CÓMO CUENTA VÍCTOR RAMÍREZ
JUAN JOSÉ DELGADO
Víctor Ramírez (1944) es autor de varias novelas y
de un número considerable de cuentos recopilados en diversos libros: "Cada
cual arrastra su sombra" (1971), "La esperanza hecha piedra"
(1975). Prosigue con los libros "Además lo primero" (1978) y "La
piedra del camino" (1980), que sumados a una docena más de cuentos
conformarán el libro "Diosnoslibre" (1984); en 1990 publica
"Arena Rubia y otros relatos".
En ese universo narrativo, los cuentos sitúan recurrentemente
a un personaje con voz narradora. Se enfatiza aquí la idea de voz porque la
narración se caracteriza por una anécdota mínima a la que va envolviendo en
círculos los silenciosos pensamientos del narrador.
Quiere decirse con ello que el relato renuncia a las
fórmulas codificadas de la escritura y adopta los tonos y maneras de un diálogo
dirigido a sí mismo.
Es una estrategia, un simulacro. Porque el autor ha
de controlar absoluta y rigurosamente cada palabra del discurso con el
propósito de obtener un relato que, perteneciendo realmente a la escritura,
reacciona contra ella y simula ser un neto producto del habla, una oralidad
fingida.
A los personajes les afecta una "panverbalización", en el sentido
de que su vida se halla sostenida por el lenguaje; viven en cuanto hacen, de su
conciencia, verbo.
Pero un discurso lineal es un mal conductor de las
electrizantes descargas de la conciencia. Descargas que va jalonando por el
texto una voz silenciosa, un "hablar interior" que se inicia y acaba
en el sujeto: un soliloquio, a pesar de la apariencia comunicativa que
proporciona el texto narrativo. Diálogos imaginarios en una realidad fingida.
El narrador los imagina, o los supone próximos,
porque los necesita; y los necesita porque el discurso silencioso ha de
presentir un destinatario que conviva con él en un espacio que acaso sea
ficticio, o, acaso, un lugar propio y mental desde donde se procede a la
comunicación de las experiencias subjetivas e intersubjetivas.
* * *
Hay autores que si adoptan fórmulas experimentales y
renovadoras es porque su actitud y su idea del mundo y de la literatura los
arrastran hacia imprevisibles procedimientos de escritura.
Virginia Wolf escribió que para que una idea no se
le evaporara debía depositarla a borbotones en el papel. Un autor -también
decía la novelista de "Al faro"- "no puede aspirar a decir la
verdad" aunque le conceda a la ficción la posibilidad de contener más
verdad que la fijada realidad. "Saldrán mentiras de mis labios -escribe-
pero probablemente habrá en ellas también algo de verdad".
La alusión a la escritora inglesa es mera
coincidencia; coincidencia con Víctor Ramírez en dos puntos que han sido
anotados: forma de expresión y filosofía narrativa.
El escritor canario no admite dudas al respecto: la
realidad no es que sea el continente de lo verdadero, sino que es trampa con
que engañar. La realidad es impostora.
Y por eso le confía al "cuento" -vocablo
muy usado en sus relatos para referirse al mundo levantado por la imaginación o
la soñarrera- la tarea de desenmascarar las falsedades alojadas en el seno
social.
En el mundo de la realidad se construyen falsas
verdades; el mundo de la ficción se lanza al proceso de descubrir las
auténticas. El cuento "HEDOR DE ESQUIROLA" comienza así: "Esta historia,
como todas, también mentía. Pero no engaña -masculló Ruano Betún."
Ese camino, que es creación personal y exclusiva de
un sujeto, puede dar con una verdad que enlace a todos, a toda una
colectividad, propietaria de particularidades específicas: mundo suburbano y
deprimido en tierra de nadie: vestigios rurales avecindados en la ciudad.
*
Víctor Ramírez emplaza a sus personajes en un
espacio de relación. Tierno Galván define el término como un ámbito en donde se
producen contactos entre el medio que se toma como referencia y el mundo
exterior.
Es un punto de intersección de dos mundos, de dos
funcionamientos económicos, de dos culturas. De ahí que los personajes se
manifiesten apegados a sistemas sociales que mantienen en vigor los prejuicios
propios del subdesarrollo en un sistema que persigue penosamente el desarrollo.
Lo atávico frente a lo nuevo. No cabe conciliación.
Vidas estancas que se mueven girando sobre sí mismas.
