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jueves, 21 de noviembre de 2024

LA MITAD DEL CIELO

 

LA MITAD DEL CIELO

IÑAKI URDANIBIA

 

«La capacidad de entender a las mujeres y situarlas en su contexto histórico es una cualidad ausente incluso entre los historiadores clásicos y contemporáneos de mayor renombre. Espero haber contribuido en cierta medida a traer de vuelta a la vida a estos personajes femeninos[…]. Podemos dar rienda suelta a nuestra frustración, en nombre de todas las mujeres de la Antigüedad cuyas vidas se fueron a la tumba con ellas y de aquellas otras cuyo legado fue distorsionado hasta ser irreconocible[…] en cada aspecto del mundo antiguo se constata la presencia femenina. Las mujeres son las autoras de nuestra historia»

Una cosa es sacar a relucir anécdotas, casos singulares o excepciones que, por otra parte no confirman regla alguna aun sin haber leído a Karl Popper, y otra bien distinta hurgar en la historia en busca de la otra cara de la historia consagrada por el uso y el abuso, en la que a las mujeres se las ignora, o se las retrata como esposas de,…como lindos floreros. El camino por el que opta Daisy Dunn es precisamente sacar a la luz lo ocultado, en «La venganza de Pandora. Una historia del mundo antiguo a través de las mujeres», editado por Crítica.

La autora, galardonada escritora y clasicista, abre la caja de lo ignorado, de lo silenciado (de lo que no se habla no existe)y nos traslada al mundo antiguo en el que, con documentación y rigor, desvela los aspectos desconocidos en relación las mujeres. No es que saque a relucir casos y hábitos que funcionaban en aquellos tiempos sino que adopta la mirada desde el lado femenino, resaltando el destacado papel jugado por algunas en el campo del arte, de la política, y…hasta en el de la guerra. Es obvio que en la historia no se puede ignorar la presencia de emperadores, reyes o señores de la guerra, lo que no quita para que a éstos no se les deba otorgar el monopolio del desarrollo histórico, borrando el papel jugado por las mujeres que, obviamente, también participaron en los hechos y en algunas ocasiones jugaron un protagonismo de importancia, que es en donde centra su mirada la historiadora.

Y así van desfilando por las páginas Cleopatra, Agripina, Safo, Artemisa, Cinisca, Fulvia…y muchas más, bastantes de nombres menos conocidos; y lo que es más importante, las costumbres de algunas sociedades a la hora de considerar a las mujeres como tan capaces como los hombres a la hora de participar en los asuntos cívicos y políticos. A lo largo del recorrido vamos viendo como las mujeres frente a las negativas valoraciones que de ellas se hacían, pintándolas como inútiles que solamente sabían jamarse el pan que traían sus esposos, cuidar a los críos, siendo consideradas por Hesíodo como un bello mal, kalon kakon, jugaban un papel relevante; en la mitología griega fue a Pandora –de todo dotada y de todo donante- a quien le cupo el privilegio de ser la primera mujer, creada por Zeus, y a ella se le otorgaron todo tipo de cualidades, entre ellas la de ser astuta (siendo su dominio la metis) , cínica y traicionera, siendo ella con su famosa caja (o tal vez mejor, jarra)quien causó todos los males habidos y por haber; algo similar a la Eva bíblica que arrastró a la perdición a su ingenuo compañero y con él a toda la humanidad, habiendo sido creada, por cierto, de una costilla masculina. Pandora sembró la discordia, allá en donde reinaba la armonía en una sociedad compuesta meramente por varones. La mujeres convertidas en chivo expiatorio de las desgracias, siendo su única virtud la de tejer (véase el caso de Penélope), si bien además de hacerlo con telas e hilos, tejían engaños, mostrándose lascivas, por lo que había que mantenerles a raya (siglos después, decía el primo y yerno del profeta, Alí, que cuando Alá creo la sexualidad, entregó nueve a las mujeres y una a los hombres, ergo…). Como ya queda dicho, Dayisy Dunn avanza por la otra cara de la moneda: el destacado papel de las mujeres.

Apoyándose en textos antiguos, en restos arqueológicos y en estatuas, e inscripciones halladas en construcciones, cementerios y demás, vamos aprehendiendo la destacada presencia femenina en tareas artísticas, en actividades productivas, escribiendo, y ocupando cargos en terrenos como la política, la ingeniería, etc., y así somos conducidos a lo siglos anteriores a la Era Común y a los tiempos bisagra interseculares y posteriores para conocer a artistas (Timarete, Irene, Calipso, Aristarete, Iaia y Olimpia, deportistas (Cinisca de Esparta, la primera mujer en obtener una victoria en los Juegos Olímpicos a los cincuenta años de edad), y las palabras de Plinio (s. I) el Viejo y anteriormente de Pericles (s. V a. de EC) dando testimonio de los pasos femeninos en distintas ocupaciones, si bien el gobernante griego, de los tiempos ilustrados, proponía que las mujeres a poder ser pasasen inadvertidas; dejándose ver también el ambiente hostil hacia ellas, y hacia aquellas que no cumplían con los roles que se les asignaban, que debían dar muestra de honradez, plasmada en valores como la modestia, la pudicitia, castitas y la pietas, latinas. Así los nombres de reyes, guerreros, gobernantes siempre son masculinos, quedando los nombres femeninos, en su mayoría, en la sombra cuando no nombradas como adorno o mantenidas en el silencio más absoluto. De este modo se habla de Marco Antonio y de su amante Cleopatra, pero nada se dice de quien fuese su influyente esposa, Fulvia. Algunas leyendas asoman acerca de la autoría de la Odisea y la Ilíada, propuesta siglos después que atribuían dicha autoría a Phantasia; la guerra de Troya como punto clave a la hora de volver a tiempos menos liberales con respecto a las mujeres, con vueltas de la mirada a siglos anteriores y a otras zonas geográficas en donde se conocen templos erigidos en honor a Inanna, en Uruk-Mesoipotamia, lugar en el que tal diosa era venerada desde aproximadamente el 3000 antes de nuestra era. Y las historias se acumulan, y somo llevados a la isla de Lesbos, conocida por la presencia de mujeres poetas, en la segunda mitad del siglo VII antes de nuestra era, y el nombre de Safo que quedó para la historia y que dio nombre, al igual que el nombre de la isla, a un tipo de relaciones afectivas entre mujeres…Historias de amazonas y reinas, y vemos cómo la tribu masageta que se movía por las orillas orientales del mar Caspio, era belicosa, y donde la autoridad gobernante femenina no era nada inusual; el ejemplo destacado respondía al nombre de Tomiris, de la que dio cuenta Ciro de Persia (que nunca hubiese pasado a la historia como el fundador de Persia a no ser por su matrimonio con Amitis, la hija de Astiages), en el siglo VI a. de EC. Y se desvelan los mitos sobre las denominadas amazonas, con el descubrimiento de restos arqueológicos por tierras ucranianas que mostraban algunos cadáveres de mujeres con muestras de heridas provocadas por golpes y acompañadas en su tumba de espadas y abalorios; Artemisa de Halicarnaso la única mujer que ostentó el mando de un ejército durante las guerras médicas…la cultura etrusca es presentada en sus costumbres, su manera de vestir y las formas de celebrar, junto a los hombres…viéndose como en el terreno matrimonial el dominio era de las mujeres, mostrándose como en vez de los patronímicos se usaban los matronímicos, y la cultura Nóside, y las figuras femeninas destacadas en la “historia” de Roma: Lavinia y Rea Silva…si bien parece un paralelismo con respecto a Rómulo y Remo, creado en siglos posteriores. Olimpia de Epiro, Fulvia, Aspasia, Cleopatra, Octavia, Agripina, Cornelia -madre de Cayo y Tiberio Graco- que estableció un modelo que las progenitoras de los emperadores se esforzaron en imitar y que ejerció una honda influencia política sobre sus hijos, Lucrecia, y los tejemanejes en torno a las dinastías y los poderes hereditarios son visitados con precisos detalles…

Y… el propósito expuesto por la autora, superado con elevada nota: «El reto que asumí era escribir una obra que fuese por derecho propio una historia novedosa del mundo clásico y que al mismo tiempos pusiese de relieve la participación femenina en su construcción…Este no es un libro sobre las mujeres, sino que es una historia de la Antigüedad escrita desde las mujeres, en la medida en que esto es posible. El objeto del texto es ponerlas en primer plano, no distorsionar los acontecimientos y hacer como si no fueran los hombres los que, por lo general, llevaban la voz cantante»

 

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