COLONIALES
JM AIZPURUA
De las
antiguas colonias hispanas, nos llega la polémica que la figura del Gral.
Antonio Imbert, nombrado Héroe de la Patria en la R. Dominicana, plantea en el
presente. Un reducido grupo de contrarios a su figura siguen negándose a
considerar heroico su comportamiento y el de su grupo clandestino que ajustició
a Trujillo en plena calle acabando con su dictadura sangrienta de 31 años y
dando paso a la nueva república democrática.
Para
Trujillo, Franco era un referente y lo admiraba profundamente.
El debate
es intemporal, extraterritorial, equiparable en tempo y profundamente necesario
para abordar futuros y superar pasados.
Me consta
por conversaciones personales el patriotismo, la grandeza humana y la sencillez
del Gral. Imbert (Q.E.P.D.), pero; esa no es la cuestión. ¿Es licito y
merecedor de honra social el alzarse en armas contra las dictaduras? ¿El valor
de la Democracia justifica los medios para alcanzarla?
Confieso
que yo desde los 15 años tuve clara mi postura y emprendí con la Resistencia
Vasca la lucha contra el dictador Franco y su Régimen fascista. Pero es con los
años y las conversaciones intimas con miembros resistentes de otros países
cuando comprendí toda la profundidad del asunto.
1978
debió marcar un principio democrático, pero ¿Qué hacer con el pasado?
Y el
horrendo pajarraco que preside las Ramblas chicharreras nos enfrenta con un
pasado inconfesable, de traición a la democracia, de asesinatos genocidas
ideológicos, de cobarde silencio, de necio seguidismo.
Algunos pretenden
que el tiempo borre el recuerdo, pero la historia y los descendientes de los
represaliados jamás lo consentirán.
El
descerebrado alcalde Bermúdez, recurre a una coartada insólita, de “valor
artístico” ¿cree que una bella alegoría a ETA confeccionada por escultor
preminente con gran mérito artístico podría ser levantada en la plaza
Candelaria?
Si tiene
tanto valor artístico llévenla a un Museo, y limpien la calle de su
contaminación fascista y asesina pues valor democrático no tiene ninguno y es
un ilegal símbolo guerra-civilista sectario.
Canarias,
en sus clases dirigentes, arrastra los pies en el camino a la Democracia y ese
es uno de sus rasgos nefastos que la mantienen alejada del progreso.
“Aquello”
que pasó en Canarias en 1936, no debe condicionar el futuro democrático de su
siglo XXI ni manchar a su juventud que nunca volverá a salir de la senda
democrática europeísta. Los poderosos canarios extienden un manto de silencio,
de ignorancia, de temor, sobre el genocidio castellano en las islas, del
colonialismo, de su golpe de Estado contra el Gobierno legal de 1936, de los 40
años de fascismo represivo en los que solo ellos progresaron y el pueblo llano
paso hambre y exilio económico que rompió las familias isleñas en dramas
matrimoniales que aún hoy afectan a muchos paisanos que vivieron sin su padre y
mujeres abandonadas que sufrieron una situación inhumana.
Nada
tiene que agradecer el pueblo canario al fascismo que la relegó al africanismo
económico, infra-dotándolo de recursos europeístas y condenándole a la miseria.
Ese
monumento es un símbolo de humillación popular canaria, un canto a los esclavos
felices, una provocación, es la burla a la Democracia, la impunidad de los
asesinos, y la constatación que los jóvenes canarios no tienen un camino diferente
al de sus mayores que inevitablemente llevó a la miseria.
No es un
tema más; es capital para el destino de las islas.
Haciendo
lo mismo, pensando lo mismo, contando lo mismo: sucederá lo mismo. La nueva
Canarias llama a la puerta y los canarios deben aceptarla, para desde la verdad
histórica, arrinconar al fascismo y sus nostálgicos, y emprender caminos de
progreso dentro de las más estrictas normas democráticas europeístas.
La
derecha canaria moderna no se atreve a salir de la caverna en la que la tiene
cautiva la falsa tradición hispano-religiosa de los fanáticos filo fascistas.
Como un
día les dijo Labordeta: ¡Váyanse a la mierda! y dejen vivir a Canarias.
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