LA BESTIA ACORRALADA
DAVID ROCA BASADRE
Aún es fértil el
vientre que parió la bestia inmunda.
Bertolt Brecht
Introito
El 29 de marzo, el día en que la ultraderecha inauguraba su Foro Madrid en Lima, el alcalde ultraderechista del bonito distrito de clase media alta de Miraflores mandaba clausurar, sin aviso previo, el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM), alegando cuestiones de seguridad. El LUM es el sitio donde, de manera plural y atendiendo a todas las visiones de la guerra interna de los años ochenta y noventa, el Perú aloja la memoria de los miles de peruanos que fueron víctimas del enfrentamiento entre la sociedad peruana y el terrorismo de Sendero Luminoso, el del MRTA, pero también de la represión indiscriminada contra esa agresión terrorista por parte de las fuerzas armadas y la policía nacional, que, en su afán de lucha, cometieron también graves violaciones a los derechos humanos.
El Lugar de la
Memoria (LUM) generó un gran consenso. Es, sin duda, un espacio necesario. Cito
a un periodista de la derecha liberal (corriente solo existente en los medios
periodísticos alternativos peruanos), Juan Carlos Tafur, que, lamentando el
cierre, definió al LUM como “relevante, crucial, fundamental para la democracia
peruana… (para) hacer recuerdo de lo sucedido, aprender que somos capaces de
cometer barbaridades y que, al recordarlo, propendamos a que la ciudadanía tome
consciencia de los elementos que lo permitieron y que, en consecuencia, ello no
se vuelva a repetir”.
Pero para el
alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, del ultraderechista partido Renovación
Nacional, miembro del Opus Dei, electo con poco más de un 25% de los votos, el
LUM –que nunca en su vida ha visitado– “pone a las fuerzas armadas como si
fueran agresoras”, y por ello exigió a su correligionario de Miraflores
cerrarlo y que el Ministerio de Cultura entregue la administración del LUM a
las Fuerzas Armadas.
El cierre se
produjo en el momento en que la exposición principal del LUM se refería a las
víctimas del terrorismo entre las fuerzas policiales, y cuando, ese mismo día,
Amnistía Internacional iba a presentar su informe anual allí mismo.
Aquel gesto
agresivo contra la memoria de miles de peruanos fue el introito real del Foro
Madrid Lima, donde el señor López Aliaga, presente en primera fila, aplaudía
como foca.
Se trata de la
segunda edición de este evento organizado por Vox a través de la Fundación
Disenso que reunió a representantes de la extrema derecha española y
latinoamericana en la capital peruana los días 29 y 30 de marzo.
Asesinar ejemplarmente
Como suele suceder,
el evento se dedicó al inicio a elogiar al país de acogida. Las frases de
felicitación y admiración hacia los congresistas peruanos por haber detenido,
como repiten, “al golpista Castillo y la asonada violenta organizada por el
Foro de Sao Paulo”, se repitieron hasta el cansancio. Los participantes en el Foro
Madrid regresan, así, cargando sobre sus espaldas el apoyo al asesinato de 60
peruanos, a balazos en la mayoría de los casos, a los que se van sumando varios
otros que restaron en agonía.
Las frases de
felicitación y admiración hacia los congresistas peruanos por haber detenido
“al golpista Castillo” se repitieron hasta el cansancio
Porque las
movilizaciones populares de rechazo al régimen –cuya dimensión confirman las
encuestas de todo origen, que dan cerca de un 90% de rechazo al Gobierno de
Dina Boluarte y al Congreso de la República– solo pudieron ser momentáneamente
detenidas mediante la represión más brutal e inescrupulosa.
Tampoco sorprende
ya que se enorgullezcan de sus amistades peruanas, como la congresista
Maricarmen Alva que –ante una moción de vacancia presentada contra Boluarte–
afirmó que “la matanza no amerita una vacancia”. O la congresista Patricia
Chirinos, ligada a un grupo político, en la provincia portuaria de El Callao,
cuyos integrantes principales fueron todos condenados por corrupción como
funcionarios. Esta señora se ganó muchos aplausos por una hazaña que divulgaba
sonriente: había logrado que la oficina de migraciones impida el ingreso al
Perú de los 16 integrantes del equipo de profesionales de una Misión de
Solidaridad Internacional y Derechos Humanos, de iniciativa sudamericana,
porque eran “comunistas”. Y todo –claro– para defender la democracia.
O el congresista
Alejandro Muñante, brutalmente antifeminista, con seguidores de los que son
capaces de dejar matar a personas homosexuales o transexuales en nombre de
Cristo. O el naftalínico intelectual Fernán Altuve, muy cercano a esos
políticos del Callao, que no tuvo reparos académicos para avalar movidas no
santas de la empresa constructora brasileña OAS con la Municipalidad de Lima,
en tiempos no muy lejanos. Y otras joyas por el estilo.
Rodeados de enemigos comunistas
Cuba pasa por un
momento dramático en su proceso político. Resulta difícil imaginar que, con los
escasos recursos de que dispone y con los que apenas puede consigo misma, pueda
sostener una organización continental o supracontinental, como sí lo hace Vox
con los recursos de los contribuyentes europeos. Y, sin embargo, ese discurso
donde un alicaído Foro de Sao Paulo aparece como una enorme y maligna organización
liderada por Cuba y donde, confusamente, también figuran Irán, Rusia y China
para arremeter contra los valores occidentales y cristianos mediante la
implantación del comunismo, fue el rosario permanente.
