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lunes, 28 de agosto de 2023

MIGRANTES, CON LA MUERTE A CUESTAS

 

MIGRANTES, CON LA MUERTE A CUESTAS

GUADI CALVO*

Como una serpiente que se muerde la cola, la crisis migratoria, vuelve siempre almismo punto. Por una parte, los países centrales, los viejos imperios europeos: Francia,Reino Unido, a lo que indefectiblemente hay que sumar a los Estados Unidos, creangracias a sus políticas económicas respecto a aquellas viejas colonias, particularmentede África y Asía, condiciones que, con el tiempo, provocan reacciones que mástemprano que tarde, pero de manera indefectible, son respondidas con accionesmilitares, encubiertas con pomposos nombres como “lucha contra el terrorismo”, ocosas semejantes, donde nunca falta términos como “libertad”, “progreso”,“democracia” y “justicia”.En concreto, fundamentalmente, el saqueo de los recursos naturales, a los que han sidosometidas esas naciones, por las potencias de occidente, además de las obviasconsecuencias que dejan las guerras y el cambio climático, obligó, históricamente, loque se profundizó particularmente desde 2014, a que, a millones de africanos yasiáticos, deban abandonarlo todo, en búsqueda del porvenir, negado en sus lugares deorigen.En respuesta, a estas oleadas, causadas por aquellos imperios, estos mismos viejosimperios, levantan barreras de contención para evitar la llegada de más migrantes, queamenazan con “subvertir” sus estándares de vida, además de “afear” el paisaje.Europa y Estados Unidos, deberán también considerar, a la hora de preguntarse por elcrecimiento exponencial de la ultraderecha, cuanto tiene que ver con sus propiaspolíticas internas y en relación con la migración.

 

Esas barreras establecidas con desesperación, contra los desesperados, estánproduciendo un genocidio que se ha naturalizado, y que, a pesar de su magnitud, secalcula alrededor de cincuenta mil, los ahogados en el Mediterráneo en estos últimosnueve años, lo que ya no llama la atención de nadie.Este número se incrementa día a día, ya que cientos de personas siguen muriendo en susintentos de escapar de los horrores de sus países, ahogados en el mar, ahogados en eldesierto, nunca conoceremos ni cuántos son, ni sus nombres, aunque sí, sus historiasporque a todos, la misma la desesperación.Mientras otras han logrado la hazaña de llegar a los puertos del sur de Italia, se calculaunos cien mil, consiguieron en lo que va del año cruzar el Mediterráneo Central, desdeLibia y Túnez.En el contexto de la actual crisis en Níger, miles de refugiados de desde los paísessubsaharianos, tras llegar a alguno de los puertos del sur del Mediterráneo, después demeses de ardorosas marchas, y tras invertirlo todo, se ven obligados a retornar a suslugares, tras comprobar que los obstáculos reales, mayor vigilancia por las prefecturas ymarinas, tanto magrebíes como europeas funciona cada vez mejor o los sobornos comoal presidente tunecino Kaïs Saied, con sus políticas antinmigración, (Ver: La teoría delgran reemplazó a la tunecina), ha convertido la estadía de los ciudadanos subsaharianosen un infierno, por lo que el abandonar Túnez, antes que Túnez, los abandone en mitaddel desierto, se les ha convertido perentorio.Son innumerables los relatos de los padecimientos de los “negros”, sorprendidos por lasautoridades tunecinas, particularmente en la ciudad portuaria de Sfax, el punto másimportante de partida de embarcaciones ilegales del país magrebí hacia Europa.

 

