sábado, 9 de febrero de 2013

LLEVARON AL PERRILLO SATO AL MAGREB


LLEVARON AL PERRILLO SATO AL MAGREB

Articulos recordatorios de
 Miguel Angel Diaz Palarea

Y llevaron al perrillo sato a Marruecos; roncaba dócil alzado al hombro de un Moratinos perdonavidas. Pero llegó el enfado de nuestro Ministro de Asuntos Exteriores, otrora adalid de las tesis del Frente POLISARIO, no por el incumplimiento sistemático de la legalidad internacional en el Sáhara. ¡Que coño! no se enfadó cuando se merendaron a nuestros vecinos sin vergüenza torera. Al día de hoy, como comentan con sorna los marroquíes, el PSOE oficial es partidario de regalarle la mediana de Canarias con tal de tener influencias en la zona y codearse con los EE.UU y Francia. Ya hace unos años que ZP, como hiciera antes el Señor “X” Felipe González, quitó de su democrático diccionario el derecho del pueblo saharaui a su independencia. Me chiva un empresario afincado en la zona que sería conveniente investigar al norte de África sus negocios de piedras semipreciosas. El enojo de Moratinos no venía precisamente por el deber y celo de toda potencia colonial por hacer cumplir la legalidad internacional y pedir en la ONU la inmediata retirada de las fuerzas marroquíes de su antigua colonia. ¡Que va! el tremendo calentón surgió cuando el tiburón Abbas El Fassi –su congénere marroquí- exigió la reivindicación que tanto emputa a los españoles colonialistas:


-“Ceuta y Melilla son ciudades marroquíes y no españolas”.
Tornó el diplomático español su fatua sonrisa en amenaza y lanzó al animalito que llevaba en el hombro. Le daba cierta solera aquel perrillo del Sauzal al hombro; se asemejaba a los piratas que siempre cargan junto a su oreja con zarcillo un tití tocapajas o un lorito deslenguado. Lo azuzó con descaro frente al pirata marroquí:
-Mussch musssssch… ¡Cógelo, muérdelo carajo Paulino! –se dirigió al can que meneaba el rabo sumiso. Can por ahora, que si nos descuidamos se llamará en breve marrocan.
No me gusta naita los andares de la perrita -me dijo el majorero.
-¡Quien lo dude es por rebenque! Desde sus barbas canas de las penas que pasó de joven bregando en las costas del vecino continente chilló y continuó indignado:
-Nos someten al sátrapa marroquí, al Comendador de los Creyentes que se pasa por el arco del triunfo los derechos humanos. “Si te cogen may frend” me chilló de nuevo el de Tuineje.
Miguel Ángel Moratinos azuzó al perrito antes sumiso contra el moro y lo digo con todas sus letras <<>>; en este caso porque es “El moro”, el Sheriff del Magreb –y no es peyorativo, ni xenófobo-; aquel a quien tanto temían nuestros abuelos en las islas orientales y que robó sin menearse un pelo de su no barba la antigua colonia del Sáhara Español. Nuestros abuelos cuando estaban acojonados por algo, mutaban la placidez de su cara al recordar viejos desencuentros y expulsaban a borbotones frases temerosas:
-“Le tengo más miedo que a una lancha de moros”.
Y no lo decían gratis, pues ahí está la historia que habla por si misma, pero esa es otra que me reservo para luego. Si bien es de justicia recordar que aquellos lanchones, que no pateras, venían del continente en venganza por las incursiones de los negreros esclavistas españoles: cuando necesitaban oro, se acercaban a la costa, navegaban bajo la sombra de alguna cruz y encadenaban y vendían en Sevilla su mercancía humana. Práctica que les enriqueció cuando la conquista de nuestras Islas Canarias.
Desde luego el mastín del Comendador de los Creyentes: Jalihenn Uld Rachid, a cuyo gobierno representantes de los Derechos Humanos en la zona (Hussein Baída y Ramdam Messau) acusan de arrojar polisarios vivos desde helicópteros. ¡Mucho beso y sonrisa hipócrita y “na de na”!. Mantienen prácticas de Guantánamo, que en el colmo de la represión, como antaño las dictaduras de Argentina y Chile, hacen desaparecer seres vivos. Ahora en las aguas del Atlántico tirados desde sus aparatos de guerra vendidos por España.
“Muerto el perro se acabó la rabia” –musito en su día Pinochet y Videla. Todos entornan los ojos, enmudecen, pues el negocio es el negocio y tu bobomierda ciérraelpico, dijo el majorero.
No parecen aún conformes con las desgracias que debemos, entre otros ilustre pesoistas, al Señor Jerónimo Saavedra. Me cuentan que ya arma viaje pa Marruecos; siempre hablan de su florentina diplomacia; de dejar que digan de él que es el mejor político canario de todos los tiempos y, sin embargo, es el más ruin y su historia le precede, algún día habrá de contarse para vergüenza de su condición de canario la venta continua de estas islas a su España de piel de toro. Y el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria quiere otra vez meter su patita santa en los asuntos canarios, donde los mete con codicia el caradura de Olarte Cullen. A Don Jerónimo no le fue suficiente con ser el peor ministro de Felipe González, aquel que nada hizo por nuestras queridas islas. Es un amigo personal -según hablan malas lenguas- de Abbas El Fassi y el Cónsul en Canarias del todopoderoso comendador de sus creyentes. Deseo equivocarme.
Ahora recuerdo lo que me dijo un godo, seguro de si mismo, me escupió ante la frase de que El Florentino estaba en Madrid para echarles una mano a los canarios:
- Si, echarles una mano al cogote, canario, al gaznate, como decís vosotros.
El colmo del colmenar es que ahora el dinero que se han ahorrado nuestros empresarios del ladrillo y la desvergüenza se utilice para hacernos la competencia en lo poco que nos han dejado; ni tomates, ni utilizar nuestro caladero canario sahariano, ni industria de salazón de pescado, ni puta leche de cacharro. Ya el maldito petróleo se lo han dado a Repsol y sus cuates multinacionales.
Más dependencia del monocultivo del turismo. Aquí radica su arma letal, el armagedón en la zona cuando prenda la chispa.
Pregúntenle si no a Mohamed Addelaziz, líder de los polisarios, que conoce de las lindezas de los españoles y marroquíes en la zona y sufre sus proezas en sus propias carnes y las de su pueblo olvidado por la antigua potencia colonial.
El perrito sato volvió satisfecho a Canarias, meneando mansito el rabito:
-Hasta me invitaron a comer cus cus; sin decir que sólo eran las migajas que caían de sus mesas cargadas de petróleo y el dinero fácil de Europa. Dinero robado a Canarias y al pueblo saharaui.
Publicado por MIgel Angel Diaz Palarea
El domingo, 4 de enero de 2009




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