De esas vidas mana el flujo de voz, a través de un
singularizado personaje que va desvelando las amenazas y temores que afectan
por igual a todos. Amenazas de donde salen los miedos comunales que la misma
sociedad alimenta. Y de los miedos, las actitudes y el ánimo cobardes.
Este adjetivo dio calificación y título a sus "CUENTOS
COBARDES"; cobardía, un tema de su narrativa, que se enseñorea de
numerosos personajes taciturnos pero confesores de sus miserias.
*
Usa a un narrador personaje con doble carácter y
función; como narrador dispone de todos los registros a su alcance: cuenta,
describe, lleva al texto frases sentenciosas y proverbiales como para que
representen verdades perpetuables y como puños.
Por el contrario, en otro plano, el personaje se ata
a las circunstancias, al temor, a la mentira, a la ignorancia. La pesante
degradación moral, que habita en territorio concreto, es lo que le impulsa a
corretear por los tejados de lo imaginario.
Los ojos confirman la cerrada y pringosa realidad,
mientras la imaginación alza las piedras para ver si encuentra bajo ella lo que
no sucede. Y anhelando sucesos, como el sacar de las piedras la esperanza,
continúan las voces entremezclando ensoñaciones con recuerdos, fabulaciones con
el peso muerta de la enrarecida realidad del presente.
Y de la confrontación dialéctica entre lo concreto y
lo imaginario, entre fábula y realidad, el personaje va
"contrahaciéndose", zafándose de los mentirosos valores que,
enmascarados, guían la vida y la conducta social.
* * *
El cuento "LA ESPERANZA HECHA PIEDRA", por
ejemplo, es una prueba de que el
conocimiento se logra mediante una enseñanza fuera de programa, una enseñanza
vital que se halla en pugna con la moral farisaica dominante.
La figura del padre maestro enseña "una alegría
sin fe", una esperanza sin esperanza, "ejemplos sin luz". La
verdad sólo puede manifestarse en acto, nunca en lección. Una verdad que no
conduce a otra parte que no sea el desengaño; desengaño, en su más precisa
acepción: conocimiento de la verdad, con que se sale del engaño.
El narrador ha de salir del engaño, activamente, con
una conciencia en sordina, a tientas y verbalizando los recuerdos, las
ensoñaciones, los miedos y las vivencias.
*
El lenguaje propio, que viene de la conciencia y del
subconsciente, es el que delata las falsas doctrinas que una sociedad impone
mediante un convenido discurso. Cuando el individuo acata y, pasivamente,
asimila y reproduce el discurso, éste se interpone como una venda que no deja
ver la auténtica realidad.
En contraste, el individuo, a solas, con su caótico
monólogo, emprende la tarea de abrir camino al habla propia, en donde están
depositadas las verdades que el poder oculta o disfraza. Porque no hay
objetividad; es ilusoria, la percibimos asentada a través de una conciencia
que, en el fondo, desconfía.
*
A veces apuntará situaciones que mostrarán una total
incertidumbre. Las observaciones del exterior se filtran en la conciencia del
sujeto, que las devuelve en forma de un psiquismo con apariencia rudimentarias.
Pero es con la vida interior del personaje, cargada de
determinantes de índole naturalista, con que se va construyendo los fundamentos
del relato.
Estos rasgos anotados muestran que individuo y
sociedad discrepan y entablan una confrontación a la que, terminológicamente,
se le ha puesto nombre: realismo dialéctico.
* * *
¿Qué realidad y cómo la construye el narrador?
Recurre al arte para que la provea del discurso desencajado que brota de una
conciencia en torrentera y aparentemente desprovista de capacidad orientativa.
El autor recurre y esparce por todas las narraciones
ese planteamiento discursivo, que se vuelve paradigmático en la generalidad de
su obra. El orden programado por el discurso social encubre el mantenimiento de
una falsedad.
En cambio el personaje, que habla hasta por las
coyunturas del discurso, va articulando en un corto trecho de renglones las
palabras que mueven y desplazan planos de diferente registro: lo narrativo nace
y puede morir al siguiente instante para dar paso a un destello descriptivo,
que se aparta de inmediato, dejando hueco a la voz del personaje.
Las cuestiones sobre la verdad o la mentira afectan
no sólo al mundo de la ficción; también al de la realidad. Quienes así opinen
-y no han sido pocos- no aceptan una realidad que se fundamente en verdades
definitivas y convenidas. Ponen en crisis el modo en que la verdad debe
revelarse.
La realidad ha de encontrarse como si fuera un
tesoro oculto; esto es, ha de descubrirse mediante acciones y esfuerzos
personales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario