VOLVAMOS A LA LUCHA OBRERA
DAVID BOLLERO
Esta
mañana escuchaba a un líder sindical sacar pecho porque han llegado a un
acuerdo con la patronal para que en 2020, el Salario Mínimo Interprofesional
(SMI) sea de 850 euros. Hasta entonces y considerando que esa cantidad continúa
siendo insuficiente, ¿cuántas personas se habrá quedado por el camino?
El
Estado de Bienestar se resquebraja a pasos agigantados. Hemos perdido la lucha
obrera, se ha esfumado, y cuando eso sucede y el Gobierno te desampara cada vez
más, la desigualdad a todos los niveles se dispara.
Recuerdo
los primeros de mayo cuando era pequeño, las masivas manifestaciones
recorriendo las calles, las casetas de los sindicatos en las ferias, el miedo
que éstos generaban en la patronal. Todo eso ya no existe, hemos perdido esa
batalla.
Tendemos
a poner el foco en los dos sindicatos mayoritarios, a sacudirnos las culpas
mirando a CCOO y UGT, responsabilizándolos de la sumisión obrera. Esa visión
está parcialmente fundamentada, es cierto, pero olvidamos que por encima de eso
está nuestra conciencia de clase obrera. ¿La conservamos? L@s más jóvenes, ¿la
han tenido alguna vez?
Los
sindicatos no son los trapecistas, sino nuestra red de protección para no caer,
estamparnos contra el suelo y que nos devoren los leones. Por muy tensa que
esté la red, sino no ponemos de nuestra parte, el número no sale adelante.
Nosotras y nosotros somos parte del problema, no sólo los sindicatos. Con las
mareas del 15-M y ahora, más recientemente, con las movilizaciones de l@s
pensionistas hemos podido comprobar el poder que tiene la unión.
En
lugar de resignarnos o eludir nuestra responsabilidad, va siendo hora de que
volvamos a la lucha obrera, de que nos plantemos ante este sistema capitalista
patriarcal e invirtamos los papeles. Hemos de ser capaces de someterlo, de que
la solidaridad obrera haga a la patronal clavar la rodilla en el suelo, de
acabar con esos argumentos falaces de que son los empresarios quienes generan
riqueza para el país: nos roban hasta el alma para llenar sus bolsillos y
consiguen que nos conformemos por migajas, que nos peleemos entre nosotr@s por
un mendrugo de pan.
Hoy,
aunque no vea las calles tan llenas como cuando era pequeño, es un buen día
para recordar lo que perdimos, es una magnífica ocasión para no dar más pasos
atrás y, junt@s de la mano, arrinconar a quienes llevan ya demasiado tiempo
vampirizándonos. Volvamos a la lucha obrera.
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