UNA JORNADA
ESCOLAR
Rafael ZAMORA MÉNDEZ
Educador es el que le dice a sus alumnos: Quisiera complacerte pero
prefiero salvarte y, GOZAR, es comprender
con la inteligencia la bondad de
las cosas.
IDEAL, es intentar poseer ese milagroso
imán que exige tener consigo una plena y
total dedicación.
La expuesta filosófica exposición, ya de
entrada descrita, viene a pelo, debido a
que, en estos pasados días, como por obra de sobrenatural magia, he disfrutado
en grande con la oportuna experiencia de
haber vuelto a revivir, como testigo, de unos muy inolvidables momentos, en la más impartida
enseñanza vista al natural.
A instancias y ruegos de nuestra
cariñosa nieta, VALENTINA, con sus despiertos 7 años de edad, ilusionados,
acudimos a la invitación que su, diligente e ingeniosa maestra,DÑA.ISABEL, a
los abuelos formulara, con la educativa intención de que, cada uno de ellos,
gozando, relataran buena parte de sus
experiencias infantiles del ayer.
Un vistoso desfile de sentados niños,
formando un hogareño coro de 24 inquietas ardillas humanas, nos expusimos a las
curiosas preguntas que alguno de los mismos, nos efectuaban:
-.- ¡QUÉ JUGUETES TENÍAN USTEDES?
-.- ¡Hijitos: Nosotros, reuníamos hasta las vacías latas de sardinas y con
ellas, fabricamos unos carritos, poniéndoles como ruedas, las metálicas chapas
de muchas distintas tapas de botellas.
Se imitaba a los mayores y, hasta
realizábamos "casorios", cumpliendo las niñas como esposas-
cocineras, imaginandose guisar apetitosas delicias, con trocitos de tomates,
ajos, migas de pan y surtida agua del chorrro.
Las secas pipas de albaricoque, eran
nuestras monedas y, las llevábamos colgadas a la cintura en unas toscas bolsas
de tela, que nos solíamos ingeniar fabricar.
El trompo, saltar a la comba, el tejo,
la piola, el escondite, la gallinita ciega,
el fútbol, casi descalzos, con pelotas que teníamos, a base de
fabricarlas con secas tiras de
plataneras o, alguna que otra vejiga de cochino inflada, cedida por alguna
buena y generosa persona.
Llegados a este último punto, el del
fútbol, un niño preguntó:
-.- ¿ESTABA TAMBIÉN CRISTIANO RONALDO?
¡A dónde llega la moderna influencia de
los actuales medios informativos sociales- deportivos!
-.- ¿TENÍAN MUCHOS LIBROS, COMO
NOSOTROS?
-.- La nuestra fue una época bastante
angustiosa, difícil y dolorosa.
Vivimos una guerra fraticida, se pasó necesidad de todo, los alimentos
no aparecían por ninguna parte y en un solo libro, teníamos todas las
asignaturas juntas a estudiar.
A falta de caros cuadernos, de colores,
lápicez; en una simple pizarrita, enmarcada en madera, se nos ponían las
tareasa para casa y, con sumo esmerado cuidado, haciendo milagros, procurábamos
que , por nada de este mundo, se nos borrasen las mismas.
-.- USTED, SEÑORA ¿ QUÉ NOS DICE DE SUS
RECUERDOS?
-.- Tenía una gran amiga que, gracias a
Dios, todavía conservo, de nombre ANGELITA, que, cuando yo estaba enferma , con
bastante frecuencia, venía a visitarme a casa.
Una vez, subiendo la alta escalera de
madera , introdujo el pie por un hueco y se cayó, causándose mucho daño y
haciéndome llorar a mares, pensando que, debido al accidente, no volvería nunca
más a verme.
¡Menos mal que era una arraigada
amistad, de esas que, por nada ni por nadie, es capaz de romperse!
-.-¿TENÍAN TELEVISIÓN?
-.- El afortunado de poseer un aparato
de radio, era considerado hasta como de ser un privilegiado "señor
rico".
Éramos adictos a la lectura, a las
novelas por entrega; a juntarnos con los vecinos, contar cuentos, películas,
hechos ocurridos en la localidad y en el mundo.
Algunos privilegiados, tuvimos el premio
gordo de merendar como marajás:
Por las tardes, portando un vaso de
latón, conteniendo en el fondo unas cucharadas de gofio con azúcar, acudíamos a
una cercana vaquería y, puestos en fila, uno tras otro, íbamos pasando por el
ordeñador, que, de la vaca, nos colmaba el rudo envase, con la rica y espumosa
leche que nos alimentaba.
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¡Fueron tantas, tan peculiares y
curiosas las preguntas que nos formulaban que, solamente hemos reseñado,
algunas de las muy repetidas por estas inocentes criaturas que, merced a la
genial idea emanada de su designada EDUCADORA, pudieron disfrutar de una clase
muy peculiar, originalmente, distinta, noblemente positiva y, sobre todo, para ser bastante bien recordada, por un
grupo de regocijados abuelos que, sin habérselo pensado, ni pretendido,
alcanzaron la inesperada ventura de
retornar al añorado tiempo de una de las más mimadas edades de su
existencia!
El tiempo corre que
vuela, bajo mano protectora.
¡Vaya gozada de abuela,
que volviendo está a la escuela,
POR VALENTINA ZAMORA!
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