miércoles, 25 de agosto de 2021

EL NEGOCIO (POLÍTICO) DE LA VUELTA

 

EL NEGOCIO (POLÍTICO) DE LA VUELTA

DAVID BOLLERO

La Vuelta Ciclista a España no es lo que era... en cuanto a audiencia, porque en lo que a negocio se trata es redondo. Unipublic, la empresa organizadora del evento deportivo guarda con celo los detalles de cuánto se embolsa de dinero público por determinar el recorrido de la carrera, que hace años que evita que la meta de una etapa y la salida de la siguiente coincidan: se perdería un ingreso.

Hay que admitir que las cabezas pensantes de Unipublic se lo han sabido montar: a pesar de que la Vuelta cada vez importa menos, más aún sin grandes estrellas nacionales, han tocado los resortes de marketing necesarios para seguir haciendo más caja en cada edición. Las Administraciones Públicas, claro está, son sus cómplices, pues a fin de cuentas son las que desembolsan dinero público para acoger la salida o meta de alguna etapa, haciéndolo sin transparencia.

 

Si tomamos el caso de Málaga, provincia a la que hoy llega la carrera, es sencillo de entender. La Diputación Provincial de Málaga ha sido la encargada de negociar con Unipublic el coste de que la provincia cuente este año con dos etapas: la que llega  hoy a Rincón de la Victoria y la que saldrá mañana desde Antequera, que se encuentra a 50 kilometros al norte.

 

El ente provincial que preside Francisco Salado (PP) se ha cuidado mucho de revelar cuánto ha pagado por estas dos etapas; ni siquiera desde el Portal de Transparencia de la Diputación se han dignado a responder, a pesar de los reiterados intentos por saber en qué se gasta el dinero público. Unipublic, por su parte, también se niega a revelar el coste, tirando la pelota al tejado de la Diputación. Esta opacidad no sugiere nada bueno, desde luego, invitando a que la imaginación se dispare y nos despierte posibles corruptelas que ya se dieron en el pasado en otros ámbitos con contrapartidas ocultas por llevar un evento a tal o cual sitio.

 

Una vez determinadas las localidades que acogen una meta o una salida, los políticos artífices se desviven por tratar de convencernos de los beneficios para el municipio, sacando rédito político. Si tomamos el caso de Rincón de la Victoria, del que, curiosamente, también es alcalde Salado, se ha determinado que los ingresos directos que generará la Vuelta será de más de medio millón. El principal motivo para tal afirmación es el 100% de ocupación hotelera, algo que sin embargo ya se rozaba en julio, por lo que atribuírselo ahora a la carrera, considerando que las pernoctaciones se producirán en Antequera (que es donde se sale mañana), es cuanto menos temerario.

 

Elude Salado hablar de los costes que implica la Vuelta, no sólo a nivel de patrocinio -que como se ha indicado, se ha ocultado a conciencia- sino de impacto en el municipio. La única arteria principal con que cuenta Rincón de la Victoria se cortará hoy al tráfico, imposibilitando la libre circulación por el municipio, en el que el estacionamiento es una auténtica pesadilla desde ayer. No son pocos los comerciantes y hosteleros que ven en esta reducción de la movilidad una amenaza a su negocio, al que ese más de medio millón no parece alcanzar.

 

Se oculta también el coste de las horas extras de Policía Local o de haber tenido que asfaltar el tramo de carretera donde se situará la meta, cuyo adoquinado nuevo -instalado hace menos de dos años en un proyecto de más de 267.000 euros- no ha debido ser del gusto de Unipublic. Tampoco hay transparencia a la hora de revelar cómo se han volcado servicios municipales de limpieza exclusivamente en las zonas por las que pasará la Vuelta, en detrimento de las más alejadas, donde las papeleras rebosan basura o hace semanas que no se baldean las calles en plena temporada alta de turismo.

 

Y es que la imagen lo es todo: a fin de cuentas, el ayuntamiento de Rincón de la Victoria lleva días presumiendo de que la etapa se verá en 190 países, como si el visionado fugaz fuera a atraer hordas de turistas. Todo es poco para justificar el gasto que se oculta pero, a la hora de la verdad, no se hace nunca un balance real y honesto de cuál ha sido el retorno de la inversión de haber traído el evento deportivo.

 

Se juega con las cifras de beneficios, inflándolas, y se ocultan las de gastos; eso siempre, siempre es una muy mala señal. Como en tantas otras disciplinas, asistimos a la mercantilización del deporte en el que se conjugan intereses políticos que terminan por impactar de pleno en la vida de la ciudadanía a la que se intenta engañar con cantos de sirena e ídolos deportivos.

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