CELEBRACIÓN
Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta
Desde niño intentó derrumbar las últimas fronteras, que me separan del mundo de mis ficciones. Cruzo de Solum a Buenos Aires, de Soluterionte a Penny Lane, en las espaldas del sol.
Incluido en mi obra, soy uno más entre mis personajes y mis personajes son mi definitiva realidad.
Pero aún soy un visitante, pues del deseo de algo real no se escapa por la memoria, ni por la imaginación... Y cuándo el deseo ya no importe abordaré Yellow Submarine, cerraré mi cuaderno de bitácora y se detendrá la palabra escrita.
Lo que más me
importa de este relato casual, es la nueva visión y la nueva derrota... En mi
día de cumpleaños, me he celebrado, creo muy preciso que lo llevemos a cabo
quiénes somos seres dignos, únicos e irrepetibles, nobles, enemigos y
resistentes a este tiempo donde la legitimación de estafadores mentirosos
mafiosos y alcahuetes se hizo rutina a los ojos de un pueblo hambreado
espectador de su vida.
Se ha convertido en
indiscutible e inamovible la tendencia de promocionar el delito elevándose a
categoría "premium" en todo tipo de funcionarios ‘todo color’,
empresarios “mafia”, deportistas, farándula pornográfica, promocionados desde
las redes y corporaciones mediáticas, como referentes de un tiempo de
delincuentes.
Miro hacia atrás,
la vida se me presenta, del principio al fin, bajo el signo del deseo de un
poder mágico, el rumbo de ese deseo evolucionando según transcurre el tiempo,
arrebatado al mundo exterior y hecho sustancia propia, intentando cambiarme a
mí mismo, cambiar el mundo, como persisto, sin pausa ni tregua, llegar a
cristalizarlo: un sueño, en vigilia de día o de noche.
Permanecemos en un
mestizaje de dominios, una desfiguración de lo “sublime” por lo “trivial”,
‘catástrofes’ y ‘parábolas’ que desestabilizan todas las categorías
intelectuales.
Toma ‘status’ de
religión, la ambición mediática, que, al no poder afiliarse a tal o cual
estadio del conocimiento ni a ideología política alguna, sin causa moral que
defender, ni demanda social que satisfacer, busca refugio en un purgatorio
perennis, entre el domicilio universitario perdido y el refugio “seguro” del
poder financiero mafioso megalómano.
A partir de allí,
cobra sentido la necesidad epistemológica y hermenéutica de definir y
establecer una nueva lectura: estamos ante una realidad compleja, y dentro de
registros y códigos de saberes que fueron dejados de lado, ante el poder
totalitario de la web, controlando, vigilando e imponiendo criterio de que
sentir, pensar y conocer.
Se impone hablar
francamente, sin dobleces: sentir, pensar y decir, son la consigna. Mantener la
lucidez, no desesperar y soportar con dignidad este tiempo de transición.
Impedir que muera el genio. No dejarse llevar por la embestida del aparato
represor de la mafia reinante, ante la ausencia de acción de gobiernos
sonámbulos, que pautan y pactan a espaldas de los pueblos, mansos y dóciles.
Y lo único que se
le escapa a este tiempo sin tiempo, es una actitud plena de dignidad y ética,
en temple y conocimiento de revelación apocalíptica. Esta es la coherencia, la
fuerza de cohesión que nos sostiene. Un instante de verdad equivale a la
eternidad, es la eternidad en un instante, enfrentada al instante mercantil
descartable, desechable y perentorio.
El hecho de
preguntarnos día a día si tiene algún sentido simplemente actuar en el mundo
nos lleva hacia el ‘absurdo’ y un misticismo bajo presión pandémica. Absurdo
ante una falta de comprensión cabal del mundo que nos rodea en un punto
extremadamente existencial y personal.
Manifiesto que el
hombre está dotado de una manía irreparable de buscarle un orden, un sentido a
las cosas, origen del absurdo y del final de juego, donde comienzan a accionar
los que huyen del planteo de preguntarse ¿qué hacemos aquí?… son los que han
construido un mundo para pocos, juntando bibelots, son los parásitos
colonizadores, que, cual virus de infecciones asintomáticas, en la ubicuidad de
su ser y estar, lo degradan todo.
La ambición
mediática, al no poder afiliarse a un ideal o una ideología política, sin
causas éticas que defender, ni demandas sociales que satisfacer, va por
acumular dividendos cuantiosos, inservibles en el instante en que la existencia
se encuentra amenazada de un final ordenado… mafiosos infiltrados en estas
corporaciones económicas, hacen y deshacen la vida de los pueblos, ¿caben
dudas?… tantos nombres para dar, tantos… lo dejo para lanzarlos en el momento preciso
en que la crisis ya instalada, sea irrefrenable, no falta demasiado, cual
corolario de un final anunciado.
Infinidad de
ciudadanos de las más diversas latitudes, desde las redes sociales, denuncian
el espionaje y el control ejercidos por el Estado, pero sin embargo son muy
pocos los ciudadanos que critican la vigilancia ejercida por las empresas
privadas.
Y no dudo que es
tan peligrosa como la de los estados, pues no cabe duda de que no hay
diferencia entre el Estado y las grandes empresas o corporaciones. Están unidos
por los mismos intereses de poder y sojuzgamiento de los pueblos… lástima que
no caen en la cuenta de que están unidos en un destino fraguado en usinas de
inteligencia.
Frente a las
corporaciones mediáticas, donde prevalece el optimismo, fomentado por la
banalización de la verdad. Corporaciones mediáticas que cantan la liberación de
la mentira, inmortalizan la “manipulación ideológica” y el “control social”
detrás de sus aparatos de producción cultural, meras herramientas de encuadramiento
y sujeción.
La dominación
entonces: la comunicación. La lógica interna de las industrias culturales
implica sin embargo la promoción de lo singular, lo sorprendente, incluso lo
“anormal” de modo que el estereotipo consumidor, se nutre de una incesante y
siempre azarosa fabricación de prototipos (discursos políticos, culturales,
películas, canciones, vestimenta, gastronomía, delitos).
Enemigo de las
conveniencias, oportunismos y especulaciones, fui, soy y seré irrecuperable
para la mafia enmascarada de políticos de izquierda o de derecha, de la mano
del poder judicial y empresario, tan innecesario cuándo hablamos de vida y
redención… jamás negociable bajo las faldas de la señora política, donde están
empantanados entre olores fétidos, las lacras que dominan el mundo, ante la
mirada expectante y temerosa de los pueblos, anclados en el umbral de la vida
en libertad ... aún en el imperio del Covid-19... y no lo olvidemos: “Ellos
mandan… porque tú obedeces”, Albert Camus...
Este año 2022,
vivámoslo día a día disfrutando de la existencia tratando en paz y coraje las
urgencias más inmediatas de nuestra comunidad… Dignidad, amor, armonía, equidad
y alegría, las consignas a seguir, siempre libres resistentes y solidarios…
Nunca rendirse ante la mafia que controla la existencia de la humanidad…
¡Abrazo fraterno!
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