José Rivero Vivas
Acerca de
RÚTILA OQUEDAD
(Libro: RÚTILA OQUEDAD
José Rivero Vivas
Novela
Obra: NL. 21 (a.98)
Publicado:
Ediciones IDEA, 2017
ISBN: 978-84-16759-90-3)
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VACUIDAD
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Conforme uno se adentra en su lectura, percibe hallarse ante una
novela cuya estructura no es estrictamente compacta, aunque no vendría tampoco
a ser catalogada como relato fraccionado. Su tratamiento informal, dirigido a
exponer ciertos aspectos de la vida actual, muestra al ciudadano, en general,
ufano de participar en la urdimbre de malhechura, discriminación y crueldad, aprobación
que alimenta esta sinrazón, a la cual aflora una ética maleable, provisora de
injusticia y desigualdad. En torno a esta incidencia gira su trama, con unidad
de acción, bien definida, en el movimiento proporcionado por los distintos actores,
a lo largo de su particular trayectoria, aportación inquebrantable respecto de
accidentes, peripecias y singular estado, en el marco de la historia que, a su
modo, en conjunto protagonizan.
Ateniéndonos al sentido de su propio título, se entiende que, el
numen que la alienta, es un hablar sin fundamento, cual si su móvil real fuera
liberarse cada cual del desasosiego que lo oprime y desazona, causado tal vez
por cuanto nefasto acaecer sacude al mundo, en variada vertiente del proceder
humano. La intención del autor, sin embargo, no abrigaba pretensión de crear
una obra excepcional, con ínfulas de colmar su avidez de sumo hacedor; de aquí
la llana actitud de sus presuntos héroes, así como su sencillez reflexiva,
respecto de sutil vivencia, plena de diversas observaciones, vertidas
consecuentemente en el fluir narrativo. Pese a cuanta anomalía pudiera captarse
en el discurso, cada personaje, en gesto y carácter, así como en sentimiento y
autenticidad, reafirma su cualidad y verosimilitud.
Los episodios impregnados de tristeza, por fuerza dramática de
la propia tragedia, se presentan atentamente desdramatizados, sin que ello
suponga en absoluto trivializar su dimensión profunda. Algo similar sucede con
aquellos pasajes engorrosos y abruptos, un tanto escabrosos y disolutos, cuyo
cáustico efecto ha sido tenuemente insinuado, en consideración a todos.
José Rivero Vivas
Islas Canarias
Mayo de 2018
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RÚTILA OQUEDAD
José Rivero Vivas
Capítulo II
(Fragmento)
Teniente
Aldaya, sobrino de Pedro Antúnez, fue voluntario a la guerra, en el Norte de
África, programada desde fuera de este globo, en límite impreciso con el
espacio exterior, determinación tomada por unos alzados mutantes que osaron
aproximarse a la esfera terrestre, ignorantes del enorme riesgo que su decisión
entrañaba, disparate descomunal, en una hora intempestiva de la noche, cuando
al parecer todo bulto es pardo y las bombas inteligentes dejan de serlo por
mera carencia de luz en quien opera en función de control remoto.
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Llegado el momento, Begoña Pulido miró
intensamente a Teniente Aldaya y le espetó:
-¿De
qué modo pudo superar la contienda sin herida ni mutilación?
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-¿Se
trata de alguna tesis -inquirió Marco Albino-, o simple referencia a ese juego
televisivo que cautiva a la gente?
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-Seguro.
Son textos escondidos de Hermógenes Sangil.
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Conducía yo un pequeño todoterreno, de
fabricación gala; ardoroso por el calor, pero entretenido en mis canciones, en
pantalón corto y sin camisa, luciendo mi torso desnudo, desfilaba en el coche,
cual si me hallara en pasarela de Londres o París.
-Has
de saber que soy amante del culturismo, que todavía practico.
-Qué
bien. Luego me muestras tus músculos.
-Con
gran placer.
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En
eso llegó Hermógenes Sangil, valiente legionario, convencido pacifista y
fenómeno de ficción. Había estado estacionado, con su bandera, en un buque de
transporte de guerra, frente a la costa de Mauritania
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Tras
mi incorporación a filas, fui con varios trasladado a las profundidades del
desierto; recibimos pronta orden de dispersarnos y que cada cual tratara de
consumar la operación para la que fuimos adiestrados, que en definitiva era
dañar la retaguardia enemiga a base de atentados. Al día siguiente me encontré
solo, sin un alma alrededor, en medio de la arena, con sol y mucha sed. Gracias
a que, al caer la noche, tiritando ya de frío, apareció un tipo, envuelto en su
chilaba, con un turbante azul que le cubría hasta los ojos; semejaba un guerrero
de verdad, como auténtico héroe de cine, o de épica medieval.
-Hola -saludó.
-Hola -contesté.
