TIEMPO MUERTO
Eduardo
Sanguinetti, filósofo, poeta y
performer. (Foto:
Vera Sanguinetti)
"Hoy todavía queda tiempo para
asistir al entierro de los muertos recientes, mañana no habrá tiempo, puesto
que los muertos serán dejados allí mismo donde caen y peor para aquel que
derrame alguna lágrima" (Inicio del capítulo II de mi novela Morbi Dei, Ed.
Corregidor).
La democracia ha entrado definitivamente en una forma senil de histeria de la tercera edad, ya no tiene suficiente energía para suscitar un enemigo interior poderoso. Javier Milei, por ejemplo, no es más que un eczema o gallina degollada, que, mucho más que su propia fuerza basada en el "voy por todo", demuestra la debilidad intrínseca de todos los sistemas políticos actuales, y esta debilidad es una de las características de este tiempo: la pérdida de las defensas inmunológicas.
Precisamente porque el sistema
representativo es extremadamente débil y lo social extremadamente frágil en sus
estructuras como un cuerpo ultra protegido, cualquier excrecencia cancerosa
puede surgir en cualquier confín de este cuerpo social, vulnerable a todos los virus
a partir del momento en que todas sus funciones han sido entregadas a
organismos artificiales, a ordenadores con datos, carentes de contenido, que
darían sentido a su existencia.
Lo apreciamos de modo muy claro en los
medios corporativos de manipulación de información, en los discursos distópicos
balbuceantes de políticos de nuevo cuño, que no dejan de hablar de lo social:
ya no es una ambición, un sueño, una utopía, una lucha, se trata de un hombre
definitivamente enfermo, bajo profusión continua.
La única ideología actual, mal que le
pese a quienes me silencian, como ha acontecido en un encuentro académico, que
tuvo espacio en una Universidad, días pasados, donde silenciaron mi palabra,
cargada de presagios, un panel nostálgico de personeros del pasado perimido,
siempre vigente, espejismos obscenos de una comunidad mundial, con el
rinencéfalo incrustado, reclamando su parte de barro y sangre.
Personajes espectrales, habilitados por
las sacrosantas fábricas de información falaz, replicando el mismo mantra del
movimiento browniano exponencial, siempre en función de silenciar a quienes
deseamos comenzar a desandar el sendero impuesto por una democracia perimida,
interviniendo en los intersticios, dialogando y dando posibilidad a llevar a
cabo profundos cambios y modificaciones en la existencia de una humanidad,
célibe y obstinadamente terapéutica de males que se replican y hacen peligrar
un futuro que nunca llega.
Es lo que especialistas practican sobre
lo social, los ecologistas sobre la naturaleza, lo que todos practican sobre un
tropel de ideologías difuntas, de las que el mensajero sionista Milei sabe
hacer buenos dividendos, apelando a la improvisación en nombre de la desmesura
y la crueldad al servicio de intereses muy particulares, donde todo está permitido,
menos la libertad. Ciencias de la comunicación, bazar abierto a cualquier
recién llegado, tal el caso de este tal Milei, con ánimos de elevarse como un
Pantagruel modelo tercer milenio, indigno de considerarlo de modo sensible y
meditado.
Hemos olvidado que hay que dar lugar al
tiempo muerto, que el tiempo muerto posee una virtud, y que hay que respetarla.
El yo es fabricado día y noche por sus
representaciones, en pesadillas, travestidas de sueños, que encantan como
fantasmas a los espectros de una humanidad, que de modo ingenuo interioriza lo
exterior, exteriorizando el maquillado interior. Ballet relativizador de la
clásica oposición: objetivismo-subjetivismo // logicismo-pragmatismo. ¿Cómo
podemos ignorar el romance eterno de subjetivo y objetivo?, pues ya no somos
juguetes o víctimas, podemos ser autores y coautores.
Descubrimos con cierto retraso que lo
social era en efecto, una colonización de la sociedad, un protectorado en el
que comienzan a pudrirse las energías y que hay que escapar a lo social y a las
conquistas sociales para relanzar. ¿Relanzar qué? Una nueva socialidad de la
cara interna de la interactividad y del dinamismo permanente, una actualización
sin mañana de todas las potencialidades, una incesante comunicación de
informaciones inútiles, de redes desmultiplicadas, una sociedad finalmente
entregada a su propia energía y desahogándose en su iniciativa, pero en la que
el academicismo conectado de los jóvenes buitres, que se reciclan todos los
días equivale al academicismo glacial de los viejos políticos, vetustos desde
siempre, fundamental tenerlo en cuenta.
¿Debemos asombrarnos de ello? La
descolonización ha dado en todas partes los mismos resultados. Siempre ha
fracasado (o triunfado, como se prefiera) en el sentido de que ha infectado a
los países colonizados de todas las secuelas de los países colonizadores, bajo
la excusa de la independencia, a unos problemas de identidad irresolubles, de
recuperación de una historia y de una ideología que no era la suya, y sin dejar
jamás de ser explotados a través de su propia autonomía, es decir sustituyendo
al protectorado a la fuerza por una servidumbre consentida.
Ya no hay que dividir para reinar: basta
con enfrentar a cada cual a sus propias responsabilidades. Espectáculo de una
extraña inversión de causalidad, justificando la decadencia y caída,
justificando un hecho a través de la causa que lo produce, devenido en
principio de uniformidad.
Si la ley de exclusión es el límite, la
legitimación excede como mucho a la propia ley. Es la coartada de la ley, la
señal de diferencia, su límite, su arbitrariedad, su criminalidad al desafiar a
la unidad que debe prevalecer en este tiempo de fuegos cruzados, confrontando
en las nupcias planetarias de la democracia ficcional y la información
fraudulenta, celebradas en la web.
No puedo dejar de manifestar ante la
urgencia que impone la realidad, que no siempre deviene en verdad, ante el
intento de asesinato a Donald Trump, sin victimizarlo, que en EEUU
la mayor parte de actos terroristas son cometidos por fanáticos de extrema
derecha de supremacías blancas. EEUU tiene problemas serios con milicias de
FFAA, que combatieron en los diversos frentes del planeta, en guerras
instaladas bajo presión, que vuelven a su país con trastornos mentales graves.
¿Los Servicios Secretos han fallado custodiando a Trump? ¿Quiebre de creencia
en la veracidad de todo y de todos?
“Si no hay comida cuando se tiene
hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no
se respetan los derechos elementales de las personas. La democracia es una
cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan parlamento”.
Nelson Mandela
(*) Filósofo (Cambridge, Inglaterra), poeta,
performer, ecologista, artista y periodista argentino. Pionero en el arte
performativo. Precursor del minimalismo en América Latina y del Land Art según
Jean Baudrillard. Autor del "Manifiesto de los indignados contra el
neoliberalismo'' año 2011. Miembro-asesor de The World Literary Academy
(Cambridge, Inglaterra), "Biography of the year Award" Historical
Preservation of America (1986), "Man of the Year" IBC Cambridge 2004,
Honoris Universidad de Bologna, Nominado en dos ocasiones a la Beca Guggenheim.
Miembro activo de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).
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