ADIÓS SABINA, HASTA LUEGO SERRAT!
CARLOS PÉREZ MUJICA
Que doloroso resulta sentir como la desilusión poco a poco le
arranca a la vida unos cuantos pedazos. Decepciones amorosas, contrariedades
familiares, frustraciones académicas, chascos amistosos, desaciertos laborales,
no duelen tanto como el desplome de un icono, el derrumbamiento de una persona
idolatrada. Desde la lejana Tel Aviv llegaron los ecos de un concierto
inexplicable. Girones de melodías, estribillos malogrados. Como perros
rabiosos, el desengaño y la desesperanza le descuajaron a nuestra existencia
con cada nota emitida, con cada frase entonada, con cada dentellada propinada,
grandes trozos de nuestras almas.
Dos artistas españoles en el ocaso de sus carreras y por un
puñado de dólares hicieron sentir a su antiguo público lo mismo que se siente
al vagar por las calles de Roma o de Atenas, por el tiempo devastadas. Así,
como bajo un cielo esplendoroso, con el sol radiante del Mediterráneo cayendo a
plomo sobre sus geografías escarpadas, piedras muertas y ruinas silenciosas,
llenas de confusión y sigilo invocan la contrariedad, así mismo, el
comportamiento avieso de individuos a quienes tú idealizaste sinceros, arruinan
de un zarpazo el sonido aletargado de las tardes de adolescencia, la banda
sonora de los recuerdos colegiales.
Despechos sin orden, decepciones sin cronología, pueblan de
misteriosas inscripciones, de jeroglíficos inoportunos, las reminiscencias
universitarias y de golpe se revelan bajo el tono del desaliento que la esquela
redentora trueca en la Piedra Rosetta de la amargura. El hechizo se derrumba y
los actores en un descuido pecuniario, dejan al descubierto su verdadera cara.
Insensibles al calor de Gaza, a las nubes polvorientas que luego de cada
explosión se levantan, Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat cantan. Lo hacen
para unos seis mil israelíes, quizás la mayoría ajenos a la conducta genocida
de sus gobernantes, pero que si pudieran haber entonado alguna consigna de
inconformidad ante la masacre sistemática de seres humanos, pero que en la
festiva emoción omiten, olvidan, desdeñan, simplemente dejan de lado.
Mientras los “Dos pájaros de cuenta” se divertían y hacían
guiños descarados al régimen sionista, los noticieros televisivos mostraban al
resto del mundo los cuerpos lanzados a la distancia por las ondas expansivas
vueltos cadáveres impertinentes frente a sus propias cámaras. Señalaban y
revelan como un pueblo que ha sufrido persecuciones, éxodos, exterminios,
crímenes de lesa humanidad, es capaz de emprender contra otros seres hasta
arrasar su tierra e intentar aniquilarlos.
Sobre los escombros surcados de grietas, tras los bloques
carcomidos, sobre el terreno calcinado, se podía percibir el sonido de las
pisadas de un ejército homicida, instrumento de opresión de otras fuerzas más
allá de la metralla, que alternaba con los compases apagados de la música de
estos cantantes.
Imperturbables los oídos de Sabina a los hombres que blasfeman
mientras avanzan por callejuelas estrechas cargando a otro inocente asesinado,
Indiferentes los tímpanos de Serrat al desorden estruendoso del rebaño
adolorido por la sangre derramada, dejan escapar canciones de su gira “Dos
pájaros contraatacan” mientras aviones israelíes sueltan su mortífera carga
sobre la Franja de Gaza.
Hasta los Backstreet Boys decidieron suspender sus conciertos en
Israel y elevaron peticiones a favor de la paz y el respeto a Palestina, pero
nuestros antiguos conocidos en una senil decisión, se desplazan tan deprisa en
contra de la corriente mundial de apoyo a la concordia y a la convivencia en
medio de la Franja de Gaza que se vuelven insensibles al clamor de la
humanidad.
Como con Roma y Atenas, recordaba la grandeza de lo que ahora se
presentan como dos ruinas humanas. Hablamos de incongruencias entre lo que
dicen sus canciones y lo que particularmente hacen con el negocio de su
espectáculo. Se han degradado al mismo nivel de Arjona a quien nadie le cree el
contenido de sus letras, la perorata de sus canciones.
Humaredas atizadas con cadáveres de niños, de mujeres, de
inocentes, hacen de efectos espaciales a las funciones, representaciones o
actos que se presentan ahora en territorio israelí. De sobrevivir algunos de
esos niños a este verdadero holocausto: ¿Qué sentimientos habrían de albergar
contra los asesinos de sus padres? Semillero de conflictos, esta lucha
fratricida por el control de un territorio que, sin lugar a dudas les pertenece
a los palestinos, traerá como frutos la perpetuidad de la matanza, un ojo por
ojo bíblico que culminará con la destrucción de generaciones enteras, con la
diseminación del odio por las arenas del medio oriente y que los vendavales del
desierto trasladarán por los aires sembrándola por toda la intranquilidad del
orbe.
Entregan pues al público Serrat y Sabina su palabra tarifada, se
volvieron así prostitutas insensibles del canto y desde el lupanar de la
industria seguirán intentando halagarnos con sus melodías, pero en el fondo
pensarán exclusivamente en el resultado monetario.
Terminarán así con vergüenza los “Dos pájaros de cuenta”, una
carrera hasta ahora descollante. Si de cantar se trataba hubiesen podido
hacerlo cómo no, pero aludiendo así fuese en inentendibles frases catalanas
pidiendo por la paz, por el respeto a la vida, por la dignidad de un pueblo que
de no ser por las apetencias imperiales de controlar el medio oriente con su
océano de petróleo liviano, con su estratégica posición geográfica, con el
estrecho de Ormuz incorporado-, viviría tranquilamente arrancándole al desierto
los magros frutos que éste desde tiempos inmemoriales les ha suministrado.
El tiempo se confunde y la eternidad se esfuma. En medio de
dolores y murmullos, las ráfagas de plomo y el olor agreste de las piedras
devastadas, la frustración llega a ser un arte. Una charca capaz de devolver en
su reflejo variaciones incontables, interpretaciones infinitas sobre un mismo
tema… Caín contra Abel, la destrucción entre hermanos. La sumisión humillante
al becerro dorado ha hecho que se le pierda el respeto, un poco del cariño que
desde chicos le tuvimos a estos, si se quiere, exitosos cantantes. Les ilumina
hoy día en medio del escenario mundial del desagrado, un rayo cenital, una luz
blanca y enceguecedora, el resplandor de la ironía. Para ellos la conciencia
les resulta una preocupación anacrónica. Para nosotros es la honestidad un
instrumento pedagógico.
Luego del último bombardeo, la marea avanza bulliciosa cargando
sus muertos por una ciudad sin semáforos. A la distancia nos sumamos al clamor
de unos seres humanos que nos duelen como nos duelen las vidas de todos los
seres humanos…
¡Resiste Palestina! No estás sola en tu lucha, cuentas con el
apoyo incondicional de la mayoría del pueblo bolivariano, ¡Palestina Aguanta!
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