-¿Qué
haces aquí?
-Vine
a la guerra.
-Has
hecho mal.
-Sin
duda.
-¿Cómo
piensas librarte de esta desolación?
-Intentaré
llegar a la costa.
-¿De
qué modo?
-Guiándome
por las estrellas.
-¿Intuyes
a qué distancia está el litoral?
-No
tengo idea.
-Por
el paso que llevas, a dos meses de camino.
-No
lo alcanzaré nunca.
-Seguro.
-¿Qué
hago?
-Venir
conmigo.
-¿Adónde?
-A
pacificar la contienda.
-Eso
sí está lejos.
-No
lo creas.
En
mitad de un valle lejano encontramos un ciento de niños que, bajo el cielo
estrellado, avanzaban noche adelante, sin importarles la oscuridad ni los
obstáculos del camino. De pronto, observé que Hermógenes Sangil había desaparecido
entre ellos, dejándome solo en aquella senda de dunas inconexas y relieve
desnortado.
Tras
los presuntos temores que al ser aterran, cuando se halla desamparado en medio
de ambiente desconocido, al alcanzar el borde del oasis pude elegir, a mi aire,
la planta insegura de una maceta gigante, que proporcionaba salida al carmen
precioso inundado de gardenias. Al fondo, delante de la entrada a la jaima del
visir, colocados en perfecta hilera, vistiendo rigurosa etiqueta occidental,
doce individuos aguardaban expectantes mi presencia. Después de saludar
cortésmente, pregunté:
-¿Cuál
es la enseña?
-Exponga
su causa -pronunció un señor mayor, situado en el centro.
Saqué
el papel que Hermógenes Sangil me hubo dejado, como indicador del trayecto, y
leí los versos que tenía escritos en el dorso. Exacerbados, pese a su elegante
indumentaria, sin ser unánime el consenso, me condenaron a muerte.
-¡Por
unos versos! -se asombró Marco Albino.
-
Obviaron su contenido, que al parecer carecía de importancia. El error consistía
en haber utilizado un idioma que desconocía.
-¿Cómo
no usó el español? -quiso saber Begoña Pulido.
-Quizá
hubiese sido acertado. Pero, como todo el mundo desea hablar inglés, es de
suponer que también él quiso hacer su pino. De modo que, inocente y cándido, me
cayó encima la grave pena.
-Pero,
no fuiste ejecutado -se alegró Begoña Pulido.
-Las
señoras salieron en mi defensa y fui de por vida condenado al exilio.
-¿Están
bien hechos? -curioseó Marco Albino.
-No
tuve tiempo de apreciar su tersura.
-¡Todo
por casi un serventesio! -musitó dubitativa Begoña Pulido.
-En
conciencia, creo que es la explicación.
-¿Tendrías
la bondad de recitarlos? -solicitó Begoña Pulido.
-¿Delante
de Marco Albino?
-Él
es poeta.
-Por
lo mismo.
-Vamos
entonces a mi habitación.
-Encantado.
Sentados
ambos en el borde de la cama, ella le pide:
-Empieza.
Luego
de un instante de inaudito esfuerzo, musitó:
Yo siempre estoy al lado de quien pierde,
por no sentirme afín a vencedores;
tampoco me cautivan los que vierten
su frágil entereza en seguidores,
al tiempo de mostrarse fiel al as,
en hosco detrimento del rival,
que al cabo, del rigor su dardo siente.
-¿No estaban en inglés?
-Esos
se me han borrado.
-Flaca
memoria.
-Su
numen no era triunfalista.
Un tanto desencantada, Begoña Pulido estuvo callada un rato.
Luego, en comentario decepcionado, dijo:
-Creí que eran
eróticos.
-El erotismo es
tema para ejercitarlo.
-Claro -afirmó
ella convencida.
Sin pérdida de
tiempo empezó a desnudarse apresurada, exigiendo:
-Venga, enséñame
tu musculatura.
Se quitó él la
camisa y fue junto a ella, que lo tocó delicada, cual si su cuerpo fuera de
roca fina.
-¡Hum! -hizo,
relamiéndose interiormente- ¿Y tus piernas?
Se bajó los
pantalones y quedó en calzoncillos. Ella, arrobada, trató de coger sus muslos;
entonces reparó en el bulto, que miró sorprendida, y, arrebatada, agarró su
miembro, sacándolo fuera.
-¡Oooh! -exclamó
extasiada, al verlo alzado en plena potencia, rojo encendido y ardiendo en
sangre acumulada.
No pudo contenerse
y descendió rápido a probar lo que apreció bocado exquisito. Iniciada la orgía,
fue prolongada hasta más allá de la madrugada.
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José Rivero Vivas
RÚTILA
OQUEDAD
(Fragmento)
Islas Canarias
Mayo de 2018
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