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viernes, 11 de mayo de 2018

ÁRBOLES PARA EDUCAR GOBERNANTES (CARTA ABIERTA)


ÁRBOLES PARA EDUCAR GOBERNANTES
 (CARTA ABIERTA)
IGNACIO ABELLA MINA
Como un déjàvu, hemos recibido la noticia de la tala de árboles en la Plaza de la Alameda (Plaza del Quiosco) de La Orotava, y de la defensa de este patrimonio por parte de los vecinos y muy especialmente de las vecinas de esta villa.

Es cierto que, en ocasiones, las talas o podas drásticas se justifican por el mal estado de los árboles, pero con demasiada frecuencia se aduce esta razón para hacer remodelaciones eliminando a estos “seres molestos” o sustituyéndolos por otros más pequeños y manejables, sin un diagnóstico previo que justifique suficientemente estas actuaciones. También es preciso señalar que cuando el arbolado urbano se vuelve peligroso, con una enorme probabilidad sucede por podas, amputaciones de raíces o maltratos diversos, en el contexto de las diferentes obras que sufren estos seres vivos a lo largo de su vida. Es entonces cuando, quizá al cabo de muchos años, se manifiestan las podredumbres causadas por el ataque de hongos que penetran a través de las viejas heridas. La tortura de los árboles ciudadanos es una constante en nuestra inculta civilización.
Resulta ya un tópico muy manido la idea de que tenemos que educar a nuestros hijos e hijas para tener un futuro mejor. Desgraciadamente ya no hay demasiado tiempo para el futuro y este pensamiento parece una buena coartada para no educar a los verdaderos maleducados, tantos mandatarios, caciques, concejales, alcaldes y políticos de todo pelo, que hacen gala de una impresionante ignorancia e insensibilidad en lo que respecta al insustituible papel de los árboles en nuestros entornos urbanos o rurales.

Entre los derechos fundamentales de los niños y niñas, debería figurar el de criarse entre grandes árboles y espacios saludables. Del mismo modo que vecinos y vecinas de toda condición tendrían que disponer de unos espacios y un patrimonio natural suficientes y adecuados. Porque en definitiva las arboledas no solo proporcionan a la ciudad oxígeno y un clima benéfico, también nos aportan entre otras muchas bendiciones, calma y belleza y representan ese espacio de vitalidad y esperanza que tanto necesitamos los humanos. En este sentido no debemos olvidar que la primavera turca comenzó con las protestas por la tala del parque Gezi para construir en su lugar un nuevo centro comercial. Fue la chispa que inició todo un movimiento de defensa del patrimonio, la identidad y la democracia, pues todo ello está unido de forma indisoluble.
Conocemos un test infalible para valorar el fondo y la forma de este tipo de actuaciones y evaluar asimismo el criterio de la autoridad que gestiona este patrimonio público: Si en vez de explicar las razones de la tala, los responsables vienen con engaños, manipulaciones, nocturnidad y cobardía; si se escudan en empresas contratadas, en diagnósticos superficiales y en vanas promesas, a buen seguro estamos ante una nueva situación de empecinamiento caciquil avivado por ese espíritu arboricida tan común entre los tecnócratas.
En ese caso, además de la defensa de ese irreemplazable patrimonio arbóreo que damos por supuesta, hay que empezar a educar al ilustre desde el principio, con paciencia y mucho cariño… cuesta mucho erradicar la ignorancia y la prepotencia que arraigan en un mandatario. Sobre todo, si  la autoridad en cuestión solo entiende el concepto de patrimonio cuando se aplica al beneficio propio o el de su grupo político.
De cualquier forma es oportuno recordar, siempre que hablamos de este tema, el viejo proverbio: “Estos árboles que a todos pertenecen, al cuidado de todos se confían”. Si los encargados de este cuidado son irresponsables o incompetentes; más aún, si atentan contra el patrimonio que deben proteger y por ende contra nosotros mismos, lo mejor es arrancarlos rápidamente de sus alcorques y sustituirlos por otros más aptos y adecuados.
Ignacio Abella Mina
16251383C

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