Tras duros enfrentamientos entre residentes de Sfax, para muchos, incentivados por lasautoridades con “africanos”, comenzó una cacería de migrantes, los queinmediatamente, sin ningún tipo de control, son trasladados a áreas fronterizas conLibia, donde, después de quitarles sus teléfonos celulares, para evitar pedidos de socorroy las posteriores denuncias, son abandonados a su suerte sin víveres, ni agua, en unterritorio árido, desconocido, con temperaturas que pueden superar los cuarenta y dosgrados, lo que prácticamente, se convierte en una condena a muerte.A principios del mes de agosto, cerca de un centenar de personas fueron rescatadas porguardias libios, cuando deambulaban por un área deshabitada, próxima a Sebkhat al-Magta, un lago salado en la frontera con Túnez.La guardia fronteriza libia, tras ese salvamento, aseguró que, desde hacía semanas,realizaban este tipo de rescate, habiendo socorrido a ciento de personas en condicionessimilares, abandonados por las autoridades tunecinas. Los últimos, cerca de Al’Assah,una localidad a ciento cincuenta kilómetros al suroeste de Trípoli. Donde las patrullaslibias, han denunciado que alrededor de esa localidad, se recuperan según el día, entre150 y 350, aunque han tenido jornadas de hasta quinientas personas.Diferentes ONGs, que operan en Túnez calculaban que hasta fines de julio unas 1200personas habían sido abandonadas por parte la policía de ese país, en las fronteras conLibia, al este, y Argelia, al oeste. Según la Media Luna Roja tunecina, ha dado acogidaa más de seiscientos migrantes, en Ras Jedir, un área de amortiguación entre Túnez yLibia, y otros doscientos del lado argelino. Es casi obvio aclarar, que estoscampamentos improvisados carecen de toda condición para dar acogida a estaspersonas, ya que no cuentan con instalaciones sanitarias, ni siquiera depósitos de agua,sin baños, sin agua, por lo que cada día el abastecimiento depende de la suerte.

 

Por su parte el Gobierno de Trípoli, ha informado, que no admitirá más asentamientosen su territorio de inmigrantes llegados desde Túnez. En Libia se estima cerca de dosmillones de refugiados tanto africanos, como asiáticos, esperando tener la oportunidadde encontrar una plaza en alguna de las embarcaciones, que cada vez más con menosfrecuencia, por la presión de la Unión Europea, parte hacia los puertos del sur de Italia.Mientras que docenas de nuevos expulsados desde Túnez, siguen siendo abandonadosen las fronteras, en un perverso juego, de siempre, volver a empezar.El golpe en Níger.

 

La ciudad nigerina de Assamakka, en la frontera con Argelia, se ha convertido en unapuerta de ida y vuelta, para los miles de migrantes que, desde el África Subsahariana,intentan llegar al Mediterráneo. (Ver: Níger: Los fantasmas de Assamakka) oemprenden la vuelta a sus lugares de origen, ya que cada vez son más los que han vistofrustradas sus ambiciones de cruzar el Mediterráneo.Esto representa, para muchos largos meses de penalidades en ese retorno que, paraalgunos casos, significa recorrer más de 3500 kilómetros, sin otros recursos que susuerte y la invocación a algún Dios, tal como lo ha sido la ida, aunque esa vez quizásfueron empujados, también, por la esperanza.Aunque en este tráfago de idas y vueltas, una nueva penuria se ha sumado a losmigrantes, el golpe del veintiséis de julio dado por los militares nigerinos. Según cifrasde Naciones Unidas, cerca de siete mil inmigrantes, de regreso a sus lugares, hanquedado varados en Níger, tras el cierre de fronteras ordenado no sólo por los nuevosjefes de Niamey, sino por los gobiernos de las naciones vecinas, que se encuentranresolviendo, la posibilidad de una invasión armada.

 

Una mala noticia más, para las casi dos mil personas, que, según la ONU, viven en lascalles de las diferentes ciudades o pueblos donde los sorprendió el golpe contra elexpresidente Mohamed Bazoum, ya que los centros administrados por la OrganizaciónInternacional para las Migraciones de Naciones Unidas, con capacidad para cinco milpersonas se encuentran desbordados, por lo que les es imposible, nuevas admisiones.El cierre de fronteras, no solo significa inmovilidad de los migrantes, sino que impideque las ONGs que operan en esta problemática, cómo la italiana COOPI, tampocopueda acceder a los cada vez más escasos suministros, para la atención de losrefugiados.Antes del golpe, la Unión Europea (UE), había considerado, entregar doscientosmillones de euros, al gobierno de Niamey, para la asistencia de los refugiados, perofundamentalmente, para que el gobierno del derrocado presidente Bazoum, seinvolucrarse, como lo hace Túnez, en la contención del tránsito de refugiados hacia elnorte (Libia y Argelia). A partir de la nueva situación del país saheliano, ese aporte haquedado por el momento congelado.Mientras esos siete mil migrantes quedan varados en Níger, a espera de una resoluciónque los supera, otros, cientos de miles, siguen transitando por caminos imposibles y entodas direcciones en búsqueda de lo que nunca han tenido, lo único cierto para cada unode ellos, lo hace con la muerte a cuestas.

 

*Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado enÁfrica, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook:https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

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