FRAGMENTOS.
EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO,
POETA Y PERFORMER ARGENTINO
Tengo demasiadas pocas
costumbres y no me agrada por principio autodenirme, ni como performer, ni como
nada. En cuanto al hecho de denirme como performer o lósofo, que se hagan cargo
los teóricos y críticos de la cultura, que me han denido como tal: Jean Baudrillard,
Umberto Eco, Peter Golding, Carlos Espartaco, Alvino Diegues Videla, entre
otros.
El arte de la performance nos remite
tautológicamente a la performance del arte como situación en su totalidad
alternativa, partiendo de elementos primarios, mínimos, anteriores a cualquier
sublimación sobre objetos y conceptos puestos en acto, en un metafórico museo
negro, desde donde, como irónica parábola, acariciamos la sombra del teatro.
Cómo hombre de la
cultura de este tiempo, hice una puesta a la apuesta, intentando denir,
redenir, organizar, reorganizar mi espacio escénico.
Enervado por
violencias cotidianas, asediado por insultos, objetivamente debilitado en la
economía interna de espectáculo que he puesto en escena, en este ajedrez que se
humedecía, se derrumbaba, se desmoronaba, se disipaba, lentamente la idea
comenzaba a sustituir a la imagen, provocando la reacción exacerbada de los
admiradores y detractores de mi persona, a los que no les habría desgradado
llevar una propuesta creativa hasta el límite, como lo hice, asimilándome a la
idea nietzschiana del artista-héroe, ¿o nos quieren convencer que los
artistas-poetas estamos sólo para entretener? No ignoro los riesgos que corría
en semejante apuesta, ajena a todo tipo de especulación, como tampoco ignoraba
lo incómodo del espacio en que me tocaba operar, donde me tildaban desde
trotskista, anarquista, existencialista y demás. Me agradaría responderles a
estos medievales tardíos, remitiéndome a la palabra de un escritor argentino,
arqueólogo de la cultura Hispanoamericana Bernardo Ezequiel Koremblit, que
desde Radio Nacional en su programa de cultura, comentando acerca de mi ensayo
“Alter Ego”, dijo.”Sanguinetti es exactamente, puntualmente, estrictamente lo
contrario de un supercial…un hombre con las características que distinguían a
los del Renacimiento: un humanista” y siguen los comentarios.
Ante la situación
difusa por la que atraviesa la denominada cultura de hoy, el artista se mueve
de simulación en simulación, intentando recuperar no sé que tradiciones y
mitos, deviniendo por ende la pérdida del “áurea” de la obra.
Los profetas
sociológicos, o teóricos de la cultura, como quieras llamarlos, nunca me
hicieron creer que vaya a creer en lo que fue denominado posmodernidad, que
asimilo más a la cotidianeidad de un lenguaje sospechoso, que sugiere que
entremos en la pertenencia de la incertidumbre. El demonismo, como metáfora de
la realidad de hoy, no está ausente. En mi libro “El Pedestal Vacío” me
extiendo sobre este tema en particular. A la posmodernidad la considero la
cción más perfecta de la apología. Tras la máscara, la retórica desgastada del
relato, deja paso como dice Deleuze, a un pliegue de espectáculo. un
embaucamiento.
A nosotros
corresponde aventurarnos, con un entusiasmo que no puede ser ngido, en una
tarea que se sabe imposible. Sabiendo además que si se intenta, se pierde la
vida en el empeño, y si no se intenta, la vida está perdida de antemano, antes
de vivirla.
Con todo, donde
todo parece querer decirnos que algo concluye, yo intuyo que algo comienza. Y
donde todo parece querer decirnos que algo comienza, sé que algo continúa.
Tiempo al tiempo y espacio al espacio.
