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domingo, 3 de marzo de 2024

REZO PARA QUE SE MUERA EL PAPA

 

REZO PARA QUE SE MUERA EL PAPA

DAVID TORRES

Algunos de los curas intervinientes en la tertulia 'Sacristía de la Vendée' emitida en YouTube y el Papa Francisco en el centro.

En una de esas antologías presididas por el rostro abotargado de Alfred Hitchcock, leí hace muchos un cuento de terror que me impresionó mucho. Era la historia de un hombre al que convocan para que entre en una gran organización clandestina que se dedica a desear la muerte a la gente. Le dicen que la ejecución consiste en coordinarse en un momento determinado del día y desear fervientemente, todos a una, que un pobre panoli pase al otro barrio: una especie de magia negra infalible porque un enjambre de miserables concentrados en atraer el mal fario sobre un desgraciado no falla nunca. Hoy día el invento ha mejorado mucho gracias a Twitter.

 

Por supuesto, para que el procedimiento sea efectivo, el condenado debe saber de antemano que, a las nueve de la noche de tal día, millones de canallas a los que ni siquiera conoce empezarán a anhelar con todas sus fuerzas que le parta un rayo. El miedo y la superstición hacen el resto e, inevitablemente, el pobre desgraciado acaba falleciendo de un fallo cardíaco o de un ataque de pánico. Le dicen que para ingresar en el club sólo tiene que dar el nombre de una víctima cuya desaparición vaya a mejorar el mundo, y sin pensarlo mucho, da el nombre de un vecino suyo al que odia cordialmente. Tres días después recibe una carta donde le explican que su candidato ya forma parte de la organización y que, en represalia y sintiéndolo mucho, esa misma noche una populosa caterva humana va a empezar a desear su muerte.

 

Ya sabíamos que miles y miles de católicos en todo el mundo desean que el Papa Francisco vaya a reunirse muy pronto con los coros celestiales; uno de los pocos que no lo sabía, al parecer, era el Papa Francisco. Desde ayer, sin embargo, es de conocimiento público que hay un montón de sacerdotes que rezan con todas sus fuerzas para que se vaya al cielo cuanto antes; lo anunció Gabriel Calvo Zarraute, de la Archidiócesis de Toledo, y lo confirmó el estadounidense Charles Murr con una frase definitiva: "Somos muchos con esa intención". Una cosa es que te deseen la muerte unos aficionados, rezando el rosario de rodillas y dándose manotazos en el pecho; otra muy distinta es que se pongan a la tarea unos profesionales de la plegaria.

 

La reunión tuvo lugar a través de una videollamada, igual que en el taller de novela que doy a mis alumnas por zoom, sólo que en esta ocasión la pantalla aparecía cuajada de sotanas y, en lugar de hablar del Quijote, de las trampas de la tercera persona o del humor en Kafka, los participantes comentaban las oraciones que dedican al rápido fallecimiento del Papa Francisco. Ante el aluvión de críticas recibidas, los curas han reaccionado diciendo que se trataba de una broma, que los han entendido mal, que ellos lo que querían era que el Sumo Pontífice se subiese a una de las naves espaciales de Elon Musk para ver la parroquia a vista de pájaro, pero sin que el cohete estallara a los cuatro minutos del despegue, como suelen hacer los artefactos de Musk en una mascletá estratosférica.

 

Es una pena que las controversias religiosas, a las que tan aficionados son los prelados católicos, se hayan reducido a esto. En la larga lista de pontífices asesinados abundan los envenenamientos, los estrangulamientos y las palizas, aunque vete a saber si lo de rezar al unísono y que el objeto de la oración aparezca frito en su cama no ha sido durante siglos el modus operandi habitual a la hora de preparar el relevo en el Vaticano. En Ferraz los católicos más fervorosos llevan varios meses rezando por la muerte de Pedro Sánchez y el tío sigue más sano que Jordi Hurtado. Van a tener que llamar a los exorcistas del Grupo Malaje en cuanto el Papa Francisco haga mutis por el foro.

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