LAS CLAVES DEL ÉBOLA
MIGUEL
MÁIQUEZ
Es uno de los virus más letales para el ser humano, con una tasa
de mortalidad, en sus brotes epidémicos, de entre el 25% y el 90%. No existe
aún ni tratamiento ni vacuna para hacerle frente, y, aunque se está
experimentando con resultados positivos, el desarrollo de lo conseguido avanza
muy lentamente, entre otras cosas, por problemas de financiación.
Su aparición, hasta ahora siempre en países de África Central y
Occidental cercanos a selvas tropicales, dispara periódicamente las alarmas en
todo el mundo e incluso la imaginación de Hollywood (hay varias películas
basadas en una teórica epidemia mundial), pero los avances reales, casi 40 años
después de que se detectara el primer brote epidémico, siguen siendo
espectacularmente escasos.
El ébola, una amenaza no solo para la salud, sino también para
la seguridad, dado su potencial uso como arma bacteriológica, sigue teniendo el
camino libre, y la única defensa pasa, de momento, por medidas preventivas. Tal
vez, hasta que el virus dé el salto y se cuele en el Primer Mundo, o hasta que
haya indicios solventes de que podría ser utilizado por bioterroristas.
¿Cómo
es el virus del ébola?
El virus ébola pertenece a la familia Filoviridae (género
Filovirus). Es el causante de la fiebre hemorrágica viral del ébola, una
enfermedad infecciosa, altamente contagiosa y muy severa, que afecta tanto a
animales como a seres humanos.
El ébola se detectó por primera vez en 1976 en dos brotes
epidémicos casi simultáneos ocurridos en Nzara (Sudán) y Yambuku (actual
República Democrática del Congo). La aldea en que se produjo el segundo de
ellos está situada cerca del río Ébola, que da nombre al virus.
Existen cinco variedades del ébola: Sudán, Zaire, Reston, Côte
d'Ivoire (Costa de Marfil) y Bundibugyo. Los tipos Sudán, Zaire y Bundibugyo
son los que se han asociado a importantes brotes de fiebre hemorrágica en
África.
De momento, el ébola solo está activo en el continente africano,
pero constituye una amenaza para la salud global, ya que existe el peligro de
que se pueda expandir a otros lugares a través de personas que viajan a zonas
en riesgo y vuelven después a sus países de origen sin ser conscientes de que
están incubando la enfermedad.
¿Cómo
se contagia?
El ébola es transmitido al ser humano por animales salvajes y se
propaga en las poblaciones humanas por contacto directo con sangre, líquidos
orgánicos (saliva, sudor, orina, vómito) o tejidos de las personas infectadas.
El periodo de incubación varía de dos a 21 días, si bien lo más normal es de
cinco a doce días.
Aunque los monos han sido una fuente de infección para las
personas, se considera que los murciélagos de la fruta de la familia
Pteropodidae son los huéspedes naturales del virus.
Para evitar el contagio, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) recomienda evitar el contacto con monos y el consumo de su carne cruda,
así como el contacto físico estrecho con pacientes infectados por el virus.
Los trabajadores sanitarios que atienden a pacientes con
infección presunta o confirmada deben aplicar medidas de precaución para evitar
cualquier exposición a la sangre o líquidos corporales del paciente, así como
el contacto directo sin protección con el entorno posiblemente contaminado.
Los ritos funerarios en los que los familiares lavan el cuerpo
del difunto también son una fuente importante de riesgo de contagio en las
comunidades afectadas.
¿Cuáles
son los síntomas y por qué es tan letal?
En las primeras fases de la enfermedad, los afectados por el
virus presentan fiebres altas de casi 40 grados, fuertes dolores de cabeza,
debilidad intensa y dolor de músculos, cabeza y garganta, seguidos de vómitos,
diarreas, erupción cutánea, funciones renal y hepáticas alteradas e intensas
hemorragias internas y externas.
El virus acaba causando la muerte del 90% de los infectados
debido a las hemorragias que provoca. Al no existir aún un tratamiento o vacuna
específicos, los cuidados intensivos que requieren los casos graves se centran
en intentar bajar la fiebre y en cortar las hemorragias.
Según explica a Efe el director del Instituto Universitario de
Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, Basilio Valladares, se ha
encontrado el virus en el semen de pacientes supervivientes (el 10% del total)
hasta 60 días después de haberse detectado la enfermedad, lo que demuestra su
alta virulencia.
¿Cómo
puede contenerse?
La prevención e higiene en las escuelas, así como la información
a la población local, son fundamentales para poder contener el brote de ébola
que continúa propagándose en algunos países de África Occidental. Según explica
a Europa Press la directora de la ONG Plan Internacional en España, Concha
López, "los países afectados tienen un bajo Índice de Desarrollo Humano y
se enfrentan a severas dificultades por sus frágiles sistemas de salud y
saneamiento". "Si el ébola continúa extendiéndose sin una prevención
activa, podría sobrepasar fácilmente su capacidad de reacción, que ya está
alcanzando sus límites", añade.
La ONG insiste en que la información adecuada y oportuna puede
salvar vidas, ya que, aunque no hay vacuna ni cura para el ébola, hábitos como
lavarse las manos pueden contribuir a detener la infección y su propagación:
"Debemos actuar rápidamente para asegurarnos de que la información
correcta llega a las comunidades de los países afectados sin más demora",
indica el director regional de Plan Internacional para África Central y
Sudocidental, Adama Coulibaly, quien advierte asimismo de que "los rumores
equívocos que abundan en las zonas afectadas dificultan la respuesta del
gobierno y de los organismos humanitarios".
¿Cuáles
han sido los principales brotes hasta ahora?
El primer brote, el detectado en 1976 en Sudán y la actual
República Democrática del Congo, afectó a 318 personas y causó 280 muertes, lo
que supone un índice de mortalidad del 88%. Desde entonces el ébola ha
continuado apareciendo de forma periódica en África Central y Occidental.
En 1995 una epidemia en Kiwit (en el entonces Zaire) afectó a
315 personas y mató a 254 (81%). El brote, que tuvo su origen en un leñador, se
extendió a través de los hospitales. Un año después, en enero de 1996, la
variedad ébola-Zaire atacó Gabón, con 31 casos diagnosticados y 21
fallecimientos. Este país volvió a resultar afectado entre julio y diciembre de
ese mismo año, esta vez en la región de Boue, donde se aislaron 60 casos y
murieron 45 personas. El virus se trasladó a través de una médico de Gabón a Johannesburgo
(Sudáfrica), donde afectó a dos personas, una de las cuales murió.
El primer brote del siglo XXI fue detectado en Uganda, en el
distrito de Gulu, al norte del país, donde la variedad ébola-Sudán infectó en
el año 2000 a 425 personas, de las que fallecieron 224. Entre 2001 y 2002 se
confirmó un nuevo brote en Gabón, que posteriormente se extendió a la vecina
República del Congo.
El balance de la OMS fue de 65 casos con 53 muertos en Gabón, y
de 59 casos y 44 muertos en Congo. En 2003 se contabilizaron en Congo 143
personas afectadas por la variedad ébola-Zaire. Murieron 128 (el 90%). Y en
2007 la enfermedad reapareció en la República Democrática del Congo, donde
afectó a 264 personas y mató a 187. También en 2007 Uganda registró un brote en
el distrito occidental de Bundibugyo, con 149 infectados y 37 muertos.
En marzo de 2014 se localizó un brote en Guinea, causado por la
cepa Zaire, la forma más letal conocida del virus, que dejó un centenar de
muertos. Este verano, otro brote se ha cobrado la vida de casi un millar de
personas tanto en Guinea, como en Liberia y Sierra Leona.
¿Qué
avances ha habido en el tratamiento?
En 1998, el farmacólogo nigeriano Maurice Iwu anunció en el
Congreso Internacional de Botánica que el extracto de la fruta de Garcinia
kola, un árbol de África Occidental, utilizado por curanderos locales en otras
dolencias, detenía el crecimiento del virus en pruebas de laboratorio. No
obstante, aún no se han realizado pruebas concluyentes con animales o seres
humanos.
