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martes, 27 de junio de 2023

LA QUE SE AVECINA: UN GOBIERNO DE COALICIÓN ENTRE PP Y VOX

 

LA QUE SE AVECINA: UN GOBIERNO DE 

COALICIÓN ENTRE PP Y VOX

JOSÉ ANTONIO MARTÍN PALLÍN

Hace ya muchos años, reflexionando sobre la situación política de nuestro país, llegué a la conclusión de que en el espectro ideológico tradicionalmente ocupado por los sectores conservadores y neoliberales, solo disponíamos de una derecha extrema y una extrema derecha que inicialmente confluían en el Partido Popular. Por razones que no son fáciles de explicar y en las que no vamos a detenernos, eclosionó hacia una extrema derecha encarnada en el partido Vox, cuyo impacto en la vida política española sería temerario desconocer o minusvalorar. Hasta la disolución de las Cortes disponía de cincuenta y dos escaños en el Congreso de los Diputados.

 

Nuestra derecha nada tiene que ver con la que surge al final de la Segunda Guerra Mundial, después de haber participado en la derrota del nazismo y del fascismo, integrándose en los sistemas constitucionales con unas firmes convicciones democráticas. En Italia reapareció bajo las siglas de la Democracia Cristiana, cuyo fundador, Alcide de Gásperi, firmó junto con Sandro Pertini el sometimiento a juicio y la petición de condena a muerte de Mussolini. En Alemania, Konrad Adenauer fue el primer líder de la Unión Demócrata Cristiana y uno de los fundadores de la actual Unión Europea junto con Robert Schuman, Jean Monnet y De Gásperi.

 

Nuestra derecha nada tiene que ver con la que surge al final de la Segunda Guerra Mundial

 

Durante los cuarenta años de dictadura, la derecha española que había gobernado varios años en la época de la República apenas participó esporádicamente, desde el exilio, en la lucha antifranquista. Su principal aportación al derrocamiento de la dictadura se concretó en su destacada participación en el IV Congreso del Movimiento Europeo, convocado por Salvador de Madariaga y celebrado en Múnich en el año 1962, al que acudieron personajes relevantes de la derecha española como José María Gil Robles, Joaquín Satrústegui e Iñigo Cavero, entre otros.

 

La derecha integrada en el actual panorama político español tiene sus raíces en la persona de su fundador, Manuel Fraga, destacado ministro franquista. Uno de sus líderes más relevantes, José María Aznar, incapaz de homologarse con sus correligionarios europeos, se entregó a manos de los Estados Unidos inmortalizándose en la foto del trío de las Azores. La estrecha vinculación de esta derecha extrema con el pasado franquista se pone de relieve ante su reiterada insistencia en derogar primero la Ley de Memoria Histórica y ahora la actual Ley de Memoria Democrática.

 

Tras romper todos los puentes con los otros partidos situados en el espectro de la derecha, como el PNV o la antigua Convergencia i Unió (Ahora Junts), era inevitable que, tarde o temprano, tuviera que entregarse en manos de su escisión más ultramontana encarnada en Vox. Los efectos de esta alianza no se han hecho esperar. Enfervorizados por la victoria en las elecciones municipales y autonómicas, sus propuestas amenazan peligrosamente derechos individuales y constitucionales.

 

Nuestro partido de extrema derecha también tiene unas señas de identidad típicamente españolas, incluso extravagantes para sus correligionarios europeos. Su lema, que proclama “España: una, grande y libre”, reproduce el tríptico de la dictadura franquista. Propone ilegalizar a los partidos políticos independentistas, cuestión que ni se plantea en la extrema derecha europea. Uno de sus líderes más emblemáticos, Matteo Salvini, propugna la independencia de la Padania. No me imagino una cumbre de la extrema derecha, celebrada en España, que acudiese en masa a una corrida de toros como hizo en su momento el sanguinario nazi Heinrich Himmler, que, por cierto, mostró su desagrado ante el espectáculo que había presenciado.

 

El futuro del Partido Popular pasa inexorablemente por un acuerdo de gobierno con Vox. Después de las elecciones autonómicas y municipales, sus propuestas ofrecen un panorama preocupante para la normalidad democrática que exige nuestra Constitución y la integración en la Unión Europea. La que se avecina no es una mera declaración de propósitos, sino una realidad surgida del laboratorio político que lleva funcionando desde hace más de un año en Castilla y León. A continuación, detallo algunas de sus proposiciones:

 

1.- Obligar a las embarazadas a escuchar el latido fetal antes de abortar.

 

2.- El compromiso de derogar la ley del aborto podría introducir esta aberrante condición previa.

 

3.- La disolución de todas las fundaciones integradas conjuntamente por la patronal y los sindicatos, considerados como un modelo para el mantenimiento de la paz social. Ya ha sucedido en Castilla y León con el rechazo y protesta de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Vox sostiene que se trata de chiringuitos subvencionados. Prefieren emplear el dinero público en promocionar escuelas de tauromaquia.

 

4.- En materia de medioambiente, y en contra de las tendencias de todos los países civilizados, propugnan reducir los carriles bici y paralizar su construcción.

 

5.- La supresión de los espacios urbanos libres de contaminación, abriéndolos a la circulación de vehículos en detrimento de la peatonalización y con el consiguiente aumento de la contaminación.

 

6.- La construcción masiva de aparcamientos en el centro de las ciudades para atraer a los vehículos privados con los consiguientes efectos sobre la calidad del aire que respiramos.

 

7.- Todas estas medidas llevarán aparejadas, presumiblemente, multas de la Unión Europea que tendremos que afrontar entre todos, puesto que la condena recae sobre el Reino de España.

 

8.- El desarrollo incontrolado de la ganadería y agricultura intensivas, a pesar de las advertencias de todos los organismos europeos sobre su impacto en la salud y el medioambiente.

 

9.- La derogación de la Ley de Memoria Democrática. Esto supone asumir las tesis del bando vencedor tras la Guerra Civil, negando la existencia de lo que el historiador Paul Preston consideró como el holocausto español.

 

10.- Negación de la existencia de la violencia de género, que en un alarde de indigencia mental consideran un constructo ideológico, sustituyendo el término por el de violencia intrafamiliar, quizá sin darse cuenta de que están volviendo al Derecho Romano.

 

Podría continuar con la enumeración de las consecuencias que se derivan de las ofertas electorales que se llevarían a cabo si de las urnas sale un futuro gobierno de coalición entre PP y Vox, pero creo que ya es suficiente. Para terminar, me preocupa la invocación genérica al restablecimiento de las tradiciones, dado que no precisan cuál es su alcance y contenido. Volviendo a Castilla y León, podría ser la restauración del Toro de la Vega, concediendo al último alanceador el honor de extirpar sus testículos para colocarlos en la punta de la lanza y entrar como el triunfador de un torneo en la villa de Tordesillas. Por qué no volver a lanzar las cabras desde los campanarios, puesto que al fin y al cabo se trata de un lugar sagrado. Es posible que los sectores más creyentes reclamen la vuelta a la celebración de la misa en latín y de espaldas a los feligreses. Al fin y al cabo, sería un necesario y justificado desafío a las peligrosas doctrinas de un papa comunista. Rememorando a Antonio Machado se podría colocar a la entrada de los colegios electorales un cartel con la siguiente leyenda: “Ciudadano que vienes a votar, te guarde Dios o quien corresponda. En tus manos está el futuro inmediato de nuestro país”.

 

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José Antonio Martín Pallín es abogado y comisionado de la Comisión Internacional de Juristas (Ginebra). Ha sido Fiscal y Magistrado del Tribunal Supremo.

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