DEL BROMURO A LA VIAGRA
QUICOPURRIÑOS
Abro hoy martes el “Diario de Avisos” como cada día
mientras tomo el primer café en mi Bar de La Rambla. En medio de tantas
tragedias, que por repetidas y por mucho
que nos duela, se nos hacen ya familiar y casi ni les prestas atención, una
noticia que despierta mi curiosidad:
Investigan la compra de 35.000 comprimidos
de Viagra. “El diputado Elias Vaz ( Partido Socialista Brasileño, PSB) ha
solicitado explicaciones al Ministerio de Defensa por la compra de 35.320
comprimidos de Viagra por parte de las Fuerzas Armadas”.
De coña, pensé. Pero como a mí me gusta pensar, pues me puse a razonar, a investigar y a preguntarme y entonces me dije:
¿Quién
puede estar detrás de dicha compra?. No sé porqué pensé inmediatamente en algún
pariente de doña Isabel Díaz Ayuso y me equivoqué, pero veamos cual fue mi
razonamiento. La Viagra la produce Pfizer, Pfizer la vacuna Moderna, para
atajar el Covid-19, eso me llevó a las mascarillas y de ahí a que algún intermediario
habría entre el laboratorio de las pastillitas azules y el jefe de compras de
las Fuerzas Armadas brasilerias, y me dije, pues claro un Ayuso, razonando que
el apellido podría tener algún origen brasileño. Pero erré, no era así. Resulta
que en Brasil, de una población de doscientos doce millones de habitantes, tan
solo portan el apellido Ayuso, trescientas dos personas, frente a las diecisiete
mil doscientos veintitrés, Ayuso arriba, Ayuso abajo, censados en España, luego
la posibilidad del parentesco se hacía estadísticamente improbable,difícil.
Pero lo que definitivamente me convenció de la falta de implicación de un
posible pariente de la Presidenta de la Comunidad madrileña en el negocio de la
viagra carioca fue el propio origen del apellido Ayuso, que deriva del término
latino “ad deorsum” que significa ”hacia abajo o abajo”, lo cual va
radicalmente en sentido opuesto al fin perseguido por los descubridores de la milagrosa
pastillita azul , cuyo objetivo es que aquello mire en el otro sentido, es
decir hacia arriba.
Disculpas
anticipadas pues a la Sra. Díaz Ayuso por haber sido tan mal pensado.
Pero
llegados a este punto, seguí haciendo trabajar a las neuronas que aún me
sobreviven y me formulé otras preguntas:
1ª) ¿Las pastillas han sido adquiridas para ser consumidas por la
tropa? Entiendo que no estadística en mano, debido a que la soldadada habrá de
ser numéricamente más numerosa que las raciones recibidas y porque la franja de
edad hace presumible intuir que no precisen de ese refuerzo para conseguir
levantar su espíritu. Luego, sospechosamente deduje, que los comprimidos son
comprados para ser ingeridos por los mandos, lo cual me resulta toda una cacicada
( una injusticia, una ilegalidad, una prevaricación en toda regla, me
encantaría leer el expediente administrativo de compra y cuál es la motivación
esgrimida para la adquisición) y a ello concluí porque, cuando se hacen
cacicadas de este tipo, sus autores sueles ser torpes, no saben disimular, se
delatan ellos mismos, por ir de sobrados y es que el número de estimulantes
adquiridos ( ya podrán haber redondeado la cifra para al menos disimular) es prueba más que suficiente de a quienes van
dirigidos, que no es otro que a los 35.320 componentes de mandos de los
ejércitos cariocas comprendidos en la franja de comandante a general, quedando
fuera los soldados y mandos patateros hasta sargentos incluidos, que hasta en
eso hay clases.
2ª) Qué diferencia con el ejército español, con el de la época de
“la mili”. Entonces a los “sorchis” se les mezclaba en el rancho o sopa que se
comía en los cuarteles una abundante ración de bromuro, con el objeto de
mantenerles la lívido baja y evitar lamentables erecciones inapropiadas en las
duchas, mariconadas esas no bien vistas y que atentaban contra el honor castrense.
Y además, pienso yo, a los soldaditos españoles se lo colaban en la sopa, que
ingerían sin darse cuenta, pero a los soldaditos brasileños si se las mezclan
en la sopa, ¿acaso no se darían cuenta de que algo iba mal en ese primer plato
al ver los fideos tiesos? Eso me convenció, aún más si cabe, de que las
pastillitas estaban reservadas a los mandos.
El
servicio militar en España pasó de obligatorio
a voluntario, y finalmente a profesional. Quizá el sueldo de un soldado, no sea
muy elevado, por eso el que cada vez haya menos demanda para ese empleo. Sin
embargo, la idea brasileña, hay que reconocer que no está mal. Si en la oferta
de empleo público para cubrir las vacantes de los tres ejércitos, además del
sueldo ofrecido se incluye como complemento no salarial, dos cajitas de viagra
al mes, proporcionadas junto a la soldadada y sin receta médica, casi seguro
que se incrementan las vocaciones militares.
Y
yo que no hice la mili porque fui declarado “no apto para el servicio”, o como popularmente
se decía entonces, por inútil, con lo bien que me vendría ahora una azulita.
“Dedicado
a mi querida Conchi Yanes, farmacéutica
de Playa de San Juan “
quicopurriños
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