LOS “PERIODISTAS” ESPAÑOLES
QUE DEBERÍAN PEDIR PERDÓN A JULIAN ASSANGE
MANU
LEVIN
Medios como la COPE, La Razón, El Periódico o La Vanguardia y periodistas
como Ángel Expósito, Jorge Bustos o Fernando de Haro contribuyeron con toda
clase de infamias a la campaña de destrucción personal del fundador de WikiLeak
Hoy es un
día de celebración para todas las personas que defendemos la verdad, el derecho
a la información y el auténtico periodismo, y que por lo tanto hemos reclamado
durante años la libertad de Julian Assange, y es un día triste para los
autodenominados periodistas que desde el primer momento se pusieron de perfil,
o peor, se pusieron al lado del poder y enfrente de Julian Assange, lo
difamaron y defendieron su persecución, encierro y tortura en
nombre de la “seguridad nacional” de Estados Unidos y de “Occidente”. Buen día
para el periodismo, mal día para quienes lo pisotean y destruyen desde dentro
como carcoma en madera.
El tiempo, a veces, pone a cada uno en su lugar. En este caso, ha puesto a Julian Assange en libertad y a quienes lo atacaron desde el propio oficio periodístico, en ridículo. The ATLANTIC, con sede en Washington: “Julian Assange tuvo lo que se merecía. No continúen picando en sus llamadas a la simpatía, su megalomanía y su promiscuidad con los hechos”. The New York Post, con sede en Nueva York: “A la gente de izquierdas y de derechas: no conviertan a un filtrador en un héroe; es un traidor”. Hoy se podrían citar aquí innumerables ejemplos como estos en la prensa estadounidense que pasarán a la historia de la infamia mediática, con ríos de tinta destinados a construir un monstruo alrededor de la figura de Julian Assange.
Que la
prensa sistémica del corazón del imperio, como The New York Post (del clan
Murdoch), atacara de esa manera a Assange, no por indecente resulta sorprendente:
al fin y al cabo Assange hizo mucho daño a la propaganda de guerra del
Gobierno, la Inteligencia y los poderes mediáticos de los Estados Unidos. Pero
más patético -por servil, por sumiso, por pelota, por indigno- resulta lo que
hicieron muchas empresas de comunicación aquí en España para correr en
auxilio del gran amo estadounidense en su cruzada para destruir humanamente a
Julian Assange. Repasemos algunos de los hits de la vergüenza contra
Assange que vertieron los poderes mediáticos del Reino de España.
"LA RAZÓN desvela cómo era el centro
de operaciones de Assange en la embajada de
Ecuador" (“centro de operaciones”, como si fuera una especie de
terrorista). "Las autoridades ecuatorianas siempre sospecharon que el
australiano utilizaba su cuarto en la embajada como centro de operaciones de
Wikileaks, algo que le fue convirtiendo en un huésped incómodo e indeseado. La
vida de Assange en la Embajada acabó resultando un incordio para los
trabajadores, tal y como relató el embajador Juan Falconí en una carta de 2014
al Ministerio de Exteriores. Su falta de higiene, el trato despectivo a los
guardias y su costumbre de usar el patinete y jugar al balón en el interior de
la embajada soliviantaron al personal. En otra ocasión, restregó sus heces en
la puerta del embajador". No como quien escribió esto en La Razón, que
restregó sus heces en la deontología periodística.
Ahí
tienen la gran “EXCLUSIVA” del periódico de Marhuenda: denigrar, vilipendiar y
humillar a un periodista que simplemente hizo públicas verdades. Porque hay que
recordar que nadie ha sido capaz de contradecir ni uno solo de los
hechos que Assange hizo conocer al mundo. No se puede decir lo mismo de la
trayectoria de La Razón.
Más hits
de la infamia mediática patria contra Assange, también encaminados, como
veíamos en La Razón, no tanto a argumentos de tipo político, jurídico o
periodístico sino a la construcción de odio y a la demonización
personal de la figura de Assange.
El Periódico: “Julian Assange: el 'hacker' megalómano”.
