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sábado, 17 de febrero de 2024

LA GENERACIÓN QUE NO PUEDE EMANCIPARSE

 

LA GENERACIÓN QUE NO PUEDE EMANCIPARSE

De los más de siete millones de jóvenes que viven en España, sólo el 16,3% se ha independizado. Desde 2017, el alquiler ha aumentado casi un 50% y para afrontar una hipoteca, hay que ganar 2.500 euros netos

EMILIO DE LA PEÑA

Ventanas. / Daniel Lobo (CC BY 2.0 DEED)

Sles ha llamado millennials, en alusión al momento en que nacieron, pero también mileuristas por lo corto de su salario mensual: mil euros arriba o abajo. Y aún sigue siendo así. El sueldo neto mediano, el que se lleva al bolsillo un joven de hasta 29 años fue en 2023 de 1.005 euros al mes. Pero se les podría llamar también la generación entre dos crisis, como dice Statista, el portal de estadísticas y análisis más potente. Los jóvenes actuales constituyen una generación entre dos graves shocks: el primero, la Gran Depresión, que se desató a partir de 2008 y cuyos destrozos llegaron hasta más allá de 2014, especialmente en España: 2.500.000 de jóvenes entre 16 y 29 años perdieron el empleo. 400.000 familias fueron expulsadas de sus casas. Después de una década, el aumento de la renta media hasta los 29 años no alcanza el incremento de los precios. Ello pese a la subida espectacular del salario mínimo. Y no mucho después la covid, que paralizó la actividad económica y de todo tipo y encerró a la gente en sus casas. Por la pandemia pagaron con su vida en España 121.000 personas, especialmente mayores. Los jóvenes vieron cómo se estancaba su periodo de crecimiento social, con la pérdida de oportunidades que ello conlleva.

 

Casi dos millones de jóvenes, entre los 16 y los 29 años, no pueden emanciparse

 

En este momento, en España casi dos millones de jóvenes, entre los 16 y los 29 años, no pueden emanciparse, vivir fuera de la casa de sus padres, pese a que trabajan. No hace falta indagar mucho para conocer el motivo: con lo que ganan no tienen dinero para alquilar una casa, cuya renta cada vez es más cara. Desde 2017, el alquiler ha aumentado casi un 50%. Menos aún pueden comprarla. En España viven algo más de siete millones de jóvenes en ese segmento de edad y sólo el 16,3% de ellos está emancipado, aunque parezca increíble. En el último año completo, 2023, aumentó algo ese porcentaje: 0,37 puntos. Sin embargo, sigue estando en el menor nivel hasta ahora conocido. En 2008, el 26% de la población joven había abandonado el nido. A partir de entonces el porcentaje de los que emprenden el vuelo ha descendido de forma casi constante. Los datos son del Observatorio de Emancipación que elabora semestralmente el Consejo de la Juventud de España, un informe francamente bueno y con profusión de datos contrastados.

 

De acuerdo con ese estudio, el salario mediano joven fue de 1.005 euros netos al mes el año 2023. Esto no es incompatible con la mayor cuantía del salario mínimo, que alcanza ya los 1.134 euros brutos. Hay que tener en cuenta las cotizaciones sociales, por pequeñas que sean para un sueldo muy exiguo. Además, muchos trabajan a tiempo parcial, ya sea porque necesitan horas para estudiar o simplemente porque no les ofrecen un empleo a tiempo completo. Esto último le sucede casi a la mitad.

 

La última subida del salario mínimo fue del 5%, pese a las protestas de la patronal, que considera una cantidad desproporcionada e insoportable para las empresas. Estas vieron aumentar el año pasado sus ganancias el 8,3%, frente a un incremento salarial por trabajador del 4,2%. Una desvergüenza de los representantes de los empresarios que ya ni sonroja porque se ha hecho crónica.

 

Por su parte, el alquiler mediano de una vivienda se calcula en 944 euros mensuales, si bien es cierto que los precios varían mucho de una localidad o de un barrio a otro. El Observatorio de Emancipación toma como referencia el precio mediano (el que se sitúa entre el más caro y el más barato) de los que publican los portales inmobiliarios. La amplia mayoría de jóvenes que busca vivienda para alquilar está en grandes concentraciones urbanas, donde el precio es más elevado. En el conjunto de España ha subido el 9% en el último año, frente al 5% que ha aumentado el salario mínimo. A esto hay que añadir el gasto de electricidad, gas o agua, además de la línea telefónica de datos. Todo ello superaría los 140 euros. Total, a pagar, 1.084 euros. Al inquilino no le llegaría ni para comer.

 

La solución sería compartir piso. Muchos viven en pareja, pero alguno de los dos no trabaja o gana un salario tan exiguo que es imposible que aporte una cantidad suficiente con la que emanciparse. Los hay que han tenido que optar por compartir vivienda con otras personas, sin que les unan lazos sentimentales, familiares o de amistad previa. Pero el deseo de tener una casa que puedan hacer suya, aunque se viva de alquiler, es manifiesto, como lo prueba el hecho de que, de 1.154.000 de jóvenes emancipados, 266.000 (el 23%) viven solos. Otra opción es alquilar una habitación, lo que constituye una emancipación relativa. El precio tampoco es barato: el mismo estudio calcula que para el conjunto de España supondría 375 euros de renta mediana. Esto supone dedicar el 30% del salario, simplemente por una habitación. En Madrid, Euskadi, Cantabria o la Comunidad Valenciana el porcentaje es bastante mayor.

 

Finalmente está la vía de la compra. Hasta la crisis financiera de 2008, la grandísima mayoría de las viviendas principales en España lo eran en propiedad: el 70% pagadas con hipotecas. El alquiler se situaba en el 13%. El hundimiento de los bancos, muchos de ellos rescatados con el dinero de los ciudadanos, los impagos de los millones de personas que habían perdido el empleo y los consiguientes desahucios cambiaron las cosas, especialmente para los jóvenes. El alquiler pasó a ser la opción más extendida (casi la mitad de los nuevos hogares jóvenes). Ahora comprar una casa y pagar su hipoteca mensualmente puede interesar siempre, claro está, que se gane suficiente para ello. Según cálculos que ha hecho el Observatorio de Emancipación, hay que ganar un mínimo de 2.500 euros netos, más del doble de lo habitual. El que se mete en esa aventura deberá contar también con 54.000 euros ahorrados para dar la entrada. Además, debe conseguir que un banco le preste dinero. Para casi todos los jóvenes es una quimera.

 

El 40% de los jóvenes trabajadores tiene un nivel de cualificación superior al que requiere su puesto

 

El trabajo es lógicamente determinante para emanciparse y los jóvenes son los que tienen peor calidad laboral. Los contratos temporales han caído espectacularmente, pero aún siguen siendo muchísimos. El 35% de los asalariados son todavía temporales. Sin embargo, el Servicio Público de Empleo registró el 56% de los contratos firmados en este grupo de edad como temporales en sus múltiples modalidades el año pasado. Esa diferencia se explicará porque, pasados los seis meses, la mayoría de ellos deben transformarse en indefinidos si continúa la relación laboral con esa empresa. Por otra parte, es muy frecuente que los jóvenes tengan un nivel de cualificación superior a lo que requiere el trabajo que desempeñan. Les ocurre eso a casi 400.000 personas, el 40% de los que tienen empleo. Lo hacen obviamente porque no les queda otra. Esto demuestra en parte que es un tópico falaz lo repetido por empresarios de que no encuentran gente formada. Aparte de esto, el 40% de los jóvenes no trabaja ni busca empleo porque está estudiando. En total, 2.897.427. A ellos hay que sumar 1.042.000 que al mismo tiempo estudian y trabajan.

 

Hay otra categoría: aquellos que no estudian, ni trabajan ni buscan empleo. A ellos hizo alusión la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, como si fuese un problema grave y motivo de preocupación. Es un grupo raquítico. En total, son 60.000 personas de los 7.000.000 de jóvenes entre 16 y 29 años. Tan sólo el 1,9% de la población joven. Recientemente, Ayuso aseguraba que “muchos jóvenes a veces prefieren no trabajar y eso es malo para la economía”, porque oye los mensajes de que no se esfuercen. Semejante tópico sólo puede ser lanzado por alguien que gobierna Madrid sin saber lo que es el IPC y lo que es la inflación. Para asombro del presentador de Onda Cero, Carlos Alsina, trató de explicar cómo deflactar la tarifa del IRPF… sin saber de qué hablaba: “Estamos viendo si lo hacemos a través de la inflación o del IPC”. “¿Cuál es la diferencia?” –preguntó perplejo el entrevistador–. Esa falta completa de cultura sí que debería ser motivo de preocupación para los madrileños.

 

En nuestro país hay un stock de más de 400.000 viviendas nuevas, a estrenar

 

Volvamos a la realidad. El pasado 13 de febrero, el Gobierno aprobó un plan de avales para que jóvenes o familias con hijos puedan conseguir un crédito que incluya parte de la entrada de casa, un 20% de dicho primer pago. Puede alcanzar, según cálculos oficiales, a 50.000 jóvenes menores de 35 años. Puede ser una vía para abordar el problema, que a algunos ayudará, pero, posiblemente, no es la mejor. El auténtico beneficiado de esta medida será la entidad financiera que ponga el dinero para la casa, con los correspondientes intereses. Más útil sería utilizar suelo y dinero público para conformar un parque de viviendas de alquiler y hacer efectivo el acuerdo de limitar las rentas de la vivienda alquilada en los lugares con precios exorbitados, lo quiera o no Ayuso.

 

Los problemas para emanciparse alcanzan también, aunque en menor medida, a quienes tienen entre 30 y 34 años. Por su parte, las mujeres son las que claramente más se emancipan respecto a los hombres. El porcentaje de mujeres que viven fuera de su casa familiar supone el 20%, frente a poco más del 13% hombres.

 

Otro dato, por si sirve para algo. En nuestro país hay un stock de más de 400.000 viviendas nuevas, a estrenar. Es el montante que dejó el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en 2008, hace 16 años. Alcanzó su cima un año después, con 650.000 viviendas y sólo se han absorbido 230.000. El resto ahí sigue. Por supuesto que muchas están en la costa, en urbanizaciones fantasma y difícilmente recuperables. Pero otras muchas se encuentran en núcleos habitados. En Madrid existen 48.000 y ahí no hay playa. En Sevilla, 14.000. En Zaragoza, 7.000. En Barcelona, 46.000. Y en Toledo, que ostenta el récord de más viviendas sin estrenar con relación al parque de casas de la provincia, hay 20.000: casi el 5%.

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