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lunes, 18 de octubre de 2021

SALUDABLE DESOBEDIENCIA

 

SALUDABLE DESOBEDIENCIA

Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta.

El 19 de octubre de 2013, en mañana de sábado, con espontaneidad y naturalidad suma, ante las urgencias que este tema impone y tantos otros que presionan y oprimen en nuestras existencias, tuve la iniciativa de declarar el “Día de la Desobediencia”.

Pues no ignoro que la verdad, la ética y la dignidad fueron eliminadas por un grupo de poderosos beneficiados de la injusticia y la depredación de nuestro habitat... y se impone que la verdad ocupe su sitial de honor, indispensable entonces ante la invisibilidad a que nos exponen los medios mafiosos, que siembran la mentira como valor supremo, tomar la decisión irrenunciable de "desobedecer", en compromiso visible, imponiendo criterio, construyendo la narrativa indispensable, de este tiempo de opresores bien remunerados, financiados por multinacionales terroristas... sin dudas habría que cambiar el sistema... desobedeciendo, rebelándose a las imposiciones imperiales del Mercado y sus socios.

 

Comenzó a circular por las redes de comunicación en el universo de la web y actualmente, miles de seres, imbuidos con ánimos de liberarse de las leyes jamás dictadas por un neoliberalismo en su cenit y de la verdad como destino, se asimilaron a la saludable decisión de desobedecer, en pleno conocimiento de que nunca volveremos a tener la sinceridad de Camus, nunca volveremos a tener la lucidez de Sartre, nunca volveremos a tener el radicalismo de Guy Debord, pero tampoco los políticos volverán a tener la pasión de los ideólogos, ni la energía propia, ni mucho menos el radicalismo de los revolucionarios.

 

Ni siquiera la ilusión de representar realmente 'algo', ni de ser otra cosa que los conservadores titulares de la farsa y la estafa, gobernando simuladamente una máquina que ya no responde.

 

En mi ánimo de desobedecer, anida la esperanza de escribir sin duda un compendio de descomposición y degeneración de la clase política... la pérdida del sentido, el final de la historia, eliminada por potentes fuerzas de desintegración del pasado, la agonía de la especie, la indeterminación de lo social, el poder supremo de la simulación, la omnipresencia y la obscenidad de los medios, que crean y manipulan una realidad obtusa, deviniendo en una situación ingobernable, sin principio de gobierno, necesidad de una nueva inmoralidad, a la medida de este estado de cosas... necesidad de jugar abiertamente, en este mundo de simulación brutal (el terrorismo de la información fraguada por y para ignorantes), apostando al desequilibrio total de fuerzas y al control del nuevo fascismo que sobrevuela el mundo.

 

Desobedecer se impone, al poder de la espectral trama política empresarial sindical mafiosa, que dicta y rige en el planeta, como así también a sus cómplices: la justicia criminal y las corporaciones económico mediáticas de desinformación, que conforman la realidad actual, acompañadas por los torpes y genuflexos neo-intelectuales formato "cultura chatarra" tendencia "pandora papers".

 

En fin, una actitud “demasiado humana”, nutrida del estremecimiento, que ofrece un estado de resistencia cultural y social ética en sus principios y fines y que nos remite a los “dorados años de la infancia” donde el desobedecer era una actitud natural ante el atropello y la torpeza de nuestros mayores, imponiendo criterios y haciendo valer sus criminales decisiones.

 

Es preciso desobedecer dentro del marco que nos ofrece el orden natural ante el “estado de cosas” por el que intentamos transitar nuestra existencia, tan al margen de un sistema necrótico y disfuncional solo para evasores fiscales, quienes violan leyes, no dan espacio a resoluciones de disfuncionales organismos internacionales, deviniendo en ser delincuentes legitimados por este sistema neoliberal totalitario, corrupto.

 

Desobedecer a esta horda de miserables, cuyos actos no se ocultan, todo lo contrario, son avalados por un sistema global tramado por G8, G20, OCDE, Banco Mundial, FMI, BCE y decenas de simulados Centros de Estudios, creados para cristalizar la pesadilla de pueblos en estado de indigencia extrema, congelados ante cualquier posibilidad de resistir a este genocidio a la ética y dignidad en calidad de ser.

 

Desobedecer hacia todo lo que atenta contra el “buen vivir”, en un mundo donde quepamos todos, erradicando la injusticia instalada por los poderes del neoliberalismo, actuamente en su cenit y a los mandatarios, soberbios, cobardes y serviles que perpetúan la farsa de hacernos creer que vivimos en una democracia plena, cuándo la virtualidad lo ha tomado todo, en servicio streaming; en plataformas que asimilan el quehacer banal de masas asimiladas a una ingenua sensación de libertad, ignorando irresponsablemente, que han caído en una brutal estrategia de control, de frecuencia caricaturesca, rellenando el vacío existencial de este tiempo, decodificando la percepción, perdiendo voluntad de decisión, perdiendo toda posibilidad de adhesión refleja, sensorial, en términos sociales de animación, de creatividad de participación, en fin esas masas mutan en insignificantes objetos, serviles a las estrategias del poder terrorista que rige en este milenio de la grandes muertes.

 

Desobedecer, expulsando de nuestras vidas la soberbia, la prepotencia, el orgullo, la cobardía, la avidez, la frivolidad, la mezquindad, la avaricia, la adustez, la pacatería, la grosería, la desigualdad, el odio, el resentimiento, la envidia, pues no ignoran que este sistema infecto y criminal de explotados y explotadores nos lleva a enfrentamientos y competencias fuera de tiempo y espacio, para caminar hacia un horizonte de armonía y de fraternidad, al margen de tendencias estúpidas, impuestas y consumidas por un pueblo anestesiado y avaro de sus placeres.

 

La naturaleza no piensa el mundo, lo conoce desde siempre y no lo representa, se acopla a sí misma y eso le basta. El mundo puede permanecer dentro de su función de hacer de nosotros sus habitantes para que todos/as existamos y terminemos nuestras vidas en él.

 

El hombre aún no se asimila —con su habitual torpeza— a respetar el orden natural, lo confunde todo y lo degrada, en acciones atroces, al pensarla y aniquilarla, en nombre de dioses que no existen y de leyes que se acomodan a sus estafas…todo devenido como fruto de su miedo y espanto a la naturaleza que nos cobija y a la propia vida que debemos experimentar, en compromiso proporcional a nuestra lucidez.

 

No ignoro las dificultades a las que debemos enfrentar, cuando intentamos comunicar inquietudes, excitaciones, denuncias, desde un medio abierto a otro cerrado, desde un ambiente “totalmente en movimiento”, a otro “enteramente parado”… sabemos: basta mostrar un mínimo de entusiasmo o participación, frente a un mundo un país como Argentina, “que simuladamente lo está poniendo todo en discusión”, para que nos caigan encima, a los destructores de absolutos y evidencias, las reacciones de la iracunda pereza, las ironías de la periferia que se toma por centro, los escarnios del escepticismo.

 

Pero no nos engañemos: repensar, Argentina, o el mundo, significa establecer un diálogo con la “falsa modestia”, en fin, los pueblos, con su “miedo” a cuestas, no aprenden a juzgarse ni tan ruda, ni tan duramente, en su cobardía… es “miedo” al “miedo”, los que llevan a las personas a entregar su libertad, por un cautiverio, en ¿seguridad?.

 

No nos convirtamos en víctimas, fracasados, cobardes, en la economía de nuestros propios recursos en acción y discursos, marcando el trayecto de una historia, la de nuestro tiempo, que se debate entre utopías y derrotas, entre voces, silencio y “miedo”.

 

Unamos voluntades, los libres y autodeterminantes, persistiendo en la resistencia a los ismos, que nos lleva a ser esclavizados, cuidemos de nosotros mismos, en libertad y verdad… tenemos una vida por vivir, honrémosla.

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