectáculo insano que consume el infecto espectador de la basura
psicobiodegradable, que nos ofrecen los medios corporativistas y los
alternativos también. Tiempo de actos que sobrevuelen las palabras y teorías
vacuas de políticos, intelectuales del subsuelo y economistas arrastrados tras
el lucro y la moda... la moda, habría que eliminarla de inmediato, crea grietas
por doquier, en todos los estadios sociales, creo así se los denominaba en
siglos pasados. Aún hoy en plena vigencia, como viejos cuentos repetidos
durante veladas, acunadas por la falsedad y la hipocresía, siempre en boga.
Lo que deseo
resaltar, es que se produjo una revolución sin que fueran replicadas en formato
de noticia, los manipuladores expertos de las máquinas de información, en redes
y demás sistemas de desorientación. Una revolución drástica, silenciosa, sin
teorías declaradas, ni ideologías expresas, se impuso esta revolución en hechos
consumados, sin declaraciones, comentarios, ni el menor anuncio. La fuerza
arrasadora de esta revolución, se debió a que sólo ha aparecido cuando ya
estaba instaurada, la que supo prevenir y paralizar antes de su nacimiento,
cualquier reacción en su contra.
Nadie tiene la
audacia, el coraje de reconocer, visualizar, ni aún mencionar el peligro. Se
trata de una omisión gravísima, literalmente vital - o ética - porque nadie
enfrenta la amenaza oculta, nadie se opone ni intenta revertir la corriente,
menos aún señalar y denunciar el credo que ordena las virtualidades siniestras,
que construyen un mundo espectral.
Así el fardo de los
mercados ha logrado cubrirnos como una segunda piel, considerada por los
expertos reptilianos, como más adecuada para nosotros que la de nuestro cuerpo
humano. Es así, que, por ejemplo, no toman quienes pueden, la actitud heroica
de deplorar y accionar en consecuencia, contra la aporofobia, devenida del
rechazo, miedo y criminalización de la pobreza y de quienes la sufren,
tendencia de punta de este tiempo de genocidas domésticos, sin compromiso
alguno con lo que hace a la vida en comunidad, sólo preocupados por el
bienestar que han sabido obtener en sumar activos incorpóreos a sus cuentas en
paraísos fiscales, materializar, su única hazaña: elevar a símbolo el tener y
aparentar, por y para si, en nombre de la cosmiatría y sus plasmas ricos en
plaquetas de sangre con retrovirus cual metáfora de germen patógeno de
discontinuidad.
La degradación de
nuestros sistemas de relación, - no de la economía de los
"hiperricachones", que es próspera- aparece como un hecho cada vez
menos vago, naturalizado y administrado por los Estados, que se encuentran a
merced de la economía privada, que ejerce su dominio juntamente con los grandes
organismos mundiales de explotación, como el FMI, el Banco Central Europeo, el
Banco Mundial, etc.
Pero no por ello
los candidatos en este año electoral en Argentina, no dejan de deplorar a coro:
"El desempleo azote de nuestro tiempo", y de participar en las misas
solemnes electorales donde se ruega por el retorno milagroso del pleno empleo.
Todo esto beneficia a las promesas demagógicas y oportunistas, de simular para
que nada modifique el rumbo de eliminación de los indigentes, como un
corporacionista de la soja ha manifestado días pasados, olvidando su origen de
contratista de cuarta de la provincia de Buenos Aires. La sumisión general
aumenta, el pánico sordo a las amenazas de que todo pasado fue peor y un futuro
dibujado en sistemas de desorientación, administran las sobrevidas de millones
de mansos y obedientes ciudadanos desclasados.
Y no se trata del
"Fin de la Historia", como el japonés Fukuyama en la década del 90 ha
tratado de persuadirnos, con impreso laminado escrito en la década del 70, por
orden de Kissinger. No seamos ingenuos que basta con los que siguen modas y
tendencias. Asistimos al comienzo de una era, manipulada como jamás lo ha sido,
dirigida en un sentido único, como declara "Machirulo" de manera
incansable y persistente, a un pensamiento único, estructurado y asimilado a
las ingentes ganancias que logran viviendo de préstamos del FMI y otros, que
blindan a este mandatario, con coeficiente muy bajo, pero con ambiciones
despóticas, como pocas veces se ha apreciado en Argentina. Los pobres, a la
zanja, es la norma, se aprecia empíricamente, no hace falta lanzar discursos de
piedad o compasión: estamos en peligro.
Un símbolo esconde
un signo, el signo descarga su violencia, diferida en un metalenguaje que
inhibe y un mito no tiene nada que decir y así estamos en el instante justo en
que Rimbaudse me cae de las manos.
El mercantilismo
impuso su substancia, todo ha tomado forma de envoltura y nadie, nadie explica
por qué la bestia ha abierto más su apetito. La cultura satánica besa en la
boca al enemigo y luego lo penetra, mientras la manada se distrae y abre los
brazos con signo acogedor y complaciente. Luego la manada es tomada como rehén
y asiste con placer a su exterminio. Ya nadie objeta nada, tú mismo puedes ser
un infiltrado, un ser social o antisocial, ¿qué importa?
Hay demasiados
muertos sin vigencia, sentenciada la calle por el prostíbulo político que
promueve sus héroes luciferianos en TV y redes de la web. La gente dice
estupideces en 100 pulgadas. Un imbécil, un enigma, una clave, paralizados en
la anarquía de la página, adora la justicia cuando está de su mano. En toda su
evidencia la verdad fue violada, ¿no es suficiente?
Asistimos a una
situación de crisis absoluta de valores: una absoluta crisis de lo absoluto.
Para unos, síntoma infernal de la confusión del mundo, el demonio y la carne;
para otros, realización del paraíso de la igualdad, la fraternidad y la
libertad. Finalmente, para todos, un flujo irreversible de acontecimientos cuya
flexibilidad no consigue ocultar su extremo rigor: desacreditamos viejos
paradigmas por ser inútiles para afrontar una nueva realidad, cuando en
realidad el equívoco es utilizarlos y la tentación más fácil fingir una crisis.
Pero no hay
exactamente crisis de valores, imperan unos nuevos apenas identificados, tanto
más peligrosos cuanto más invisibles, cuanto menos se discuten. Indudablemente
es preferible hablar de pasión y ya no de crisis para identificar las nuevas
formas (¿post-históricas?) en que anacronismo e hipercronismo, academicismo y
homogeneidad se manifiestan.
Es invierno, y
bien, aquí estoy intentando en Solum, cicatrizar alguna herida. Invertiré los
términos de la ecuación, ante la llegada del nuevo Mesías Inverso, prohombre
del tercer milenio, vomitando búsquedas de objetivos digitalizados. Todos se
asimilan a sus ideas fijas, hacen y deshacen planes y estrategias oblicuas.
El origen, bajo
órdenes de las bestias genocidas que gobiernan el mundo, ordena cerrar las
puertas y la tierra de nadie recoge el desperdicio. Restos humanos respirando
la atmósfera podrida del milenio.
El juego del mundo
ha cambiado singularmente, puesto que ha devenido el juego demoníaco que
diverge. Sigo aquí pese a todo.
(*) Filósofo,
poeta, artista
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