El Foro de Sao
Paulo es un conjunto de partidos y grupos políticos progresistas de
Latinoamérica y el Caribe, desde reformistas hasta grupos de izquierda
revolucionaria, a los que los ponentes confundían intermitentemente con el
Grupo de Puebla, más bien compuesto por personalidades políticas y académicas
progresistas de países latinoamericanos, de España y Portugal. Sin mucho fuelle
hoy en día, estas organizaciones son aparentes, sin embargo, para que la
ultraderecha construya un discurso que pasa por alto infinitos detalles de la
política real, pero que parece reconfortarlos. Ni una línea sobre geopolítica,
por ejemplo, o políticas de Estado. Era mucho pedir.
Uno a uno, fueron
pasando a la tribuna voceros de los distintos países presentes en el evento.
Mencionemos a algunos, para ilustrar.
Rocío Monasterio se
esforzó por narrar las desventuras de su grupo con el Partido Popular que,
según su versión, concede demasiado al comunismo
La señora Rocío
Monasterio, presidenta provincial de Vox en Madrid, se esforzó por narrar las
desventuras de su grupo con el Partido Popular que, según su versión, concede
demasiado al comunismo. Al final la aplaudieron por alguna acción heroica que
habría realizado al expulsar al mismísimo –así subrayaban– Pablo Iglesias de
una emisión televisiva. Uno va a los vídeos en línea para entender el
incidente, y se topa con una escena en la que la señora Monasterio,
intolerante, grosera y malcriada, agrede a Pablo Iglesias, se niega a alguna
reparación verbal y efectivamente se alegra de que Iglesias, que actúa con
dignidad, abandone el set. Tan demócrata ella.
El señor Hermann
Tertsch, eurodiputado de Vox, parece creer que la influencia cubana alcanza
hasta Europa. Sorprenden las descripciones sobre la protección que ejercerían
los partidos socialdemócratas y otros al “poderosísimo” gobierno cubano.
La senadora
uribista colombiana María Fernanda Cabal, continuó, esta vez fuera de su país,
lo que parece acostumbra hacer en Colombia: atacar la memoria de Gabriel García
Márquez, al que reprochó vivir cómodamente de sus escritos, en suma, de su
trabajo, y declaró que había sido nada más que un agente del comunismo
internacional. Al mismo tiempo reconstruyó la historia de Colombia para decidir
que en 1928, durante las huelgas de los trabajadores bananeros contra la United
Fruit Company, en la Magdalena colombiana, no hubo tantos muertos como para
quejarse y que aquella empresa, de ingrata y sangrienta recordación en
Centroamérica y el Caribe, era lo mejor que podía haber llegado a esos pueblos.
El señor Eder
Mejía, diputado del Partido Nacional de Honduras, lanzó críticas contra el
Gobierno de la presidenta Xiomara Castro, aludiendo incluso a presumibles
asuntos de corrupción. Lo interesante es que el Partido Nacional que representa
el señor Mejía es el mismo del expresidente Juan Orlando Hernández, que ha sido
extraditado a Estados Unidos acusado de narcotráfico, tras dos periodos como
mandatario. Nada menos.
El representante de
los cubanos en el exterior, señor Orlando Gutiérrez, entró a la carga con la
versión de la Historia cubana que la ultraderecha ha inventado: esta versión
dice que ni en educación ni en salud ni en nada hicieron algo los
revolucionarios barbudos en la isla. Para esta gente, todo ya era
extraordinario en tiempos del dictador Batista. Quien esto escribe no necesita
ir al buscador o a alguna publicación para estar enterado de lo que era la Cuba
de Batista. Tengo los suficientes años, y tuve cierta precocidad que me inició
en la lectura, además de facilidades para leer la excelente revista cubana
Bohemia de la época, y recuerdo claramente las lamentables circunstancias y
pobreza del pueblo cubano bajo Batista, recuerdo los testimonios de entonces
por la crueldad de aquel régimen vendido a intereses extraños, y la presencia
dominante de los Estados Unidos que –y lo decían– habían hecho de Cuba su
propiedad y su burdel. No soy un fanático de la revolución cubana, pero sin
duda hay logros enormes en ese proceso, mucho por corregir, pero también un
embargo impuesto que hasta le negó las vacunas en plena pandemia del covid. Sin
dudas, y esto no se dice mucho, ese proceso también rescató la dignidad de los
cubanos. Mentir con mezquindad parece un hábito de los señores y señoras de la
internacional neofascista.
No haremos un
recuento de todos los participantes, nos guardamos el aburrimiento para
nosotros, como parte de los gajes del oficio, basta con algunos ejemplos, para
tener como referencia e ir a las conclusiones necesarias.
Una bestia acorralada
Hay que decir que
la extrema derecha siempre ha existido, y se ha manifestado de manera brutal en
América Latina. De su presencia está labrada la Historia de los países y sus
gobiernos, de su organización y omnisciencia. Pero no existía definida como tal.
Eran simplemente los dueños de todo desde los inicios de las repúblicas y eso
está naturalizado. La colonialidad del poder, que los privilegiados
gestionaban, está desde el inicio. Y, además, institucionalizada.
Las ideologías
liberales primero, socialistas y comunistas luego, son tan coloniales como la
consagración del país al Corazón de Jesús que intentó el dictador Leguía en el
Perú en 1929, pero al menos reaccionaron, entonces, con una enorme movilización
por el laicismo que culminó con represión y muertes. