EL MARTILLO PILÓN
ELISA BENI
Más allá de la propaganda hay jueces que
golpe a golpe, sin verso, van a ir cercando a los amigos del dinero de todos,
como han demostrado haber hecho hasta ahora
La justicia, aunque anda cojeando, rara
vez deja de alcanzar al criminal en su carrera
Horacio
La justicia es más inexorable que cualquier otro adjetivo que le quiera poner la propaganda. La justicia es, según imagen que en su día me regalaron, como un martillo pilón. Puede tardar, pero las posibilidades de que no te alcance si has delinquido son pocas. ¡Claro que hay disfunciones o errores y deben denunciarse, pero el mero hecho de que las podamos individualizar y señalar indica que son una gota en medio del mar!
No sin sobresaltos, cierto es.
Recordemos que la Fiscalía Europea hizo un amago de querer llevarse toda la
investigación sobre Koldo y que el juez Moreno se revolvió y no se dejó. ¿La
Fiscalía Europea quién la peina? Pues ya saben que a los fiscales europeos los
designa una comisión del Ministerio de Justicia, ¿blanco y en botella? ¿Qué
sabemos de la parte del caso que se llevaron relativa a lo contratos de Red.es?
La verdad es que si no me he despistado mucho, nada desde que a principios de
junio mandaron a la UCO a registrar la sede. Así que, como decía, Ismael Moreno
se revolvió cuando intentaron despojarle de todo el caso alegando que todo
estaba en conexión y tuvo que ir en un conflicto de competencias al Tribunal
Supremo para que este reafirmara que era él el que tenía que seguir
investigando. Hemos llegado de ese modo a la solicitud de imputación del
diputado Ábalos. No sé yo si esto hubiera sido así de haberse consumado el
arrebato. Ya han comenzado a aparecer las invectivas contra la persona del
togado. Sepan que a este togado, como a tantos otros, sí que le da igual. Lleva
tantos años en su juzgado central y tiene tan nula ambición de ir a ninguna
otra parte que le resbala todo. Lo digo por si tocara buscarle varios
documentos de identidad o un parque de viviendas duplicado.
No hacía falta la querella estrepitosamente inadmisible del
Partido Popular. También sería ridícula la anunciada, que no interpuesta,
querella socialista contra los populares por haberse intentado querellar contra
ellos. Señores, sean serios. La querulancia no es una táctica política. Ni los
ciudadanos ni los jueces ni la sobresaturada justicia están para sus idioteces.
Todo llegará cuando llegue, si es que tiene que llegar, y no cuando les venga
bien o mal o prefieran o no.
El rechazo de las querellas presentadas por prevaricación contra
el juez Peinado también estaba cantado y no porque haya nada raro en su rechazo
sino porque desde el principio cualquiera con sentido jurídico sabía que no se
aceptarían. Lo publiqué este verano de hecho. Hubiera sido mejor no
interponerlas porque la justicia, además de tener sus propios tiempos, se te
puede volver como un boomerang cuando peor te venga. Por eso no conviene jugar
con ella.
Los argumentarios se van a derrumbar. El de “me suspenden porque
el profe me tiene manía” se tambalea peligrosamente. La Sala de lo Penal lleva
inadmitidas unas sesenta querellas contra Pedro Sánchez y acaba de desestimar
otras dos contra María Jesús Montero, a las que habría que sumarle otro buen
montón rechazadas contra otros ministros. Decir que la investigación en torno a
la revelación de secretos en la Fiscalía se ha admitido porque quieren derribar
al Gobierno es un poco absurdo ante esos números ¿no es cierto? Porque si el
malvado lawfare, ese que no existía y que el PSOE no dejaba introducir en la
ley de amnistía y ahora mana por todas partes cual bálsamo de Fierabrás,
estuviera funcionando a toda máquina y si el objetivo fuera imputar de hoz y
coz e injustamente a Pedro Sánchez ya han tenido numerosas ocasiones de
hacerlo. Los jueces franquistas, el golpe de togas y demás blablabla, es
entretenido pero no detiene la verdadera acción de la Justicia cuando esta se
pone en marcha. El martillo pilón no entiende de batallas culturales ni de
relatos ni de peleas de lodo; el verdadero martillo pilón va foliando sin
descanso hasta que cerca a los presuntos responsables y los convierte en
justiciables y los condena si ha lugar.
Vean ese hermoso presuntos que he colocado en la frase anterior.
Presunto no es una palabra talismán que los medios espolvorean sin ton ni son
para quedar bien, aunque a veces también. Presunto es la verbalización de que
en una democracia nadie es culpable hasta que no se demuestre lo contrario y,
fíjense, ni la confesión obra en contra de esa presunción de inocencia. Es
lógico, puesto que si la confesión sirviera para condenar, le bastaría a
cualquier choro con posibles con pagar a un pardillo para que confesara por él
y se comiera el famoso marrón. Confeso es lenguaje inquisitorial. Ya hemos
criticado otras veces esa obsesión de las policías por obtener confesiones,
como si para eso no bastaran unas hostias tal y como la oscura historia del
mundo ha demostrado.
Presuntos para todos, miren que los periodistas nos la cogemos
con papel de fumar, pero sobre todo para los gobernantes y las autoridades. La
directiva de la UE 343/2016 sobre Presunción de Inocencia recoge en su artículo
4: “Los Estados miembros adoptarán las medidas necesarias para garantizar que,
mientras no se haya probado la culpabilidad de un sospechoso o acusado con
arreglo a la ley, las declaraciones públicas efectuadas por las autoridades
públicas y las resoluciones judiciales que no sean de condena no se refieran a esa
persona como culpable”. Así que no, que tu abogado reconozca dos delitos
fiscales en un correo reservado para intentar una conformidad no te convierte
en delincuente confeso. No y no. Y no es democrático pretenderlo. Esto no va de
defender a nadie sino de defender los pilares del sistema y el Estado de
Derecho. Que la Justicia, con su martillo pilón, ya llegará para ese ciudadano
también, cuando toque, con todas las garantías, y no cuando al relato político
le venga bien.
Así que tranquilo Alberto y tranquilos todos. Lo de Koldo
llegará hasta el final y lo de los Hidrocarburos también. Con garantías. Con
los tiempos marcados. Con un método racional y sometido a contradicción. Lo que
viene señalando la ley y la Constitución. También la decencia democrática. El
del martillo no necesita espontáneos y sabrá sortear las zancadillas. No se
empeñen, no les saldrá bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario