CATALUÑA SE FUE
FRANCISCO
J. CASTRO*
Cataluña se ha ido por hechos consumados. Da igual que metan en
la cárcel a sus dirigentes políticos. Eso no va a frenar los hechos consumados,
y este conflicto va para largo, a pesar de la propaganda del PP de que todo ha
vuelto a la normalidad. Pero, ya se sabe que nos toman como si fuéramos es tubo
de escape. Y si hay que buscar culpables, encuentro a dos principales, el
anterior presidente del Gobierno, ZP, que puso a España como a un solar: “SE
VENDE”, y al actual, Rajoy, cuya especialidad es hacer “NADA”, y el que hace
nada obtiene nada, y el único “mérito” que le podemos reconocer es haber puesto
a un vampiro en Hacienda, aparte de ser servil de Merkel.
Este conflicto ha sido penosamente mal gestionado por ambas
partes, por los políticos de la independencia y por los llamados
constitucionalistas. En el primer caso, porque no es legítimo declarar la
independencia de forma unilateral, con menos de la mitad de los votos del
pueblo y solo con la mayoría parlamentaria. ¿Y qué pasa con la más de la mitad
de los votos que no quieren la independencia? En el segundo caso, porque el
Gobierno del PP, con aquella mayoría de 2011, lo único que hizo fue pasar el
rodillo sin tener en cuenta a nadie, y ahora, que busca apoyos con el único
objetivo de aferrarse al poder, el problema ya se le ha ido de las manos.
Rajoy ha dejado en manos de los tribunales competencias que no
le son propias, precisamente para no mojarse las manos y seguir haciendo nada,
o lo menos posible. Los independentistas que están en la cárcel no lo están por
sus ideas, como dicen algunos: “presos políticos”. En España no hay presos
políticos. Están porque presuntamente no han cumplido la ley y tienen otros
supuestos delitos a su cargo, como malversación de dinero público. No quiero
entrar en estos detalles porque ya se ha hablado mucho en los culebrones de la
prensa.
Y el verdadero problema es el de los hechos consumados; el
verdadero problema está en Cataluña. Los ciudadanos partidarios del SÍ dan por
hecho que están fuera de España, y no pocos cargos públicos de ayuntamientos
han declarado en la prensa que no piensan obedecer las leyes que vengan de
Madrid. Y, está en Cataluña porque hoy es una comunidad dividida, con familias
rotas, con caceroladas de madrugada, con comerciantes que no saben qué camino
tomar, con un presente y futuro incierto, etcétera. El problema no está
principalmente en los políticos, que también, con su propaganda y sus
decisiones particulares, sino en los ciudadanos, ¿qué camino van a tomar?, que
como siempre pagamos por lo que hacen los políticos irresponsables, a los que
solo les interesa el poder. Esas familias catalanas que ya ni se hablan; esos
comerciantes que ya no saben dónde tributar, porque si lo hacen en una Hacienda
no lo hacen en la otra y siempre tendrán la amenaza de la sanción. No es un
conflicto, es un verdadero caos. Y el problema no está en los actuales
políticos independentistas, porque podrán meter en la cárcel a algunos, pero
vendrán otros.
Las ansias de la independencia, desde ZP, para no irnos más
atrás y no alargarnos, están tan asentadas en buena parte de la sociedad
catalana que ya es imposible volver atrás. Entonces, cuál es la solución. Es
difícil saberlo, pero se me ocurren dos: unas elecciones autonómicas, en las
que el pueblo catalán acepte el resultado de forma pacífica, pero no en
diciembre (demasiado precipitado y con el ambiente caldeado); y el diálogo, esa
palabra manida que no se ha puesto en práctica. Quizá el diálogo hubiera
evitado el peor problema: la ruptura social y la ruptura del bien común.
*Periodista.
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