25 DE NOVIEMBRE. SI TÚ ME TRATAS
MAL,
YO TE DENUNCIARÉ.
MARÍA JOSÉ BELDA DÍAZ
Este año, me quedo sin salir a la calle a gritar “Ni una mas, ni una menos”, o que “la vergüenza cambie de lado”, este año he decidido que mientras: las calles sean lugares inseguros para nosotras y espacios de impunidad para ellos, las relaciones hetero sigan perpetuando toda tipo de violencia de forma normalizada, los entornos familiares, sociales y profesionales nos sigan culpabilizadando y acusando a las mujeres por no estar a la altura de las “circunstancias”, se nos siga acusando de puritanas a las feministas que alzamos la voz contra la explotación sexual y contra las practicas violentas que quieren instaurar como algo normalizado dentro de las relaciones sexuales, los salarios estén descompensandos intencionadamente favoreciendo al hombre, los recursos de atención a las victimas sigan perpetuando la violencia hacia las mujeres, tanto desde la forma de tratar a las trabajadoras (que por cierto estarán en Huelga precisamente el día 25N con una concentración convocada por fuera del Cabildo de Tenerife a las 11 de la mañana) como con las listas de espera para la atención personalizada a mujeres que necesitan el apoyo de manera urgente. Este año siento que la lucha contra las violencias sigue empeorando por lo que no voy a salir a sentir que me desahogo y he hecho algo. Este 25 de noviembre creo que es necesario un espacio para la reflexión, para cambiar lo que no funciona, para sensibilizarnos de la normalización y repetición de lo que ya está programado.
Desde esta
postura de desobediencia a la propia desobediencia, que ya no es tal porque nos
la han permitido, quiero enviar mi apoyo
a las que luchan, a las que van a llenar las calles con la esperanza de que
llegue el día en que seamos libres y no valientes, en el que seamos
ciudadanas con igualdad de trato y derechos, el día que aquello de que “Todas
hemos sufrido algún tipo de violencia” sea historia, historia de esa que es
difícil de narrar y de entender, de la que avergüenza.
Recordemos
que en los recursos destinados a las víctimas, la precariedad se representa
tanto en los salarios, convenios, horarios, como en las infraestructuras donde
se alojan las trabajadoras. Si las trabajadoras de los recursos sufren
violencia a través de la discriminación que supone la externalización de sus
puestos, esta Violencia se ejerce indirectamente y directamente sobre las
mujeres que acuden a estos servicios buscando un lugar de atención seguro. Una vez más, la feminización de un sector
garantiza la precariedad para quienes trabajan y para quienes reciben la
atención.
Vengo
denunciando hace años que la violencia institucional es la estructura que
perpetúa la violencia machista en nuestro sistema, y esta violencia se ejerce a
través de personas, de profesionales de diferentes sectores que atienden a
mujeres. Por lo tanto estas intervenciones agresivas que revictimizan son
las primeras que tenemos que erradicar. Contamos con un entramado tan
complicado dentro del marco que legisla y que regula las administraciones que
realmente no sabemos dónde y cómo denunciar cuando se nos revictimiza desde ese
gigante que es la administración. Lo cierto es que este maltrato es el que
provoca: la desestimación del derecho a denunciar, que muchas mujeres regresen
con el maltratador o parezca imposible superar la situación. La violencia
secundaria provoca y empeora la vulnerabilidad y es que aunque no seas o estés
vulnerable en todos los aspectos, el que te vulneren una y otra vez te hace
sentir como si sí lo fueras, te va haciendo perder la autoestima, la
autoconfianza, la autogestión, va mermando la seguridad en la persona.
Las instituciones nos vulneran cuando a través
de quien nos atiende se duda de nuestro relato, cuando se nos culpa por haber
estado en esa relación, cuando cuestionan nuestra inocencia y no la del
victimario, cuando juzgan nuestra forma de
actuar; nos vulneran cuando tenemos que esforzarnos en ser creíbles demostrando
que somos personas de bien. Este sistema está pensado de principio a fin para
que seamos las que salimos perdiendo, las que callamos y seguimos adelante
llevando la carga de la vergüenza y falta de justicia, las que ocultamos una
realidad violenta para evitar hacer daño a nuestro entorno (descendientes,
amistades, familiares…..), es por ello, aquello de que la vergüenza cambie de
lado, lema que debemos a Gisèle Pelicot. Vamos haciendo camino despacio, con
demasiadas trabas, acusaciones hacia nosotras, cuestionamientos dolorosos,
salvando obstáculos, buscando iguales que practiquen la Sororidad para
apoyarnos entre nosotras y sentir que estamos acompañadas más allá de esos días
en los que salimos a gritar a la calle.
Este año en
honor a las asesinadas, a las violadas, a las cuestionadas, a las estafadas, a
todas las mujeres que de una y otra forma hemos vivido la violencia machista,
no voy a salir a la calle. Me voy a quedar trabajando en el acompañamiento a
mujeres, a jóvenes que siguen encontrando en el sistema otro maltratador, el
más peligroso y perverso, pues es el que
da ejemplo al resto de la sociedad. Aprovecho para enviar un mensaje a quienes
trabajan en la administración, si tú que puedes ejercer el buen trato y por el
contrario, permites y perpetúas la
violencia sobre las mujeres, tú eres parte, cara y responsable de esa Violencia
Institucional. Quien trabaja para la
administración tiene cara y nombre, así que es el momento de empezar a tomar
nota y denunciar públicamente, de forma anónima si te sientes más segura,
pero denunciar. Existen diferentes canales en las redes y recuerda también lo
puedes hacer en la Diputada del Común. Que
no sólo la vergüenza cambie de lado sino que también cambie la vulneración al
derecho del buen trato, si tú me tratas mal, yo te denunciaré.
Las
instituciones esas mismas que nos revictimizan están marcando la política que se tiene que establecer, los partidos que
gobiernan están sin programas electorales en los que la agenda feminista sea un
eje transversal, se ejecuta la política feminista a través de sus partidas
económicas que se trasladan a la sociedad como subvenciones a las asociaciones
sin ánimo de lucro (que tienen que cumplir con los criterios establecidos en
unas bases) o con la contratación de empresas para prestar los servicios de
atención a las mujeres víctimas. El debate ha desaparecido y con ellas las
mesas especializadas como la mesa insular de la mujer, en la isla de Tenerife.
Nos siguen matando, violando, timando, revictimización, no funciona lo que se
está haciendo y parece que las que
manejan desde dentro de la administración están cómodas o acomodadas,
mientras el resto sufre las consecuencias, como decía, el patriarcado está bien
afianzado dentro de las instituciones, así que este año no saldré a llenar las calles para dejar mi conciencia
tranquila, seguiré animando a denunciar al propio sistema, seguiré trabajando y
mantendré mi conciencia revuelta buscando soluciones.
María José
Belda Díaz
Psicóloga,
Feminista, Activista - Exconsejera del Cabildo de Tenerife.
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