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jueves, 14 de febrero de 2019

LAS CONVERSACIONES DE MANDELA CON SU OPRESOR


LAS CONVERSACIONES DE MANDELA CON SU OPRESOR
HISTORIA ALECCIONADORA SOBRE LOS 
CAMINOS DE LA CONCORDIA.
POR EDUARDO SANGUINETTI

Mandela y el general, del periodista y escritor británico John Carlin, relata el encuentro entre dos personajes históricos, Nelson Mandela y el general que había sido su más acérrimo enemigo, Constand Viljoen, jefe militar de la Sudáfrica del apartheid. “Yo era un soldado, él era un terrorista”, decía Viljoen sobre Mandela, antes del inicio de las conversaciones secretas entre ambos, que Carlin, corresponsal en Sudáfrica en aquel entonces, describe en esta obra.

Ningún enemigo ha planteado un peligro mayor que el general para Mandela, quien desplegando las armas del diálogo, el encanto, la paciencia y sobre todo el respeto, cortejó al general de la guerra, transformándolo de un rival amargo en un aliado leal para la causa nacional.

Tras la liberación de Mandela, los tiempos cambian y el general cambia con ellos; avanza el argumento de que el patriotismo requiere servir a los intereses de todos los sudafricanos, blancos y negros. Así, el corazón de esta novela no ficcionalizada, remite a las extensas conversaciones de estos dos hombres, que, dejando de lado sus diferencias logran el prodigio de unir sus voluntades en pos de una Sudáfrica unida.

El general finalmente sirvió dignamente a su presidente a quién llamó “el más grande de los hombres”.

La narrativa escritural de Carlin, ilustrada vívidamente por el artista catalán Oriol Malet, se asimila más a un Comic que a una pieza periodística. Describe con maestría una historia real, atractiva y aleccionadora, donde se ofrece un cuadro milimétrico de lo acontecido tras revelar la notable habilidad política de Mandela y demostrar que si cada guerra tiene dos lados, también lo tiene toda paz.

“La historia de Mandela y el General ofrece un reproche y un ejemplo saludable para los tiempos políticos que vivimos”, dijo John Carlin a THR (The Holywood Reporter). “Las personas se segregan cada vez más en tribus enojadas que se gritan entre sí, haciendo un esfuerzo mínimo para construir puentes, y mucho menos para intentar ponerse en la piel de sus adversarios”.
 

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