ORDEN PUBLICO
JOSU AIZPURUA
¿Qué es el Orden
Público? Ahí está la cuestión.
Cuando se altera el
Orden Público, una tanda de uniformados especializados en repartir leña se
abaten a porrazos y pelotazos sobre unos supuestos infractores.
¿Pero el Orden
Público solo es el de monjas paseantes?
No lo creo y la representación de la pluralidad social, con sus modos y reclamos, está en perfecta sintonía con el Orden Público. La herencia fascista de cuadros y fuerzas armadas hace que no conciban el “real orden social”, donde habitan opositores con todos sus derechos ciudadanos íntegros. Apalearlos en la expresión de sus protestas es algo que debe cambiar de inmediato, y la manera violenta de anularlos es un atentado a la Democracia y muy propio de la democracia orgánica del caudillo.
La supuesta
concesión exclusiva de la violencia al Estado (yo nunca la voté (¿), es algo de
siglos pasados y este XXI debe revisar los conceptos para que un ciudadano que
berrea desaforado no sea motivo para que un especialista lo apalee en
plena calle. Y encima pueda alegar que le dio una patada y su testimonio es
prevalente en el juicio. ¡Qué vergüenza democrática! Estos razonamientos eran
los empleados en el Apartheid de Sudáfrica. Cambia negro por manifestante y es
lo mismo.
El manifestante es
alguien de gran conciencia ciudadana, que reclama para que la sociedad corrija
aquello a su entender mejorable. Reclama para todo-as.
Sus formas,
necesariamente, deben ser extremas para llamar la atención, y cuando son apaleados
o disparados, están bajo el derecho de defensa, en desigual batalla con los especialistas
entrenados para ello y protegidos judicialmente por la red de designios de la
Casta. No hay Ley ni togado favorable al manifestante.
Los especialistas
deben ser asesorados e instruidos en los DDHH que acogen al manifestante en su
acción de protesta por situaciones injustas o posibilidades de mejora. No
pueden ser apaleados y mucho menos provocados, pues ello les da razones para su
autodefensa.
Llamar “fuerzas de
orden” a los especialistas que en cuanto actúan el orden salta por los
aires y se convierte en una batalla callejera, desigual y antidemocrática, en
la que no se emplea la disuasión y el diálogo, es prostituir el orden natural
de las cosas con partidarios y detractores.
El abuelo Porretas
y su santa señora, no quieren líos, y en la TV ven que los pensionistas reclaman
con líos y enfrentamientos con las FYCDSDE, ¡que osadía! Ese es el objetivo; Porretas
seguirá con su mísera pensión, sin decir
una palabra.
¡No saben nada
estos fachas del Sistema78!
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