SÁNCHEZ DRAGÓ, EL GRAN INTELECTUAL
FASCISTA ESPAÑOL
POR ANTONIO MAESTRE
Fuentes:
El diario [Imagen: Fernando Sánchez Dragó
en
la Asamblea General de Vox. EP]
El escritor es la figura que mejor representa el hecho de hacer pasar el fascismo como pensamiento políticamente correcto apelando a la transgresión como elemento discursivo
La muerte de un escritor, como la de un político o cualquier otro tipo de persona pública, lleva asociada una constelación de hagiografías creada por escribas que en muchas ocasiones no conocen de la obra del finado más allá de sus últimas soflamas políticas. En el caso de Fernando Sánchez Dragó son multitud los que han corrido a glosar la figura del filofascista obviando la mayor parte de su carrera para hacer más digerible su figura. La carrera de una persona
no debe medirse solo por los últimos años, que en muchos
casos son los de decrepitud intelectual cuando uno se mueve por el ego y la
necesidad de atención. Ese no es el caso de Fernando Sánchez Dragó, que ha mantenido
una coherencia ejemplar en su intento por ser una de las grandes figuras
ideológicas del fascismo contemporáneo español. Con el enorme talento, que se
ha de reconocer, de haber logrado obviar esas filias fascistas en su carrera
como intelectual vivo, y también en su muerte. Es la figura que mejor
representa el hecho de hacer pasar el fascismo como pensamiento políticamente
correcto apelando a la transgresión como elemento discursivo.
La gran obra de Fernando Sánchez Dragó es sin duda Gárgoris y
Habidis, un libro sobre la España mágica que consiguió el Premio Nacional de
Ensayo y que fue precursor de una estrategia, muy utilizada ahora con los
programas de misterio de Iker Jiménez, de introducir doctrina fascista y
antimarxista entre fantasmas, leyendas y mitos. El libro de Sánchez Dragó fue
un tratado fascista puro, sin cortar, pero con la capacidad para atraer a
incautos lectores atraídos por la mitología hispánica. Ernesto Giménez
Caballero, el precursor intelectual del fascismo en España con Carta a un
compañero de la Joven España y Genio de España, alabó la obra de Fernando
Sánchez Dragó como gran referencia intelectual del fascismo contemporáneo
español: “Si el fascismo es exaltado nacionalismo dentro de un orden social
nuevo, el operario, el originado en 1917 y Rusia, Sánchez Dragó en su España
Mágica ha superado a todos los nacionalistas y tradicionalistas españoles,
desde Menéndez Pelayo a mí, por proclamar que de España partieron todos los
mitos, tanto de oriente como de occidente, y que por tanto fue la invasora y
nunca la invadida”. Fernando Sánchez Dragó recompensó las loas prologando la
reedición en 1983 de Genio de España.
La obra de Sánchez Dragó fue una pretendida publicación
tercerista que tenía como intención trascender como construcción de una España
imaginada, ideal ancestral y mítica, que obviara la España de izquierdas y
derechas elevando el pensamiento falangista a obra de consumo mágico. No es
algo que el autor ocultara, en uno de sus artículos en la revista Época lo dejó
claro: “De haber nacido a tiempo, mi puesto de combate habría estado en las
filas joseantonianas”. El prologuista de su Gárgoris y Habidis fue el
falangista Gonzalo Torrente Ballester que dejó clara esa intención
propagandística del autor: “La verdadera España, pues, no es la de los unos
(las derechas) ni la de los otros (las izquierdas), sino esta otra que no llegó
a ser”. El texto de Sánchez Dragó contenía apelaciones xenófobas,
antidemocráticas y en favor de la dictadura de un hombre fuerte, también
machistas y tremendamente antisemitas.
En su capítulo dedicado a los judíos el autor acusó a los
rabinos de haber orquestado el genocidio de cinco millones de semitas en un
pacto con los nazis y la Gestapo para poder justificar la creación del estado
de Israel. Escribía Sánchez Dragó: “Es el judío un lobo para el judío. ¿Quién
acertará a olvidar los comistrajos y contubernios entre los nazis y sus
víctimas? ¿Quién el sombrío genocidio perpetrado a dos manos en la promiscuidad
del lager? Cinco millones de personas no van al sacrificio si de verdad desean
evitarlo. Sólo los borregos, los suicidas, los mártires y los jugadores a largo
plazo colaboran con el matarife”. Ese antisemitismo fue labrado en los años
posteriores y escondido solo para los ojos que quisieran mirar para otro lado.
En el año 1989 el autor organizó un curso de verano en la Universidad
Complutense llamado “La gnosis o el conocimiento de lo oculto” para el que
invitó al nazi chileno Miguel Serrano Fernández, miembro de la Sociedad Thule e
ideólogo fundamental de las teorías ocultistas nacionalsocialistas, además de
ser un antisemita convencido.
El tema de la conferencia latía en lo más profundo del
pensamiento de Sánchez Dragó, de hecho su retiro soriano, donde daba cursos de
yoga y pensamiento tántrico, estaba basado en el Círculo Hermético teorizado
por el nazi chileno. A esos retiros espirituales sorianos de Fernando Sánchez
Dragó acudía Isidro Palacios, uno de sus grandes amigos y máximo exponente del
nuevo fascismo español. Isidro Palacios fue una de las figuras prominentes de
la Nueva Derecha española. Constructor
de un proyecto editorial e ideológico para trasladar a España las ideas
posfascistas de Alain de Benoist y del grupo GRECE. Palacios formó parte del
grupo Aurora, las revistas Hespérides y Punto y Coma, donde se intentó
introducir el ideario fascista de la mano de autores como Jorge Verstrynge,
José Javier Esparza o el propio Fernando Sánchez Dragó. Ha muerto a los 86 años
el más efectivo intelectual del pensamiento fascista contemporáneo español y un
orgulloso propagandista de sus conquistas con menores de 13 años. Reconocer sus
logros es hacer honor a la memoria del escritor.
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