DAVID BRONCANO LE HA QUITADO EL
RESPIRADOR A TU ABUELO
TONI
MEJÍAS
El presentador David Broncano
durante una gala de premios en Vitoria, a 9 de septiembre de 2023.- Iñaki
Berasaluce/EuropaPress
Desde hace un par de décadas, para la derecha política y mediática, cualquier agujero es trinchera y cualquier arma es arrojadiza. Si llevan viviendo al calor de ETA durante años pese a su disolución, cómo no van a aprovechar cualquier grieta que puedan otear para intentar colarse o disparar a través de ella. En esta guerra que libran por recuperar el poder que creen que les pertenece, le ha tocado esta semana sufrir la metralla al presentador David Broncano.
Desde que se hizo público el posible fichaje de La Resistencia por parte de RTVE, tanto el programa como el presentador han tenido que aguantar un reguero de ataques orquestados desde la derecha. Por ejemplo, el diario El Mundo ha ido casi a noticia por día, hablando desde los malos datos de audiencia del espacio televisivo (pese a que en la televisión de pago es imposible de medir correctamente) hasta de los padres hippies de David Broncano o de su riqueza actual. Más allá ha ido Juan del Val en El Hormiguero, el programa con el que competirá en franja, diciendo que es una estrategia de la Moncloa para acabar con Pablo Motos. Como si él y su acomplejado jefe fueran a destapar el nuevo Watergate cuando no son más que unos propagandistas mediocres.
Pero, como casi
siempre, el quid de la cuestión es el dinero. Si hace unas semanas se aireaba
el sueldo de la periodista de RTVE Silvia Intxaurrondo e, incluso, el jefe de
gabinete de Ayuso le acusaba en Twitter de cobrar en B, ahora el fichaje de La
Resistencia ha hecho saltar las alarmas por el coste para el ente público. Como
siempre en estos casos se habla de las grandes cifras, de 28 millones por dos
años, sin decir que serán alrededor de 80.000 por programa. Más barato que su
competidor o, por no irnos a la privada, más económico que la serie que se emite
ahora en ese horario. Pero sin entrar en el debate de si es ético, justo o no,
lo gracioso (y grave) es que a raíz de estas cifras parece que a la derecha de
repente le importan los impuestos y qué se hace con ellos. Tras años
desacreditándolos, cargándose lo público y despilfarrando y/o robando de ellos,
de repente le preocupan.
Más allá de lo
demagógico del asunto, es deleznable que tanto el líder del PP en público,
Feijóo, como la líder del PP en privado, Ayuso, hayan aprovechado el asunto
para hablar de que con ese dinero se podría financiar la Ley ELA (esclerosis
lateral amiotrófica). Habría que preguntarles cuántos tratamientos se
costearían con el dinero con el que riegan a los pseudomedios mamporreros que
se han creado con el único fin de desgastar al Gobierno y difundir bulos. O si
le preocupa tanto lo público, que cuiden Telemadrid, que esta semana abrieron
un telediario con una noticia falsa cuya única fuente era uno de esos
pseudomedios que financian y que, finalmente, tuvieron que rectificar. ¿Cuánto
cuesta hacer ese programa? ¿Cuánto cuesta mantener un ente de propaganda
institucional que sobre el caso del novio de la presidenta solo da la versión
del Partido Popular? Ahí no les duele gastar el dinero de todos y todas.
Pero puestos a hablar
de dinero público. ¿Cuántos tratamientos de esclerosis se podrían pagar con lo
que costó un hospital fantasma como el Zendal? ¿Cuántos con el dinero del
rescate a la banca? ¿Cuántos con el dinero que perdona Ayuso a los más ricos al
eliminar el Impuesto de Patrimonio? Ahora resulta que a la derecha le importa
la sanidad y los enfermos, pese a que sistemáticamente ha ido cargándose los
servicios públicos y beneficiando a los privados. Años deslegitimando los
impuestos, diciendo que se los queda Sánchez para sus viajes en Falcon, creando
una animadversión a algo tan necesario para mantener el Estado de Bienestar y
ahora, de repente, les importan. Cuando no es para su beneficio, obvio.
Con esto no estoy
defendiendo ni el fichaje ni el programa, que no es de mi incumbencia ni estoy
aquí para eso. Pienso que la televisión pública, que no tiene la función de
obtener beneficios, aunque sí debe ser competente y de calidad, debería apostar
por nuevas caras y dar la oportunidad a nuevos formatos, a nuevas voces y no
solo a consolidados, dada esa vocación de servicio público. Pero es curioso el
revuelo que ha generado el fichaje de un espacio televisivo donde la política
institucional no está presente y que, pese a poder calificarse de rompedor o
transgresor, en cuanto a temas políticos, salvo algunas pinceladas, muchas
veces es tibio o blanco. Suponemos que preferirían ese espacio para uno de los
suyos como Carlos Herrera, que ha criticado el fichaje, pero que no tuvo
problemas en gastar 330.000 euros por programa (más del triple que La
Resistencia) en RTVE en 2017.
Tal vez David
Broncano en su nueva cadena y en su nueva franja horaria no pueda hacer sus
preguntas habituales sobre sexo y dinero, pero puede incluir nuevas como
"¿Cuánto hay de espera en tu Comunidad para el médico de cabecera?"
"¿Cuánto ha subido el alquiler en los últimos años en el barrio donde
vives?" "¿Cuántos alumnos hay por clase en la escuela de tu
hija?". Si tanto les importa la gestión del dinero público, que primero
valoren cómo lo invierten en los lugares donde gobiernan. Todo lo demás es humo
e interés personal.
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