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miércoles, 14 de junio de 2023

EL PACTO DE LA TUBERCULOSIS

 

EL PACTO DE LA TUBERCULOSIS

ANA PARDO DE VERA

Tuberculosis: "Enfermedad del hombre y de muchas especies animales producida por el bacilo de Koch. Adopta formas muy diferentes según el órgano atacado, la intensidad de la afección, etc. Su lesión habitual es un pequeño nódulo, de estructura especial, llamado tubérculo". Definición de la Real Academia Española (RAE) para la enfermedad que aqueja a las vacas castellano y leonesas, que se contagia a los humanos y para la que Vox considera que no se deben imponer medidas de salud pública, porque "llevamos muy al extremo la salud pública", según Gerardo Dueñas, consejero de Agricultura y Ganadería (Vox) de Castilla y León.

La genialidad del apelativo del acuerdo alcanzado entre PP y Vox en el País Valencià para gobernarla no es mía, sino de Pablo Batalla y me llegó vía el compañero Alejandro Torrús.  Cuando vi grosso modo la definición de la enfermedad, compré inmediatamente la expresión para encabezar este artículo: ya tenemos a la ultraderecha (la "enfermedad", el "bacilo", el "tubérculo",...) instalado en País Valencià, un territorio arrasado por la corrupción del Partido Popular de Eduardo Zaplana, Francisco Camps y la Gürtel, pero que un día de 2015 dio la vuelta a esta situación votando al que sería el primer acuerdo entre fuerzas progresistas. El Pacto del Botànic antecedería al Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos para gobernar el Estado. Ocho años duró la memoria de la corrupción en los votantes del PP que le habían retirado el apoyo y en los votantes de izquierdas que decidieron fumarse la urna el pasado 28 de mayo y optaron por permitir un gobierno del PP y Vox, que en realidad, siempre estuvieron ahí.

Este martes, el líder de Vox en la comunidad, condenado por violencia machista, anunció una alianza con el PP que, pese a los aspavientos de Borja Sémper, estaba cantada en el País Valencià, como en Castilla y León en marzo de 2022, y como en Elchedonde ya deben de estar rezando para salvar una cruz franquista por indicación de su teniente alcaldesa Aurora Rodil; o en los más de 130 ayuntamientos donde el partido de Alberto Núñez Feijóo puede gobernar gracias a la extrema derecha, a los negacionistas de la violencia machista, de la igualdad, de los derechos humanos o de la emergencia climática: este mismo martes, el líder de Vox, un Santiago Abascal venido arriba (sus razones tiene) anunció en redes, sin complejo alguno, que hay que retomar la explotación de los recursos en España y derogar "la Ley Climática" para volver "a ser dueños de nuestro suelo y de nuestra riqueza natural". Por eso, sus consejeros/as y concejales están pidiendo las carteras autonómicas y municipales con competencias en medioambiente o agricultura; el mismo día que sabemos que las reservas hídricas están a 20 puntos por debajo de la media de los últimos diez años (47,4%) y no se recuperan pese a las lluvias de estos días debido al gasto salvaje de agua para los regadíos, sumados a los campos de golf, los parques acuáticos,... y todas esas cosas relacionadas con el negocio de unos pocos y la desgracia del planeta y el país, aparte de la precariedad de las infraestructuras, cuyas mejoras, según el Gobierno, no se han hecho en muchos territorios pese al trasvase de fondos para ello.

"Educación" (sin la sexual, por supuesto, ni la de lenguas españolas que no sean el castellano; religiosa, sí), "Familia" (heterosexual, casada con hijos, mejor si son muchos/as), "Agricultura" (más regadíos, más macrogranjas, más explotación de la tierra, más caza ...), "Asuntos Sociales" (primero, los españoles blancos heterosexuales; después, las españolas ídem y el resto, nada) ... Éstas son las áreas que quiere Vox, que está negociando con el PP y que éste le está cediendo gustosamente a cambio del poder.



El programa acordado por PP y Vox en País Valencià parece un chiste, pero no se confundan, que son perfectamente conscientes de la nada que supone ese texto de cinco puntos donde "la sanidad" se reforzará con "sanidad", por ejemplo. Un delirio para que nos quedemos en las risas y hacer lo que les dé la gana, esto es, ampliar e intentar ganar la guerra cultural fascista que han emprendido con la colaboración gustosa del Partido Popular: más trumpismo, más machismo, más racismo, más aporofobia, más xenofobia, más homofobia, más evangelismo, más intransigencia, más clasismo, más desigualdad, menos libertad de prensa, de expresión, nula diversidad lingüística, sexual o territorial... Sin derechos humanos, bienvenidos/as a la nueva/vieja Europa: la nada.

 

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