SOLIDARIDAD DEL CENTRO DE ESTUDIOS AFRICANOS DE LA UNIVERSIDAD DE LA
LAGUNA CON EL PUEBLO DE PALESTINA
CENTRO
DE ESTUDIOS AFRICANOS DE LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
El Centro de
Estudios Africanos de la Universidad de La Laguna tiene como objetivos dar a
conocer, mediante la investigación y la divulgación, el continente africano en
todas sus facetas (sociales, económicas, medioambientales, culturales y
científicas), a la vez que actuar de puente entre Canarias y los pueblos de
África, promoviendo la solidaridad, el encuentro cultural, la cooperación, la
mitigación de las desigualdades socioeconómicas y la lucha contra cambio
climático.
Cuando ya se creían olvidadas las masacres coloniales de los siglos XIX y XX, el pasado 7 de octubre comenzó una de las más importantes del siglo XXI. La ocupación de Gaza y de Cisjordania por el Estado colonial sionista de Israel ha provocado en apenas cuatro meses más de 30.000 muertos, 8.000 desaparecidos bajo los escombros y más de 70.000 heridos y mutilados.
Los pueblos del
continente africano llevan sufriendo la opresión colonial desde la Antigüedad.
La esclavitud de las potencias europeas y de diversos países árabes se prolongó
por más de 300 años en la Edad Moderna; después, el reparto de África entre las
potencias europeas en Época Contemporánea se hizo a costa del genocidio de los
pueblos africanos, primero para someterlos a régimen colonial y luego para
obligarlos a servir de mano de obra semiesclava a las empresas y estados
europeos.
Así, la denominada
“trata sahariana” se estima que supuso el traslado de unos 9 millones de
personas desde la región sudanesa a la cuenca mediterránea. Con dirección al
Océano Índico serían no menos de 5 millones los pobladores desplazados forzosos
del África Oriental. Todo esto a lo largo de la Edad Media y Moderna. Según
algunas fuentes, en tres siglos, de 1550 a 1850, unos 12 millones de africanos
fueron reducidos a la esclavitud en el África Occidental. Se calcula además que
sólo el 30% de los esclavos llegaron a su destino.
Con los inicios de
la colonización africana y el posterior reparto del continente entre las
potencias europeas en la Conferencia de Berlín de 1885, tuvieron lugar
genocidios y masacres todavía peores en las que participaron países como
Alemania, Bélgica, Francia, Reino Unido, pero también Portugal y España.
Resumimos algunos de los más destacados.
El genocidio
contras los pueblos herero y nama ya es el peor crimen de la historia colonial
alemana. Durante la Batalla de Waterberg en 1904, la mayoría de los rebeldes
herero huyeron hacia el desierto, donde las tropas alemanas bloquearon
sistemáticamente el acceso de estos al agua. Se estima que fallecieron más de
60.000 hereros y solo alrededor de 16.000 sobrevivieron a la campaña de
exterminio. Se crearon campos de concentración de detenidos, donde muchos
fallecieron.
Leopoldo II de
Bélgica (1835-1909) pasará a la historia como uno de los mayores genocidas que
ha conocido la humanidad. Además de su función como gobernante, este monarca
fue un hombre de negocios sin escrúpulos. En la conferencia de Berlín de 1885,
donde se decidió el reparto de África entre las potencias europeas, el monarca
recibió, a título personal, el Estado Libre del Congo. Se calcula que unas
10.000.000 de personas fueron asesinadas bajo su reinado. El monarca, que nunca
vio el terror en directo porque jamás puso un pie en el Congo, exterminó a la
mitad de la población en 23 años.
Entre 1830 y 1962
Argelia estuvo ocupada por Francia. El colonialismo francés se vio envuelto en
crímenes atroces contra la humanidad, incluidos el genocidio, la tortura y los
asesinatos. Según el presidente argelino Abdel Majid Tebboune, más de 5
millones de argelinos murieron a manos de los colonos franceses en un lapso de
un cuarto de siglo. La Liga Argelina para la Defensa de los Derechos Humanos,
sin embargo, cifra en 10 millones en un informe que se hizo público en 2017. La
mayor atrocidad cometida por los franceses ocurrió el 8 de mayo de 1945. Aquel
día, cientos de miles de argelinos celebraron el final de la Segunda Guerra
Mundial y exigieron que Francia cumpliera su promesa de otorgarles la
independencia. Las fuerzas coloniales respondieron con munición real y
asesinaron a 45.000 civiles desarmados. Según las estimaciones efectuadas por
los historiadores argelinos, 1,5 millones de argelinos perdieron la vida
durante el transcurso de la lucha por la independencia (1954-1962). Los
historiadores franceses cifran este número en 400.000 en ambos bandos. Francia
utilizó a civiles como rehenes y escudos humanos en su guerra contra el
Ejército de Liberación Nacional de Argelia. Según los historiadores, las
autoridades francesas arrasaron pueblos enteros mientras se practicaban
diferentes formas de tortura contra la población argelina, incluido el
electrochoque, el uso de pozos de agua como prisiones y el lanzamiento de
detenidos desde helicópteros.
