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martes, 2 de julio de 2013

Acuarela de Brasil

Acuarela de Brasil


Eduardo Sanguinetti

Las manifestaciones de cientos de miles de brasileros “indignados”, que marcharon en decenas de ciudades de Brasil

Hace una semana, presionando al gobierno de Dilma Rousseff, en justos reclamos de presupuestos mayores para la salud y la educación, sumado al atinado pedido de asimilar la Fiscalía en las investigaciones de corruptelas, han tenido una respuesta inmediata de parte de la cúpula del poder político de la hermana nación.

La Cámara de Diputados, en un estado de frenesí espontáneo, votó en rechazo del proyecto conocido como PEC 37, que excluía a la Fiscalía de las investigaciones en delitos de corrupción, y se suma el voto para destinar la totalidad de las regalías por ingresos petroleros del gobierno federal, estados y municipios, a la educación en un 75% y un 25% destinado para la salud.

La aprobación “inmediata” del proyecto –que ahora pasa por el Senado– fue solicitada en carácter de “urgente” por la presidenta Dilma Rousseff, el lunes pasado, reunida con todos los gobernadores y alcaldes del país, en el marco de un “pacto nacional” para dar espacio a las demandas de los miles de “indignados”.

Todas las redes sociales, nutridas en entusiasmo de los “indignados” de Brasil y el mundo, a los que adhiero, pusieron de manifiesto una alegría inocultable, que puede ser ilustrada en una frase que anuncia lo porvenir: “Solo falta que suspendan el Mundial”.

Los acontecimientos que se han sucedido fueron de inmediato denostados por las macro corporaciones de los monopólicos medios de comunicación y los célebres e inefables sitios de Internet del neoliberalismo, infiltrando los magros repertorios del manso ciudadano de la aldea global, desinformado y portando su estúpida y cómoda sonrisa, otorgada en su virtual pertenencia a un sistema necrótico y explotador.

El movimiento está conformado por cientos de miles de personas, en mayoría abismal, jóvenes estudiantes, artistas, trabajadores, sindicalistas, profesores de enseñanza media y superior y profesionales pertenecientes a las nuevas tendencias de los “Indignados” del mundo. El “rey Pelé”, en un irrisorio discurso por cadena nacional, por mandato de los poderes, intentó calmar los ánimos de los que marchaban, recibiendo este personaje, que representa todo lo que un deportista no debe ser, abucheos de toda la comunidad, dando por tierra con las versiones de que el movimiento estaba manipulado por Estados Unidos, ya que nadie ignora las relaciones carnales de aquel con dicho país.

Dentro del marco del “juego democrático”, sin dar espacio a la ficción de valores inexistentes, tan proclamados y tan poco aplicados en el régimen capitalista, estos hombres y mujeres que marcharon decididamente y oportunamente, han roto el pacto de gobierno y corporaciones empresariales fijadas por el Gran Hermano. Cayeron los mitos de que lo imposible no tenga su sitio de honor, en un mundo donde quepamos todos.

Una democracia se nutre de las acciones y reclamos de un pueblo, como lo hemos podido apreciar en Brasil, donde toda ilusión de autonomía se ha visto cristalizada, de manera cabal, presionando a un gobierno que ante la inmediatez del reclamo y ante instancias donde la imagen de una nación se verían empañadas, accionó de inmediato. Buen ejemplo para el resto de naciones de Latinoamérica donde las comunidades y los gobiernos se muestran impotentes de elaborar nuevos modos de comportamiento donde tenga cabida la pasión de existir en un sistema digno y con libertad de participar en la gestión de nuestras comunidades un tanto degradadas. Resistir en honor de un gran hombre: Nelson Mandela, un héroe de la libertad y la inclusión, digno y sabio. Esas actitudes deberían recorrer el mundo, como un rumor y una leyenda.

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