EL NEGOCIO (POLÍTICO) DE LA VUELTA
DAVID BOLLERO
La Vuelta Ciclista a España no es lo que era... en cuanto a audiencia, porque en lo que a negocio se trata es redondo. Unipublic, la empresa organizadora del evento deportivo guarda con celo los detalles de cuánto se embolsa de dinero público por determinar el recorrido de la carrera, que hace años que evita que la meta de una etapa y la salida de la siguiente coincidan: se perdería un ingreso.
Hay que admitir que las cabezas pensantes de Unipublic se lo han sabido montar: a pesar de que la Vuelta cada vez importa menos, más aún sin grandes estrellas nacionales, han tocado los resortes de marketing necesarios para seguir haciendo más caja en cada edición. Las Administraciones Públicas, claro está, son sus cómplices, pues a fin de cuentas son las que desembolsan dinero público para acoger la salida o meta de alguna etapa, haciéndolo sin transparencia.
Si tomamos el caso
de Málaga, provincia a la que hoy llega la carrera, es sencillo de entender. La
Diputación Provincial de Málaga ha sido la encargada de negociar con Unipublic
el coste de que la provincia cuente este año con dos etapas: la que llega hoy a Rincón de la Victoria y la que saldrá
mañana desde Antequera, que se encuentra a 50 kilometros al norte.
El ente provincial
que preside Francisco Salado (PP) se ha cuidado mucho de revelar cuánto ha
pagado por estas dos etapas; ni siquiera desde el Portal de Transparencia de la
Diputación se han dignado a responder, a pesar de los reiterados intentos por
saber en qué se gasta el dinero público. Unipublic, por su parte, también se
niega a revelar el coste, tirando la pelota al tejado de la Diputación. Esta
opacidad no sugiere nada bueno, desde luego, invitando a que la imaginación se
dispare y nos despierte posibles corruptelas que ya se dieron en el pasado en
otros ámbitos con contrapartidas ocultas por llevar un evento a tal o cual
sitio.
Una vez
determinadas las localidades que acogen una meta o una salida, los políticos
artífices se desviven por tratar de convencernos de los beneficios para el
municipio, sacando rédito político. Si tomamos el caso de Rincón de la
Victoria, del que, curiosamente, también es alcalde Salado, se ha determinado
que los ingresos directos que generará la Vuelta será de más de medio millón.
El principal motivo para tal afirmación es el 100% de ocupación hotelera, algo
que sin embargo ya se rozaba en julio, por lo que atribuírselo ahora a la
carrera, considerando que las pernoctaciones se producirán en Antequera (que es
donde se sale mañana), es cuanto menos temerario.
Elude Salado hablar
de los costes que implica la Vuelta, no sólo a nivel de patrocinio -que como se
ha indicado, se ha ocultado a conciencia- sino de impacto en el municipio. La
única arteria principal con que cuenta Rincón de la Victoria se cortará hoy al
tráfico, imposibilitando la libre circulación por el municipio, en el que el
estacionamiento es una auténtica pesadilla desde ayer. No son pocos los
comerciantes y hosteleros que ven en esta reducción de la movilidad una amenaza
a su negocio, al que ese más de medio millón no parece alcanzar.
Se oculta también
el coste de las horas extras de Policía Local o de haber tenido que asfaltar el
tramo de carretera donde se situará la meta, cuyo adoquinado nuevo -instalado
hace menos de dos años en un proyecto de más de 267.000 euros- no ha debido ser
del gusto de Unipublic. Tampoco hay transparencia a la hora de revelar cómo se
han volcado servicios municipales de limpieza exclusivamente en las zonas por
las que pasará la Vuelta, en detrimento de las más alejadas, donde las
papeleras rebosan basura o hace semanas que no se baldean las calles en plena
temporada alta de turismo.
Y es que la imagen
lo es todo: a fin de cuentas, el ayuntamiento de Rincón de la Victoria lleva
días presumiendo de que la etapa se verá en 190 países, como si el visionado
fugaz fuera a atraer hordas de turistas. Todo es poco para justificar el gasto
que se oculta pero, a la hora de la verdad, no se hace nunca un balance real y
honesto de cuál ha sido el retorno de la inversión de haber traído el evento
deportivo.
Se juega con las
cifras de beneficios, inflándolas, y se ocultan las de gastos; eso siempre,
siempre es una muy mala señal. Como en tantas otras disciplinas, asistimos a la
mercantilización del deporte en el que se conjugan intereses políticos que
terminan por impactar de pleno en la vida de la ciudadanía a la que se intenta
engañar con cantos de sirena e ídolos deportivos.
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