Jorge Bustos, subdirector de El Mundo y rostro habitual en la COPE, Telecinco y La
Sexta: “Assange no piensa en la sed informativa de las masas cuando se dedica a
filtrar cables por todo el mundo, sino en acrecentar el diámetro de la aureola
mesiánica del propio Assange, un deje de narcisismo irresistible que es la
marca psicológica de todo hacker”.
“Narcisismo
irresistible”. Viendo el nivel de afectación y de extrema petulancia con el que
escribe Jorge Bustos, cualquiera diría que en esas líneas estaba
hablando de sí mismo... “Proyección”, lo llamaría el psicoanálisis.
Pero eso,
que Assange se jugó la libertad (y lo pagó con años de secuestro y tortura) no
por ningún compromiso con el derecho a la información, ni nada: lo hizo todo a
su mayor gloria personal (una idea que, insisto, tiene muchísimo sentido a la
vista de cómo han sido los últimos doce años de su vida). No como los grandes
profesionales de El Mundo: esos sí que actúan movidos por su inquebrantable
amor a la verdad y a la democracia. Los de El Mundo o, en ocasiones, los
de La Vanguardia,
que nos regalaron este otro titular que retrataba a Assange como, cito literal:
“El hacker más odiado que apuesta por Trump”.
Todo mal
en aquel titular de La Vanguardia. Primero, el sustantivo: “hacker” en lugar de
“periodista”. Segundo, el adjetivo: “el más odiado”; odiado ¿por quién?
¿Hicieron una encuesta para afirmar eso? Y tercero: “que apuesta por Trump”, lo
cual sencillamente es falso y además un insulto a la inteligencia para
cualquiera que conozca mínimamente cuáles son las ideas de Julian Assange.
En La
Vanguardia escriben eso simplemente porque, de entre las informaciones -todas
verdaderas- que hizo públicas, algunas no hablaban nada bien de Hilary Clinton.
Y contar la verdad sobre Hilary Clinton es apoyar a Trump. Claro. Por ejemplo,
las miles de personas que en Estados Unidos se están movilizando para
denunciar el apoyo de Biden a un genocidio en Gaza lo hacen
porque quieren que gane Trump. Ese es el razonamiento de La Vanguardia cuando
acusa a Assange de ser pro Trump. Delirante.
Pero no
tanto como el argumento que encontró Angel Expósito en
la COPE para poner a su audiencia en contra del fundador de Wikileaks:
"¿Usted contrataría a Assange para llevar el departamento informático de
su empresa? ¿A que no?", dice el tipo. Pero ¿qué clase de argumento
peregrino es ese? Como si esa fuera la cuestión aquí; como si todos tuviéramos
una empresa con un departamento informático y nuestro problema fuera de
selección de personal. Nuestra preocupación no es esa, Ángel. Nuestra
preocupación es por el derecho a la información. Y, si hablamos de eso, la
pregunta es otra: ¿a quien tendríamos que elegir para garantizar nuestro
derecho a la información, a Julian Assange y Wikileaks o a Ángel Expósito y la
cadena COPE?
La COPE
disputando fuerte la medalla de oro en el podium de la infamia mediática patria
contra Julian Assange, y creo que se la podemos otorgar sin más dudas después
de escuchar este último corte.
Fernando de Haro en la radio de los obispos justo el día que se consumó la
traición de Lenin Moreno a Assange:
“Se
acabó. Se acabó el refugio de Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, en la
Embajada de Ecuador en Londres. Assange -que para algunos empezó como el gran
héroe de la libertad de prensa, y que ha acabado evidentemente para todos como
un gran villano, capitán de las fake news, aliado de los rusos en las campañas
de desinformación, soporte con mentiras del independentismo- ha sido detenido
después de estar 7 años refugiado en esa Embajada de Ecuador en Londres. La
Policía británica lo ha sacado de la embajada mientras gritaba alguna consigna
en la que ya no se puede creer, claro. Assange ha sido detenido por una orden
de extradición de Estados Unidos y rápidamente llevado ante el juez y el juez
lo ha declarado culpable de un delito de haber violado la libertad condicional.
Estados Unidos acusa a Assange de conspirar para inflitrarse en el sistema del
Gobierno. En 2010, Assange, que es de origen australiano, se coordinó con la
que era soldado Chelsea Manning para filtrar documentos del Departamento de Defensa.
