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viernes, 22 de diciembre de 2023

PRÓXIMA PARADA: GALICIA

 

PRÓXIMA PARADA: GALICIA

El adelanto electoral plantea incógnitas. ¿Por qué tiene

 tanta prisa el PP gallego?

ANTÓN LOSADA

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y su sucesor en la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, en un congreso autonómico del partido. / RTVE

Si hace unos días me hubieran preguntado ustedes si existía alguna posibilidad de que el Partido Popular perdiera la mayoría absoluta en Galicia, les habría contestado sin vacilar que muy pocas. Empiezo a tener mis dudas tras la decisión de Alfonso Rueda –representante en Galicia de Alberto Núñez Feijóo– de adelantar las elecciones al 18 de febrero, haciendo coincidir la última semana de campaña con el celebradísimo Entroido gallego no por casualidad, sino aposta. El último presidente de la Xunta que eligió un domingo igual para convocar a las urnas se llamaba Emilio Pérez Touriño y no salió como había planeado. Pero era socialista.

 

Galicia es una etapa reina en el tour de tensión diseñado por los tácticos populares. El objetivo es llegar a las europeas de junio con un clima similar a las municipales de mayo del 2023,  para convertirlas así en otro referéndum sobre el sanchismo. Otra derrota electoral de los socialistas gallegos y un batacazo catastrófico de Pedro Sánchez el 9J, dejarían al presidente ante la tesitura de escoger entre aferrarse a una legislatura agónica o repetir el adelanto electoral; pero habiendo perdido esta vez el factor sorpresa.

 

Convocar los comicios el domingo de la semana de carnaval no parece la mejor idea para asegurar un grado óptimo de movilización

 

Convocar los comicios el domingo de la semana de carnaval no parece la mejor idea para asegurar una campaña de alto voltaje y un grado óptimo de movilización. Si hay algo que cualquiera sabe por aquí es que, durante esa semana de febrero, los gallegos no estaremos para acudir a mítines y meternos en política. Para eso mejor la semana siguiente o la otra, sin ir más lejos.  Lo cual deja en el aire una pregunta que sorprendería formular hace nada: ¿por qué tiene tanta prisa el PPdeG?

 

La primera respuesta posible y más obvia asumiría que Feijóo necesita una victoria rápida y contundente para reafirmar su liderazgo de manera incontestable. Pero no parece a día de hoy que, ni su mando, ni su estrategia, estén cuestionados o vayan a estarlo en un futuro inmediato. Si algo tiene asegurado hoy el líder popular es tiempo. Nadie en su sano juicio, ni siquiera Isabel Díaz Ayuso, se arriesgaría a desafiar su posición; al menos hasta los comicios europeos.

 

La segunda respuesta más obvia apuntaría a tratar de aprovechar el impacto de la aprobación de la amnistía. Pero la historia enseña que españolizar las elecciones gallegas beneficia, sobre todo, a los socialistas; no al partido claramente mayoritario en el país.

 

La tercera respuesta posible y no menos obvia residiría en que los estrategas populares gallegos han llegado a la sabia conclusión de que les conviene acelerar el ciclo electoral para pillar con el pie cambiado a la oposición. El liderazgo a medio formar del candidato socialista recién designado, Gómez Besteiro, y la parsimonia de las gentes de Yolanda Díaz para armar la candidatura de Sumar, abonarían esta tesis. La evidente superioridad organizativa de esa máquina de ganar elecciones que es el PPdeG le otorgaría, además, una clara ventaja a la hora de componer con rapidez unas listas que seguramente llevan semanas preparadas.

 

 

Aunque todas estas ventajas podrían quedarse en humo si la militancia popular se distrae demasiado con las pantallas de Xinzo o las carrozas de A Coruña. Si las encuestas les salen tan favorables como transmiten, extraña el riesgo de exponerse a mayores costes de movilización sólo para meter en un apuro a los competidores y ni siquiera a todos. Al BNG ni le va ni le viene, lleva cuatro años preparándose para esto.

 

La cuarta respuesta posible y menos obvia sería que el PPdeG prefiera una campaña de bajo perfil y una participación dispersa. El único motivo para semejante preferencia sería que el partido no está tan seguro como parece de ganar por la abrumadora mayoría que la estrategia de Feijóo requiere. Las mayorías absolutas populares en Galicia acostumbran a llegar con una participación baja.

 

No suponen un secreto las dudas entre los mandos populares sobre el tamaño del hueco dejado por O Noso Alberto para irse a hacer los madriles y la capacidad real del candidato Rueda para llenarlo. Esta misma semana, el audaz portavoz del grupo popular en el parlamento gallego, Alberto Pazos, le calificaba en el pleno que aprobaba los presupuestos como “un hombre sin glamour”, mientras trataba de convencernos de que ahí residía precisamente el secreto de su éxito.

 

El adelanto plantea más incógnitas de las que había. Todas las opciones se han abierto. Lo único que sabemos con certeza a día de hoy es que el Partido Popular tiene prisa. Las motivaciones exactas para semejante premura no podremos confirmarlas hasta esa noche de febrero. Entonces descubriremos si adelantaron para ganar por más, para ganar como fuera o para intentar evitar perder la Xunta. Bo Nadal e mellor aninovo.

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