Uno de los avances más importantes tuvo lugar en 2012, cuando
científicos del National Microbiology Laboratory (Canadá) administraron un
compuesto llamado ZMAb a cuatro monos, 24 horas después de ser infectados con
el virus. El ZMAb está compuesto de tres anticuerpos que se obtuvieron de
ratones a los que previamente se había vacunado con fragmentos del virus. Los
monos que recibieron el ZMAb sanaron sin sufrir efectos secundarios. Un quinto
simio al que no se le había administrado el fármaco murió a los cinco días.
Según explicaron los investigadores, los anticuerpos del ZMAb
atacan y neutralizan una glicoproteína en la superficie del virus que le
permite entrar e infectar las células. Los científicos anunciaron entonces su
intención de desarrollar un anticuerpo más potente llamado Defyrus, que
permitiría, junto a una terapia de genes antivirales, dar con la una cura
definitiva. Sus previsiones apuntaban a 2014 para empezar a trabajar con
humanos.
En septiembre del año pasado, un estudio dirigido por Robert
Stahelin, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana (EE UU) reveló
cómo la proteína más abundante que compone el virus del ébola, VP40, le permite
dejar células huésped y diseminar la infección a otras células en el cuerpo
humano, un hallazgo que podría sentar las bases para el desarrollo de nuevos
fármacos y estrategias de lucha.
Antes, en febrero de 2013, el equipo de investigadores del
Servicio de Microbiología del Hospital 12 de Octubre de Madrid logró dar un
primer paso en el bloqueo de la entrada de los virus del VIH y el ébola en las
células del sistema inmunitario para impedir que se diseminen por el organismo.
El trabajo, que comenzó hace diez años y se encuentra aún en sus primeras
fases, se está realizando en colaboración con la Universidad de Oxford y con el
Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Sevilla.
¿A qué
problemas se enfrentan los científicos?
Las investigaciones que se están llevando a cabo actualmente
para la consecución de una vacuna y un tratamiento contra el ébola se enfrentan
a dos problemas fundamentales: por un lado, todavía no se conocen todas las
proteínas del virus; por otro, tan solo existen cinco laboratorios en el mundo
equipados para trabajar directamente con este tipo de virus, concretamente, en
Estados Unidos, Canadá, Rusia, Francia y Alemania. Los más conocidos son el
laboratorio del CDC (Center for Disease Control, Centro para el Control de
Enfermedades), en Atlanta (Georgia, EE UU), y el USAMRIID (United States Army
Medical Research Institute for Infectious Diseases, Instituto de Investigación
Médica del Ejército de los Estados Unidos para Enfermedades Infecciosas).
Pero el obstáculo más importante es la falta de financiación.
Según explica a la revista digital Materia el biólogo estadounidense Larry
Zeitlin, uno de los descubridores del cóctel de proteínas que ha conseguido
frenar la infección en monos, "el principal problema, al menos para
nosotros, es el apoyo económico. Recibimos financiación del Gobierno
estadounidense, pero llega a borbotones, lo que hace muy difícil desarrollar
rápidamente un fármaco".
Zeitlin, presidente de Mapp Biopharmaceutical, una farmacéutica
que trabaja con el Ejército de EE UU en temas de bioseguridad, añade que
"el apoyo privado podría acelerar el desarrollo, pero los inversores
generalmente no están interesados en productos como éste, con un pequeño número
de pacientes, porque no son muy rentables".
¿Qué ha
ocurrido con la farmacéutica Tekmira?
El pasado 14 de enero, la compañía farmacéutica canadiense
Tekmira, con sede central en Vancouver, anunció que había realizado la primera
prueba en seres humanos de su antídoto contra el ébola, conocido como
TKM-Ebola, dentro de las investigaciones que realiza bajo un contrato con el
Departamento de Defensa de Estados Unidos.
El 5 de marzo, informa eldiario.es, la empresa hizo público que
había recibido una ayuda especial (denominada fast-track, y cuyo objetivo es
"facilitar el desarrollo y acelerar la revisión de medicamentos para una
necesidad médica insatisfecha"), dentro de un contrato de 140 millones de
dólares, para acelerar su investigación.
Días después, el 22 de marzo, se confirmó el brote de ébola en
Guinea.
El presidente de Tekmira, Mark J. Murray, afirmó que "los
nuevos datos demuestran la supervivencia en primates tras haberles inyectado
dosis letales", y que "la plataforma antiviral aplicada incluye el
antídoto antiébola".
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