CARTA DE UN MEDICO A PAULINO RIVERO
Sr. Rivero :
Soy un profesional de la Sanidad Pública Canaria y me ha dejado Vd. impresionado con sus declaraciones en el día de ayer, en las que argumentaba las diferencias salariales que puedan existir entre Vd. y algunos profesionales médicos entre los que me incluyo.
Según mis informaciones, Vd. Sr. Presidente no tiene en su curriculum académico más que en una diplomatura en Magisterio (ahora llamada ciencias de la educación), a la que antes se accedía con 4º curso de Bachiller, sin necesidad del Bachiller Superior y el PRE Universitario, COU, Acceso...
Los médicos a los que hace referencia, hemos pasado por un Bachiller con dos reválidas, un PRE universitario o similar, 6 cursos de medicina en una facultad de española, un examen MIR, 4 o 5 años de especialidad, múltiples cursos de especialización duros, actualizaciones constantes, feroces concursos oposición, largas horas de guardia, festivos y domingos incluidos; dedicando nuestra juventud y ahora nuestros años maduros al servicio de la profesión.
Pero, lo más importante es comparar la responsabilidad, los esfuerzos para sacar a un enfermo que se nos escapa, a veces con pocos medios y menos tiempo del deseable para estabilizarle, educarle, promocionar la calidad de vida, adentro de su maltrecha salud. Algunas veces se consigue otras no, me puede argumentar, también aplicable a su gestión. Todo esto dentro de un sistema sanitario que controla su partido desde hace más de 20 años, mal planificado, burocratizado y con frecuencia corrupto. Aunque cuando acude Ud. le atienden inmediatamente, tenga a todos los jefes a sus pies y pueda llegar a creerse que a todos se les trata igual, que no hay listas de espera, o que a otros pacientes también les traen especialistas de la Clínica Universitaria de Navarra, con cargo a los presupuestos canarios, para una segunda opinión.
Pero tenga Vd. por seguro que a pesar de nuestro esfuerzo, conocimiento y horas sin dormir... Nosotros no vamos en coche oficial, con chofer y cristales blindados, que por cierto pagamos todos.
Nosotros vivimos en una casa que nos hemos ido pagando mes a mes con nuestra nómina, tenemos un teléfono móvil con cargo a nuestra cuenta, usamos el coche que nos hemos comprado, y algunos un plan de pensiones que vamos pagando también de lo que nos queda en la nómina después del descuento de IRPF que tenga Vd. por seguro que es muy superior a lo que Vd. tributa a la Hacienda Pública. No tenemos dietas de miles de euros mensuales para comprar corbatas o regalos, ni 9.000 euros mensuales para la seguridad de mi domicilio, ni nos desplazamos en helicóptero con cargo a los presupuestos canarios cuando vamos a un funeral.
Y cuando llegue la hora de la jubilación, después de muchos años de trabajo nosotros tendremos un tope máximo de pensión y Vd. tendrá una gran pensión vitalicia de muchos miles de € (muchos más que los nuestros), desproporcionados a los pocos, muy pocos años de “trabajo” por lo que llaman los políticos “servicio” a la sociedad, además, aunque lo haya hecho mal, rematadamente mal, la probabilidad de que vaya a la cárcel es baja y los privilegios y oportunidades de “negocios” incontables.
Sr. Rivero, asómbrese, sí... de que Vd. perciba un sueldo tan alto como el de algunos médicos, siendo que tiene mucha menor capacidad, ha hecho un esfuerzo mucho menor, le ha dedicado mucho menos tiempo y disfruta de infinitos privilegios de por vida. Nuestros salarios se fijan por ley, no nos los ponemos nosotros, en función de nuestra cualificación y responsabilidad, eso solo pueden hacerlo Uds., los políticos. No olvide que vive, muy bien y se pone medallas gracias a nuestros esfuerzos y que le pagamos por gestionar nuestras arcas. Admita que le apunte, no es un chollo ser médico... Lo es ser político.
Gracias a su gestión nosotros cada día cobramos menos y trabajamos más.
Le invito a que coja la calculadora y haga las cuentas.
Atentamente.-
PS. Un médico que reitero para su tranquilidad, seguro que soy más pobre que Vd. ya que cada mes me baja el sueldo, o me sube el IRPF y ahora pretende que trabaje 18 días más cada año, cuando sus directores de hospitales se han mostrado hasta la fecha incapaces de controlar no ya la puntualidad, ni siquiera la asistencia al hospital, y eso hace que algunos estemos mucho más quemados por el trabajo.
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