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martes, 3 de octubre de 2023

MONSEÑOR, CONSULTE ANTES CON EL ESPÍRITU SANTO

 

MONSEÑOR, CONSULTE ANTES CON 

EL ESPÍRITU SANTO

JOSÉ ANTONIO MARTÍN PALLÍN

Abogado. Comisionado de la Comisión Internacional de Juristas (Ginebra).

Ha sido Fiscal y Magistrado del Tribunal Supremo.

El presidente de la CEE, cardenal Juan José Omella (i), y el secretario General de la CEE, Francisco César García Magán (d), durante la celebración del encuentro final de preparación de los trabajos para la Asamblea continental del Sínodo, en la sede de la Conferencia Episcopal (CEE), a 28 de enero de 2023, en Madrid (España).-

En plena sesión de investidura y con un debate encendido en el terreno político y jurídico sobre la posibilidad de otorgar amnistías en el marco de la Constitución ha  irrumpido de forma absolutamente innecesaria e impertinente, el Secretario General de la Conferencia Episcopal,  Francisco César García Magán, sin que la cúpula de la Iglesia católica española se haya pronunciado, de una forma expresa y formal, sobre su posición en relación con una posible amnistía para todos los hechos considerados delictivos que se sucedieron durante los procesos hacia la independencia en Cataluña. A estas alturas el silencio me parece clamoroso.

 

Ante la sorpresa generada por sus palabras el colegio episcopal ha realizado un habilidoso regate, en la más pura línea de la doctrina escolástica, puntualizando que no son declaraciones sino una "respuesta del secretario general a preguntas de los periodistas" y que no tiene el mismo peso que una nota o comunicado escrito de la Conferencia. De acuerdo, pero a la vista de la incuestionable trascendencia de esa respuesta y toma de postura por su portavoz debían ser conscientes de que ocasiona un perturbador efecto político y debían cuanto antes en esa nota comunicado al que ustedes aluden, aclarar cuál es la postura de la Conferencia Episcopal sobre una medida de gracia y clemencia como es la amnistía que la Iglesia católica de España ha tolerado y compartido a lo largo de los siglos sin caer en la tentación de inmiscuirse en una cuestión que va a ser unos de los temas estrella del debate de investidura de Pedro Sanchez.

 

Quizá sin proponérselo ha dividido usted sus feligreses en españoles y catalanes. Habrá leído o incluso comentado con sus hermanos, la posición de los obispos de las diócesis catalanas que han rechazado tajantemente sus declaraciones. Los obispos catalanes han criticado mediante un comunicado las palabras del secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), César Garcia Magán, ante la posibilidad de que el acuerdo de investidura de Pedro Sánchez incluya la aprobación de una medida de ese tipo para los encausados en torno al 'procés'. Los obispos catalanes consideran que las declaraciones o valoraciones jurídicas hechas por García Magán no reflejan la posición institucional de la Iglesia. Es más, la Conferencia Episcopal no tiene nada que decir sobre este tema.

 

Monseñor permítame que le diga modestamente que no tuvo un buen día. Debió recordar que la Ilesia, a la que usted representa en las comparecencias públicas, ya se había pronunciado a favor de los indultos secundando una petición de la Conferencia Episcopal tarraconense en la que manifestaron: "Nosotros estamos por el diálogo y el perdón, como los obispos catalanes", sentenció en aquel momento el que fuera entonces dirigente de los obispos, Luis Argüello. Esta usted a tiempo de rectificar. Consulte con el Espíritu Santo y léase el Libro de la Sabiduría de la Biblia que, según la traducción española, en su Fascículo Primero nos recuerda que la sabiduría es un espíritu amador del hombre.

 

Son ustedes los inventores de la indulgencia plenaria que según el código de derecho canónico es la remisión total ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones, consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los Santos. Aprenda usted de su maestro Jesucristo al que los fariseos quisieron comprometer ante la autoridad terrenal.  Le preguntaron si era lícito pagar impuestos al César. Cogió la moneda que mostraba la efigie del emperador y sentenció con sabia finura dialéctica: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Se lo traduzco a un lenguaje actual.  La doctrina de la Iglesia no puede suplantar la soberanía popular que encarna un parlamento democrático.

 

Según la Conferencia Episcopal no fue una manifestación propia pero no le han desautorizado, no han precisado cuál es su posicionamiento. En todo caso a partir de ese desliz creo que debe usted meditar seriamente sobre sobre su capacidad y preparación para ejercer el cargo que hasta el momento ostenta.  Por favor abandone sus funciones cuanto antes o rectifique de manera clara y contundente, sus manifestaciones que contradicen los principios fundamentales de la religión católica apoyada en el perdón y la conciliación.

 

En el debate sobre la investidura con toda seguridad se utilizarán sus palabras como argumento para atacar la decisión política de conceder una amnistía a todas las personas involucradas en los sucesos acontecidos con ocasión de las decisiones políticas que se tomaron para llegar a una independencia que como he dicho reiteradamente no puede admitir decisiones unilaterales contrarias a nuestra Constitución.

 

Monseñor, como sabe usted mejor que yo, las sesiones plenarias de la Conferencia Episcopal española comienzan invocando al Espíritu Santo con el cántico Veni Creator Spiritus en uno de cuyos pasajes se puede leer: "Ilumina nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones y con tu perpetuo auxilio fortalece la debilidad de nuestro cuerpo".  O el Espíritu Santo andaba desorientado o en otras preocupaciones más propias de la Santísima Trinidad o usted se olvidó de invocarlo antes de responder como lo hizo a las preguntas de los periodistas. Pero no se preocupe no va estar usted solo, el ataque no ha hecho más que empezar.

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