EXPERIMENTADORES
SOCIALES
L. SORIANO
El
mundo siempre ha estado bien nutrido de visionarios y de innovadores. Muchos,
desgraciadamente fueron a parar a los patíbulos, casi todos. Sin embargo, el
asunto de los Experimentadores sociales es una corriente relativamente nueva de
un siglo o poco más. Insignificante en la historia de la humanidad, pero que ha
provocado ya mas tragedias y cadáveres que las religiones o sucedáneos de corte
creencial. Por cierto, algunas de estas aun siguen matando, al igual que los
resultados de los experimentos de los nuevos visionarios siguen produciendo
cadáveres, torturas y encarcelamientos. Cierto y verdad, que si los gobernantes
no se resistieran tanto a dejar el poder, ni a ser más justos, mas
democráticos, menos corruptos y más rigurosos en dar a los ciudadanos una vida
digna y posible, los experimentadores sociales lo tendrían muy difícil para
aflorar. Pero no es así. No entenderemos nunca como no se enteran cuando hay
que aflojar, renovar, cambiar o incluso huir, pero nunca lo ven venir. Es una
inexorable máxima. Aguantan hasta que de
la ola ya no se escapa nadie, y nos
llevan a la catástrofe, muchas veces previo el saqueo de lo que puedan rapiñar
antes de salir catapultados. En este
escenario, como setas en la pinocha húmeda, aparecen los “químicos sociales”,
con sus maletines teóricos llenos de formulas magistrales y “sencillas,” como
la Oxido reducción. Dando trigo virtual,
predicando utopías, repartiendo lo que fluye ahora, y haciendo cábalas sobre la
producción actual que cesara en cuanto atraquen en el poder. Como además el
publico está ansioso de oír lo bien que pueden estar, trabajando menos, ganando
mas, sin pagar las deudas adquiridas y
repartiéndose la teórica caja que se supone que “alguien” tiene la obligación
de llenar, pues el éxito de los “bacterios” está garantizado. Hasta ahora y aunque la experiencia de las
veces que se han tratado de aplicar ha sido un desastre criminal de
proporciones monstruosas, y los ejemplos continúan como Cuba, Corea N, Viet
Nam, y China etc., en distinta proporción de iniquidad pero desoladores todas,
los experimentadores siguen insistiendo en su validez y los encandilados
aplaudiendo. Y es que el mensaje es atractivo, y el “miénteme”, muy solicitado.
Cuando el sistema se colapsa porque nadie llena la caja, y al meter la mano se
toca fondo, hay que tomar medidas drásticas. Y entonces hay que preparar el
aparato represor para que la gente se “reeduque” y obligarla a que haga lo que
la esperpéntica teoría del experimentador exige y se aplique a la fuerza.
Fallara sin duda, pero entre tanto, habrán muertos, encarcelados y un desastre
económico de enormes proporciones con el sacrificio de varias generaciones y
muy difícil de reparar. Cuidado con los experimentadores. Ojo con ellos, llevan
las luces largas y encandilan. A reflexionar
Reflexiones
L. Soriano
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