La muerte de Dios o de la idea de Dios es
además la muerte simbólica del “autor” por excelencia. No es casual que la
preocupación de la búsqueda de un autor para el mundo, se produjera a un
paisaje relativamente natural, anónimo. Y si todo autor se dene por su
responsabilidad respecto a lo hecho ¿sobre quién recaerá la responsabilidad de
la muerte del responsable por excelencia? ¿Muerte natural? ¿Homicidio
colectivo? ¿Suicidio, o tal vez eutanasia?…Sabemos ya que todas las
posibilidades forman parte de de esa negatividad ultra-armadora del dios. Y en
cualquiera de los casos, es posible intuir que si la responsabilidad del delito
dene al autor, serán el ocultamiento de la responsabilidad, la inocencia, o
simplemente la irreponsabilidad, quienes denirán a su asesino.
Sabemos que la
historia de la libertad de expresión avanza a pasos minúsculos. El máximo
ejemplo se da en el campo del espíritu. Siento mucho si lo que acabo de decir
suena amargamente optimista. El espíritu del artista, del guerrero y del héroe,
en tanto tengan entidad y autenticidad, ganan su condición de ser. Es imposible
determinar la indeterminación, es una apelación al vacío. El héroe en su
concepción clásico moderna ha muerto y sucede que la certeza de su
fallecimiento deja vacante un lugar que no puede permanecer vacío y que cada
uno de ustedes, lectores, no pueden ocupar sin dejar de serlo. La “textualidad”
promueve un nuevo héroe, que no es simplemente anónimo, sino un sosticado e
ilustre Don Nadie, Don Todos y Don Ninguno.
No quiero hablar de
la historia del espíritu, ni de las aproximaciones siológicas, psicológicas,
sino de nal…ni de las realidades perturbadoras de genio e idiotez, de
jerarquías y de amarguras…no deseo hablar de futuro, ni de religiones, de
parlamentos, ni de academias, ni simpatías…¿sería necesario que hablara de
todo? Es imposible. Por lo tanto sólo puedo decir todo aquello de lo que yo
puedo hablar, lo que concierne a la losofía, a la poesía…no puedo dejar de
hacer mención de la ignorancia y la verguenza…quizás les pueda agradar que no
hable aquí realmente de nada, pero no quiero dejar de mencionar el poder de los
estúpidos, la avidez burguesa, la hipocresía de los políticos, la inexión de
los intelectuales…tampoco puedo dejar de mencionar a Séneca,
Shakespeare, Hölderlin, Novalis, Rousseau, Nietzsche, Dostoievsky, Kierkegaard,
Mahler, Benjamin, Camus, Doeblin, Joyce, Onetti, Bioy Casares, Arlt, Benedettí,
Vian, Kerouac, Foucault, Derrida…¡Qué error! Una humanidad que no sospecha
nada, hombres con cierta simplicidad y la bajeza y pobreza de sus
necesidades…Los estados, los gobiernos, los pueblos, son estructuras condenadas
sin cesar a la infamia, a la calumnia…la vida es desesperación en que se apoyan
las losofías, las que nalmente son prometidas a la demencia, al diseño y a la
publicidad…instrumentos de la decadencia, criaturas de la agonía, todo es
claro, nada comprendemos.¿Pero entonces que queda?, se preguntarán…es evidente
que la pregunta es completamente idiota…y lo que acabo de enunciar, ¿no es más
trampa que salida? Afortunadamente no . Voluntariamente no.
Pasarán los años. Los límites se borrarán y el
ángulo recto perderá su frescura. En una inversión de causalidad, para el mundo
espero que el deseo, la pureza, el placer, el pájaro, el árbol, el poema, los
veranos dorados, los inviernos soñados, la nostalgia, los sueños, la amistad,
las playas eternas no se pierdan en la cción. Que los dioses de batallas
económicas. hoy principio y n de todas las cosas, los que reptan hacia la cima,
los que juegan anestesiados por el poder, que es malo, es feo, es pobre,
estéril, monótono y está muerto, se consuman en el fuego eterno.
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