El AMORCITO CORAZÓN de GARCINUÑO
Cándido Quintana
Como
si de una telenovela mexicana que bajo esa denominación existe o de una canción
de Pedro Infante o de Los Panchos con el mismo título se tratara, el avezado
actual concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife del
Partido Popular, Carlos Garcinuño,
en su ya conocido afán por defender, pisoteando la congruencia, la legalidad y
el interés general, el especulador y aberrante adefesio del mamotreto, no duda
en hasta calificarlo como “amotreto”,
de forma ridícula pero en un claro signo de amor puro o interesado. Menuda
gilipollez el que un gobernante en su sano juicio profiera tales piropos hacia
una deleznable mierda, ya juzgada y condenada, a no ser que se trate de ese
otro aspecto del amor, el interesado, que ya sabemos que se hace presente con
mucha frecuencia, mayormente entre la clase política y empresarial.
No
en vano el interés desmesurado lo puede todo o por lo menos lo intenta, y para
controlarlo, si las medidas anticonceptivas de prevención que nos hemos dado no
funcionan, como sucede en este caso, la Justicia debe actuar con urgencia y
contundencia, para que este -parto tarado- finalmente no se haga realidad por “contranatura
y altamente perjudicial”, aunque al otro lado ciertos empresarios y gobernantes
mantengan un duro pulso, ya sea por hacer realidad su pelotazo o para salvar a
condenados con sentencia firme. Da igual, el Interés General tiene que
prevalecer, y este no está en lo que alegaba la también popular Cristina Tavío,
en recuperar la millonaria inversión, desafortunada e interesada a todas luces,
sino en que esta la sufraguen los culpables, ya condenados, además de los
gastos de demolición, y que el espacio, ese enorme espacio de playa que han
rapiñado y que aún sigue ocupando el mamotreto, se rescate de una vez para la Ciudadanía.
Y es que rescatar este espacio para el Pueblo es integrarlo en el Dominio
Público, como corresponde, porque para algo existe esta importante figura que
algunos demonizan, ¡cómo no!, siempre de forma interesada según les convenga.
Muchos artículos de opinión he escrito sobre
el mamotreto, he perdido la cuenta, y en bastantes de ellos, desde hace ya muchos
años, me he referido a la persecución a la que estaba siendo sometido El Chovito,
y a otras situaciones similares o más graves que existían en la Isla que se venían
dejando al margen o a las que no se les acuciaba tanto, como, por ejemplo, una
piscina cercana al Poblado de un empresario, hoy multi-imputado, o al
mamotreto. Pues bien, ahí tienen pruebas fehacientes de cómo de mal y de
injustas funcionan las cosas por aquí, a pesar de que la Constitución dice que “todos
somos guales ante la Ley”. La piscina, y ruego me perdonen si me equivoco, aún
sigue operativa, y el mamotreto, de largo de mucha mayor gravedad y apéndice de
una trama maquiavélicamente orquestada mundialmente conocida que ha dañado el nombre
de Tenerife, también en pie y con apoyos de algunos gobernantes y hasta con declaraciones
de amor del, nada más y nada menos, concejal responsable, Carlos Garcinuño. ¿Se
puede tolerar esto en una País que se tacha de democrático? ¿Dónde están las
igualdades que respalda nuestra Constitución? ¿Por qué el dinero o el poder
deciden en casos tan flagrantes, incluso ya juzgados?
Porque,
aunque el alcalde Bermúdez hable hoy mismo otra vez de 400 o 60 metros
cuadrados de invasión a efectos de una demolición parcial para cumplir la
sentencia, que no podría hacerlo así por no existir planeamiento sino con el
derribo total, el solar del mamotreto, y lo repito por enésima vez, antiguo
Campo de Fútbol de San Andrés, era invadido prácticamente en su totalidad por
el agua del mar y la Ley de Costas
decía en el momento de su construcción, por cierto con nocturnidad y alevosía y
corriendo porque ya había sido denunciado, que la -línea marítimo terrestre-, la que delimita el Dominio Público, “la marca el mar en su pleamar máxima o, si
la supera, hasta donde alcanzan o hayan alcanzado las olas en los temporales
mayores conocidos”. Esto me consta que lo saben perfectamente el
alcalde Bermúdez, el concejal Garcinuño y el resto de concejales, y algunos de
ellos han sido, como también lo he sido yo, hasta testigos directos de esas frecuentes
invasiones, ¿por qué mienten o callan ahora? ¿No debería la Justicia actuar
contra estos inadmisibles silencios y/o tergiversaciones de la verdad
esgrimidas por representantes políticos en el poder?
Muy difícil de tragar todo lo que viene sucediendo
en torno al mamotreto y a Las Teresitas, todo muy asqueroso e intragable,
aceptable si acaso no más allá de unos Carnavales y de un tema de murga, como
magistralmente y acertado lo hicieron Los Singüangos en el 2008 con “Gorgorito y la playa encantada”, pero
ahora estamos en la vida real y toca gobernar con la verdad, honestidad y
congruencia. Ya está bien de manipular las cosas. Ya está bien de incumplir la
legalidad desde lo público. Ya está bien de malgastar recursos públicos en
sinvergüencerías como estas, cuando tantas carencias sociales existen y tantas
familias lo están pasando mal. El mamotreto es una ruina en la que no procede
gastar ni un solo euro más, y está interrumpiendo la visión que toda la vida ha
existido de la Playa de Las Teresitas desde el Pueblo de San Andrés y desde su
avenida. Que apechuguen sus responsables, pero por favor que desaparezca de ahí
de una vez. Que se cumplan los deseos de los Ciudadanos de Santa Cruz de
Tenerife, que en las encuestas a pie de playa y por Internet de la iniciativa -La playa que queremos- que realizó el propio
Ayuntamiento, contestaron mayoritariamente que NO querían el mamotreto allí, ¡¡¡YA
ESTÁ BIEN!!!
© Cándido Quintana
Plataforma
por el Derribo del Mamotreto y contra la Corrupción
No hay comentarios:
Publicar un comentario