PARO REGISTRADO Y AFILIACIONES: ¿RESULTADOS POSITIVOS?
JOSÉ
IGNACIO PÉREZ INFANTE *
El dato verdaderamente significativo es el de las afiliaciones
de la Seguridad Social que se redujeron en una cifra cercana a las cien mil
personas, muy similar a la de un año antes.
Las afiliaciones en situación de alta laboral o asimilada a la
Seguridad Social descendieron en agosto en relación con el mes precedente en
casi cien mil (97.582), mientras que el paro registrado en las oficinas
públicas de empleo aumentó en algo más de ocho mil personas (8.070). Estos
datos reflejan en parte la situación estacional negativa que tradicionalmente
tiene el mercado de trabajo en ese mes, como consecuencia de que la mayoría de
las contrataciones veraniegas se realizan en los meses anteriores, así como por
la inactividad propia de los periodos vacacionales.
En agosto muchas ramas importantes de la economía española, como
las manufacturas, la construcción y la educación mantienen una actividad muy
baja. De hecho, esos datos son favorables si se comparan con los mayores
retrocesos de las afiliaciones y los mayores aumentos del paro registrado que
se han producido en el mes de agosto en la mayoría de los últimos años, aunque
si la comparación se efectúa con agosto de 2013 el descenso de las afiliaciones
es prácticamente el mismo (-97.600, frente a -99.100) y el aumento del paro
contrasta con el ligero descenso que se produjo hace un año (31 personas
menos).
Pero conviene que profundicemos algo más en el significado de
estos datos.
En primer lugar, porque el descenso de casi cien mil
afiliaciones apenas repercute en el aumento del paro registrado (solo aumenta
en ocho mil personas), en parte, por el retroceso que se está produciendo en la
población activa (quizás no está de más recordar que la población parada es la
diferencia de la población activa y de la ocupada). Y no es lo mismo que el
reducido aumento del paro se hubiera producido por un también reducido descenso
del empleo (cuestión que en esta ocasión no ha sido el caso) si no por una
fuerte caída de la población activa.
Esta caída que se corresponde no solo con el envejecimiento de
la población en edad de trabajar, sino, principalmente, con una situación del
mercado de trabajo muy desfavorable. En efecto, el elevado nivel de paro
existente, de cerca de seis millones de personas, según la EPA del segundo
trimestre, y las dificultades que esas personas tienen para encontrar empleo,
provocan el aumento de la emigración, en particular de extranjeros, y el
desánimo de personas, hasta entonces paradas, que dejan de buscar empleo
activamente y que se convierten en inactivas. Además, aparte de la reducción de
la población activa, en el escaso crecimiento del paro registrado puede estar
influyendo la falta de motivación de los desocupados para inscribirse en las
oficinas públicas de empleo como demandantes de empleo ante la ineficacia de la
gestión de colocación de esas oficinas cuando esos desocupados no tienen
derecho a las prestaciones por desempleo y, por lo tanto, no tienen la
obligación de inscribirse.
¿Son tan positivos los datos como mantiene el Gobierno?
Y en segundo lugar porque desde el punto de vista de la
repercusión de la recuperación económica en el mercado de trabajo el dato
verdaderamente significativo es el del empleo, el de las afiliaciones de la
Seguridad Social en este caso, más que el del paro registrado, y esas se
redujeron, como ya se ha señalado, en una cifra cercana a cien mil y muy
similar a la de un año antes. Éste dato, desestacionalizado para corregir los
efectos negativos de carácter estacional del mes de agosto, muestra que las
afiliaciones han tenido un comportamiento negativo al reducirse en 2.300,
rompiendo así la tendencia ligeramente positiva observada desde septiembre y,
en muy en concreto en julio con un aumento desestacionalizado de 11.900.
Este empeoramiento de las cifras desestacionalizadas en el mes
de agosto, que se han convertido en negativas después de once meses
consecutivos de evolucionar positivamente, podría estar indicando que los
efectos de la recuperación económica no están siendo muy significativos y,
desde luego, tan notablemente positivos como mantiene el Gobierno, y que en el
último mes, si no agotándose, si se ven frenados sustancialmente.
Pero es que, además, las contrataciones registradas tampoco han
evolucionado tan exitosamente como el Gobierno ha defendido, puesto que en cifras,
igualmente, desestacionalizadas disminuyeron en agosto en algo más de cincuenta
mil (50.872), cuando en julio habían aumentado en más de treinta mil (30.106).
La distribución de las contrataciones registradas en agosto
sigue indicando una precarización muy intensa y creciente del empleo, como
también se deducía de las estimaciones de la EPA del segundo trimestre, ya que
el porcentaje de las contrataciones indefinidas sobre el total de las
registradas, el 6,4%, es muy reducido (lo que significa que el 93,6% de las
contrataciones son temporales, cifra que parece realmente abusiva. Pero es que,
asimismo, el porcentaje de las contrataciones a tiempo parcial, que se sitúa en
agosto en el 35,5%, aumenta en prácticamente cinco puntos porcentuales respecto
a la situación anterior a la reforma laboral de 2012 que flexibilizó
considerablemente esta modalidad de contratación.
Por último, y con datos de un mes antes, de julio (último
disponible), la tasa de cobertura de las prestaciones por desempleo (indicativo
del porcentaje de parados con experiencia laboral que las reciben) ascendía en
agosto al 60,6%, 4,1 puntos porcentuales menos que un año antes, 6,7 puntos
menos que dos años antes y casi 18 puntos por debajo de la media de 2010 (el
78,4%).
Esta reducción de la tasa de cobertura podría explicar, en
parte, el escaso aumento del paro registrado ya que, como se ha indicado, las
personas desocupadas que no tienen derecho a las prestaciones por desempleo
tampoco tienen la obligación de inscribirse como demandantes de empleo en las
oficinas públicas de empleo. Si a la caída de la tasa de cobertura se añade la
persistencia de la disminución de la cuantía media de las prestaciones (el 7%
para el total y el 4% para las contributivas en tasas de variación interanual, respecto
de igual mes del año anterior), la imagen que se nos reproduce es la de una
protección por desempleo cada vez más baja y escasa, como consecuencia de los
retrocesos en la regulación de esa protección que se introdujeron a partir de
julio de 2012, tanto con la reducción de las cuantías de las prestaciones
contributivas como con la limitación del subsidio por desempleo, ámbito
personal de la protección asistencial que impacta sobre todo en las personas
paradas de mayor edad.
________________________________________
Por José Ignacio Pérez Infante |
Miembro de Economistas Frente a la Crisis.
Fuente: nuevatribuna.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario