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miércoles, 4 de septiembre de 2024

EL AUGE DE LA IDEOLOGÍA DE EXTREMA DERECHA, LA TARANTELA DEL SIGLO XXI

 

EL AUGE DE LA IDEOLOGÍA DE EXTREMA DERECHA, LA TARANTELA DEL SIGLO XXI

ALEJANDRO GIMÉNEZ 

 

Diego Radamés / Europa Press / ContactoPhoto

Es alarmante que el auge de las ideologías fascistas, los pilares donde se asienta su crecimiento, estén tan próximos al contexto del delirio compartido.

En 1518, una mujer llamada Frau Troffea, comenzó a bailar espontáneamente en la calle. Este hecho desató una cadena de reacciones que involucró a cientos de personas en un corto período de tiempo. En un primer momento, los transeúntes asumieron que se trataba de un caso de embriaguez o alteración mental, pero rápidamente se dieron cuenta de que algo más grande y misterioso estaba ocurriendo. En una semana se habían sumado 34 personas más y en un mes eran cerca de 1000 bailarines.  Este llamativo caso no fue el único, hay documentados numerosos, como por ejemplo en Italia, donde el fenómeno adoptó el nombre de Tarantela, ya que se culpó del suceso a la picadura de la tarántula.

La propagación de ideas de extrema derecha puede deberse a factores que van más allá de la mera política y la ideología, involucrando también aspectos sociales y psicológicos complejos

Las principales teorías explicativas sobre la manía del baile, pueden dividirse en tres categorías. La primera se enfoca en la intoxicación alimentaria, posiblemente causada por el hongo tóxico "cornezuelo del centeno", también implicado en otras anomalías históricas, como los juicios de las Brujas de Salem, aunque otros teorizan sobre la contaminación de la comida o el agua por metales o sustancias tóxicas. La segunda teoría destaca la influencia social y la enfermedad psicógena masiva. Esta perspectiva sugiere que la manía del baile, también conocida como Tarantela, puede ser una de las primeras formas de histeria colectiva. Los brotes pueden deberse al contagio cultural, “haya donde fueres...”, desencadenado por creencias populares arraigadas en momentos de dificultad. Finalmente, la tercera teoría, destaca la posibilidad de que la precaria situación económica y las dificultades sociales en determinados momentos históricos, desempeñaron un papel fundamental en el fenómeno.

Aunque ninguna de estas teorías por sí sola explica completamente el fenómeno, parece probable que la combinación de estas tres jugó un papel significativo en la aparición y propagación de esta extraña manifestación de delirio compartido.

Para comprender la relación entre la manía del baile y el auge de la extrema derecha, es fundamental analizar las similitudes en sus fundamentos. El auge de las ideologías fascistas encuentran su base en circunstancias similares a las que se asocian con los brotes de manía de baile, la intoxicación, la influencia del contagio social y las creencias arraigadas en momentos de dificultad. Esta conexión sugiere que la propagación de ideas de extrema derecha puede deberse a factores que van más allá de la mera política y la ideología, involucrando también aspectos sociales y psicológicos complejos.

Es alarmante que el auge de las ideologías fascistas, los pilares donde se asienta su crecimiento, estén tan próximos al contexto del delirio compartido.

los franceses, que son elegantes hasta poniendo nombres a la locura, a este tipo de delirio compartido lo llaman la “folie imposée”, que es la locura en la que una persona dominante, conocida como primario, inductor o principal, crea inicialmente una idea delirante durante un episodio psicótico y lo impone a otra persona o personas

En primer lugar coinciden las tres hipótesis explicativas del delirio compartido a lo largo de la historia. Intoxicación, mediante la creación de marcos fascistas sustentados en bulos, que se crean y propagan en medios y pseudomedios de comunicación y redes sociales, por periodistas, pseudoperiodistas o influenciadores (lo siento me he prometido no usar ningún anglicismo). Contagio social, pues, aunque los bulos sean fácilmente desmontables, a veces inverosímiles, una gran mayoría de gente decide “libremente” aceptarlos, aun demostrándose falsos. Es aquí donde intervienen los poderosos mecanismos de presión social que se resumen a; “todo lo que diga mi gurú siempre es verdad” y “si no estás conmigo estás contra mí”.  Finalmente, las dificultades sociales, a pesar de que este gobierno saque pecho con datos macroeconómicos, la reducción del paro y demás retórica que no entraré a valorar. Lo cierto, es que la situación de las familias y especialmente la de la juventud y colectivos vulnerables es muy precaria. Sí, España es un magnífico país para visitar y especular, pero muy áspero de habitar.

Al igual que Frau Troffea, cuyo comportamiento influyó en los demás y generó una reacción en cadena de baile colectivo, Alvise, el último sultán de la extrema derecha, está propagando sus delirantes ideas y arrastrando a más personas hacia su visión distorsionada del mundo. Los franceses, que son elegantes hasta poniendo nombres a la locura, a este tipo de delirio compartido lo llaman la “folie imposée”, que es la locura en la que una persona dominante, conocida como primario, inductor o principal, crea inicialmente una idea delirante durante un episodio psicótico y lo impone a otra persona o personas.

Pero que nadie se asuste, a pesar de los paralelismos y las similitudes, nadie va a ser ingresado en el ala de psiquiatría de ningún hospital y los fascistas, sus bulos y su odio seguirán campando a sus anchas. El primer motivo, es que nada es más errado que psiquiatrizar a las personas y a la sociedad, eso no soluciona el problema, y el segundo y más importante, es que el actual manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales establece que “una persona no puede diagnosticarse como delirante si su creencia en cuestión está comúnmente aceptada por otros miembros de su cultura o subcultura”. Cuando un gran número de personas acaban creyendo algo obviamente falso y potencialmente angustioso basándose únicamente en rumores, estas creencias no se consideran como clínicamente delirantes en psiquiatría, tan solo se etiquetan como histeria colectiva.

Al estudiar la manía del baile y el auge de la extrema derecha, se puede observar que ambos fenómenos tienen en común el surgimiento de comportamientos y creencias inusuales en respuesta a situaciones adversas, lo que resalta la importancia de abordar los problemas sociales y económicos subyacentes con valentía y sin ambages, para evitar que se propaguen ideas extremistas y peligrosas. Lo que a la luz de los hechos, no tengo claro es que este supuesto gobierno progresista esté haciendo algo.

 

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