PRISA METE PRISA
ANÍBAL MALVAR
La investidura
lisérgica de esta semana no se acaba de entender ni en los periódicos más
viejos y sesudos.
Andan todos tan
desconcertados que ya no saben a quién escribirle ahora las odas amorosas, y a
cual otro dedicarle las baladas de escarnio y maldicer. Cuando la realidad no
es maniquea, el periodismo de influencia, de influencers, pierde a su única
musa.
El País, por
ejemplo, hoy mismo relanza al ruedo ibérico a su ex director Antonio Caño para
analizarnos este sindiós general, en su laberinto, que es España. Jienense y
hombre quizá demasiado serio, Caño era director del periódico de Prisa cuando
Pedro Sánchez se sentía presionado por el grupo editorial y por otras
oligarquías, según denunció en Salvados.
Este mismo Antonio
Caño también dirigía El País aquel 29 de septiembre de 2016 en que se publicó
un polémico editorial titulado Salvar al PSOE. Debatía esos días el socialismo
español si dar o no la abstención a Mariano Rajoy para que gobernara. Y el
oráculo de Prisa despachaba el ‘no es no’ de Sánchez con estos delicados
epítetos: “Sánchez ha resultado no ser un dirigente cabal, sino un insensato
sin escrúpulos que no duda en destruir el partido que con tanto desacierto ha
dirigido […]. Sánchez ha mentido sin escrúpulo a sus compañeros. Hemos
comprobado que sus oscilaciones a derecha e izquierda ocurrían únicamente en
función de sus intereses personales, no de sus valores ni su ideología,
bastante desconocidos ambos. Que medite sobre el daño ya causado a su partido y
que se vaya para no causarle todavía más”.
Es todo lo sutil y
equidistante que se le puede pedir a un moderado editorial, en un periódico serio,
pidiéndole a un socialista que dé el gobierno a la derecha corrupta. No me
digáis que no. Pedro Sánchez dimitió 48 horas más tarde de leerlo. Leer puede
ser muy sano.
Después, se fue con
su peugeot de pueblo en pueblo y resucitó para ganarle las primarias a Susana
Díaz. El 2 de junio de 2018, Pedro Sánchez era investido presidente del
Gobierno. El día 8 del mismo mes, Caño era destituido como director de El País.
Me encantan estos disparatados puzzles de fechas y coincidencias. En los días
más fantasiosos, me parece que hasta puedan tener algún sentido.
Andaba el otro día
Gabriel Rufián muy compungido y estadista, entre los leones del Congreso,
cuando dijo una cosa muy hermosa antes de concederle la abstención
incondicional a Pedro Sánchez: “Yo a usted le respeto. Le respeto porque es
usted el primer secretario general del PSOE que ganó contra Prisa”. Ya te digo
que me encantan las casualidades.
Aquel director de
El País, Antonio Caño, escribe hoy en el citado diario un interesante y extenso
artículo titulado Un Gobierno de izquierdas. Su frase troncal es breve y
rotunda: “La única posibilidad de que España cuente en los próximos años con un
gobierno de progreso –en el sentido de un gobierno que permita progresar a la
mayoría de los españoles– es mediante algún tipo de acuerdo del PSOE con
Ciudadanos y Partido Popular”.
Un día antes, el
editorial de El País coincidía más o menos en lo mismo, aunque con voz más
atiplada: “Salvo Ciudadanos, Vox y JuntsxCat, que se situaron deliberadamente
en vía muerta, el resto de las fuerzas, incluido el Partido Popular, expresaron
una u otra disposición para que este legislativo cumpla con su primer deber
constitucional: investir un ejecutivo”.
De los tres
negritos del trifachito, Ciudadanos es el segundo en morir. El País lo acaba de
defenestrar “en vía muerta”, junto a Vox y Puigdemont, para doble escarnio.
Solo queda el PP para el PSOE. Suena todo muy Prisa, oh shea. O sea.
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