Cuando a comienzos
de los 50, el gobierno colonial de Kenia amenazó a la etnia kikuyu con la
expulsión de sus tierras, cerca de un millón y medio de miembros de esta tribu
se alzaron en armas bajo la bandera Mau Mau, un apelativo creado por la propia
metrópolis británica para otorgar un carácter primitivo al movimiento. La
represión fue brutal (en aquel momento, menos de 10.000 ciudadanos blancos
poseían más del 25% del territorio keniano): Según la Comisión de Derechos
Humanos keniana, al menos 65.000 personas fueron ejecutadas por las tropas
británicas durante el periodo 1952-1961. Unas cifras, que para la profesora de
Harvard Carolin Elkins, serían infinitamente superiores. En su obra Britain’s
Gulag, la autora denuncia que más de 100.000 kenianos podrían haber sido
asesinados, pese a que solo 32 británicos fallecieron como consecuencia directa
de los combates. A su vez, el 90 por ciento de los kikuyu fueron detenidos en
algún momento del conflicto y traslados a campos de concentración donde se
produjeron abusos de todo tipo contra los detenidos, como castraciones y
agresiones sexuales masivas.
Ardua fue la lucha
de liberación nacional de los pueblos africanos para liberarse de las taras de
un colonialismo que les trataba poco menos que como animales. En un período
corto de tiempo, algo más de dos décadas, el mapa del África colonial se
convirtió en el de los países independientes y soberanos después de las
independencias de las colonias portuguesas. Quedaron algunos restos de la
sinrazón colonial, como los casos del Sáhara Occidental español, Rodesia del
Norte (Zimbabue), Namibia o Eritrea, así como el apartheid en Sudáfrica.
Por tanto, nadie
mejor que los pueblos africanos para explicar el significado del colonialismo y
su oposición al mismo. No es casualidad que haya sido la Sudáfrica sin
apartheid la que haya denunciado por delito de genocidio ante la Corte
Internacional de Justicia al Estado de Israel, la última colonia europea en
Oriente Próximo (recordar que Palestina era un protectorado del Reino Unido
cuyo territorio y las gentes que lo habitaban fue entregado al sionismo para
crear el Estado de Israel en 1948).
Las numerosas
resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas a favor de las legítimas
reivindicaciones del pueblo de Palestina son clara muestra de la real y
efectiva ocupación de Israel del territorio histórico de este pueblo. El
“derecho de libre determinación de los pueblos”, esto es el “derecho de
autodeterminación”, es un derecho fundamental protegido al más alto nivel por
el ordenamiento jurídico internacional. Está recogido en el primer artículo de
la Carta de las Naciones Unidas, tratado fundacional de la Organización, así
como en otros instrumentos legales internacionales, incluso los Pactos de
Naciones Unidas relativos a los Derechos Civiles y Políticos y a los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales. Está considerado “jus cogens”, esto es,
derecho imperativo de posición jerárquica superior, imponiéndose sobre
cualquier norma contraria de derecho dispositivo, automáticamente nula según la
propia Carta y la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados. Fue
bajo esta Carta de las Naciones Unidas que los pueblos africanos fueron reconocidos
con el derecho a su autodeterminación y adquirieron su independencia a veces
por la retirada de la metrópoli, pero la mayoría de veces acudiendo a la guerra
de liberación nacional que legitima la Carta de las Naciones Unidas.
Basado en el
Artículo 1 [1] de la Carta se aprobó en 1974 la Resolución 3236 de la Asamblea
General de las Naciones Unidas que reconoce “el derecho inalienable de los
palestinos a regresar a sus hogares y recuperar sus bienes desde donde quiera
que se encuentren desplazados y desarraigados y pide su retorno“, así como el derecho a la
autodeterminación del pueblo palestino señalando que “reconoce además el
derecho del pueblo palestino a recuperar sus derechos por todos los medios de
conformidad con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”
y “apela a todos los Estados y organizaciones internacionales para que presten
su apoyo al pueblo palestino en su lucha por que se restablezcan sus derechos,
de conformidad con la Carta”.
El Centro de
Estudios Africanos de la Universidad de La Laguna tiene como objetivos dar a
conocer, mediante la investigación y la divulgación, el continente africano en
todas sus facetas (sociales, económicas, medioambientales, culturales y
científicas), a la vez que actuar de puente entre Canarias y los pueblos de
África, promoviendo la solidaridad, el encuentro cultural, la cooperación, la
mitigación de las desigualdades socioeconómicas y la lucha contra cambio
climático. Entre las líneas de trabajo del CEA-ULL se encuentran la organización
a lo largo del año de jornadas, seminarios y encuentros sobre diferentes
aspectos de la realidad africana, la cooperación Universidad de La
Laguna-África, la movilidad de estudiantes y profesores de las universidades
africanas y de la Universidad de La Laguna, la formación e investigación en
estudios africanos, así como servir de lugar de encuentro de los miembros de la
comunidad universitaria y la sociedad civil interesados en el mejor
conocimiento y difusión de África. Todos estos objetivos serían imposibles de
llevar a cabo sin la soberanía e independencia de los Estados africanos que,
después de su liberación del colonialismo, ha creado sus universidades al
servicio de sus pueblos y colaboran en pie de igualdad con otras universidades
del mundo en general, y de la Universidad de La Laguna en particular.
Por tanto, la lucha
de nuestro centro por un mundo sin colonialismo no solamente es en el
continente africano sino en cualquier lugar del planeta donde persista el
mismo. Y hoy es Palestina y su pueblo el que sufre esta lacra en pleno siglo
XXI. Por ejemplo, el ejército israelí ha desaparecido con sus bombardeos todas
las universidades de Gaza. Manifestamos así la solidaridad con el pueblo de
Palestina en su lucha de resistencia contra la ocupación colonial del sionismo
y pedimos a las diferentes instituciones de la Universidad de La Laguna que se
manifieste al respecto (Consejo de Gobierno, Consejo Social, Claustro
Universitario, Facultades, Departamentos y otros).
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