ESTABA DE CACERIA (O "LA
DEFENSA ACUSADORA")
Por Víctor Ramírez
(artículo publicado hace más de 16 años en DIARIO DE LAS PALMAS)
Quisiera imaginarme, don Víctor, cómo se quedaría usted cuando
supo lo del crimen estatal cometido en Nigeria contra nueve hombres buenos,
entre ellos su colega escritor Saro Wiwa.
Así se gobierna el mundo -salvo rarísimas y asfixiadas y calumniadas
excepciones. Así se gobierna por mucha condena hipócrita que se haga al
dictatorial régimen militar nigeriano, y por mucho falso bloqueo que se pregone
írsele a hacer.
Al mundo lo
gobiernan tiranos. Y Nigeria posee, desgraciada y principalmente, petróleo.
Cada trabajador esclavizado nigeriano cuenta menos que un kilogramo de
petróleo. Y los gobernantes militares nigerianos, como cualesquier gobernantes
mundiales, cumplen eficazmente con su objetivo político policial (toda política
es, esencialmente, policial): mantener la esclavitud en el cacho planetario que
les concierna (esclavitud que -por supuesto y como siempre- se practica con
matices según el país).
Si, como en el
caso nigeriano que nos ocupa, se les va torpemente la mano
-"torpemente" por lo publicitario y no por la injustica cometida- y
ejecuta a personas buenas (entre ellas a un literato con minusculísimo renombre
mundial), se actuará como siempre: una poca de enturbiadora polvacera en los
medios de intoxicación televisivos, radiofónicos y periodísticos, y ya está.
A los pocos días nadie se acordará del asunto. El llamado Nuevo Orden Mundial (lo que usted ha dado en llamar Ultraimperialismo) no se habrá resentido lo más mínimo.
Mi tío José Refugio
(que, saltándose la tajante prescripción médica para celebrarlo, se fumaba un
puro cubano de los más caros) preguntó con el retintín del orgullo que te
produce la constatación de que no andas equivocado en tus fobias, querencias y
pensares:
"¿Dónde se
encontraba Su Majestad cuando le avisaron de la publicación del asunto
chantajeril? ¿Dónde?". Los demás mantendríamos el silencio para
proporcionarle el placer de autorresponderse.
"Se
encontraba de cacería, amigos. Eso oí y leí. Se encontraba matando o asistiendo
a la matanza de animalitos indefensos, matanza con placer, dándose gusto. Cazar
es disfrutar sádicamente con la angustia de los animalitos que huyen
horrorizados intentando salvar la vida. Así es la cacería. Siempre he valorado
con asco a los que hacen de la cacería un deporte, una afición", acabó con
entonación tristona mi tío José Refugio, compasivo amante de los animales
-incluyendo a las ratas y a los humanos. Su casa parece un pequeño zoológico.
Suele decir que se mantiene bueno de sentimiento gracias a sus animalitos, al
cuidado que les hace y a su compañía.
"Y si esa
muestra de sádica necrofilia regia es una pequeña satisfacción para los
antimonárquicos (es decir, para los auténticos demócratas y no para los
filotiránicos que se pregonan demócratas -que lo pregonan por simples
lucrativas cuestiones comerciales, como el director del periódico ABC), mayor
la fue el que se constatara nítidamente la vida de ininterrumpido excelso ocio
que se pega Su Majestad de Ellos mientras mucho más de media ciudadanía de su
reino no sale de las aflicciones que proporciona la precariedad económica en
que se ve obligada a existir" -apuntó con su voz pastosa Alfonso El
Sétubal, también fumándose el puro de la humilde satisfacción justiciera.
"Me hace
gracias, amigos, cuando leo que Su Majestad está muy sensibilizado con los problemas de Canarias. No hay más
que mirarle a la cara para poder atreverse uno a decir que le preocupa, por
ejemplo, mucho más el estado mecánico de su moto que nuestra situación social.
No hay más que
oír o leer las defensas que le hacen gente como el director del ABC para
aseverarte de que tus sospechas -ya que no puedes conseguir pruebas
fehacientes- tienen muchísimo fundamento. Esa defensa venida de gentes así es
lo que el señor Refugio llama la defensa acusadora", dijo Quico el de
Lucía -quien, no fumador, sólo pudo dar la primera calada al puro: casi se
asfixia el probrecillo.
16-noviembre-1995
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