Más de 700.000 documentos clasificados fueron filtrados al portal WikiLeaks.
Esos documentos robados y filtrados fueron saludados por muchos medios como una
gran revelación, como un gran ejercicio de transparencia. Assange le cogió el
gusto a las conspiraciones y empezó a protagonizar él mismo una conspiración
constante. En la campaña electoral de Estados Unidos, WikiLeaks publicó datos
comprometedores para Hilary Clinton que le habían pasado los rusos (…) Assange
había caído del lado de los rusos de los independentistas. Esas cositas eran
las que hacía Julian Assange desde la Embajada de Ecuador. Se había convertido
en una de las voces más influyentes porque mucha gente lo sigue en redes
sociales para destruir la imagen de España. Estuvo protegido y a buen recaudo y
buen refugio en la Embajada de Ecuador mientras estaba Nicolás Correa (sic) que
era un populista. Pero claro, el cambio con Lenin Moreno ha ido provocando que
se haya ido creando un cerco cada vez más estrecho sobre él y al final, bueno, ha
pasado lo de esta mañana [la detención de Assange]. Afortunadamente. Porque
Assange era un pirata. Un pirata que quería destruir cualquier cosa que tuviera
que ver con Occidente; cualquier cosa que tuviera que ver con España.”
“Nicolás
Correa”. Nivelón, eh...
En fin.
Podríamos analizar ahora estos dos minutos y medio de bazofia radiofónica. Pero
creo que es más eficaz, a la luz de lo que felizmente ha acabado sucediendo con
la libertad de Assange, cambiarle algunas palabras clave a la alocución de Fernando
de Haro en la COPE. A ver qué os parece, quedaría así:
“Se
acabó. Se acabó el subertugio de los perseguidores de Julian Assange, el
fundador de WikiLeaks. La COPE -que para algunos empezó como un medio serio y
que ha acabado evidentemente para todos como un gran villano, capitán de las
fake news, aliado de los Estados Unidos en las campañas de desinformación,
soporte con mentiras del imperialismo-, ha quedado en ridículo después de estar
una década atacando a Julian Assange. Años defendiendo su encierro en la
embajada mientras gritaban alguna consigna en la que ya no se puede creer,
claro. La COPE difamó a Assange por una orden de destrucción de Estados Unidos
y hoy rápidamente ha sido llevada ante el juez y el juez la ha declarado
culpable del delito de haber atacado la libertad de información. Se acusa a la
COPE de conspirar para defender el sistema y al Gobierno estadounidense. Desde
2010 la COPE, que es de origen eclesiástico, se coordinó con Washington para
defender a su Departamento de Defensa: más de 700.000 falsedades e insultos
fueron propagadas desde sus micrófonos. Aquellos ataques crueles e infundados
fueron saludados por muchos medios como una gran actuación, como un gran
servicio para la audiencia. La COPE le cogió gusto a las conspiraciones y
empezó a protagonizar ella misma una conspiración constante. En la campaña
electoral en España, la COPE publicó mentiras para dañar a la izquierda que les
había pasado Villarejo. La COPE había caído del lado de la mafia y de los
fascistas. Esas cositas eran las que hacía la COPE desde sus estudios en
Madrid. Se había convertido en una de las cloacas más influyentes -porque mucha
gente la escucha- para destruir la reputación de quien hiciera falta. Está
protegida y a buen recaudo y buen refugio en la capital de España, mientras
esté Anabel Díaz Ayuso, que es su mejor accionista. Pero claro, el cambio de
conciencia sobre los poderes mediáticos ha ido provocando se haya ido creando
un cerco cada vez más estrecho sobre ellos y al final, bueno, ha pasado lo de
esta mañana. Afortunadamente; porque en la COPE son unos piratas. Unos piratas
que quieren destruir a cualquiera que quiera cambiar algo en Occidente o en
España”.
Creo que
así el texto se acerca un poco más a la realidad que todas las patrañas que juntaletras
dispuestos a lamer las botas de quien sea que se siente en la Casa Blanca
escribieron para tratar de hacer daño a Julian Assange. Deberían pedirle
perdón. No lo harán.
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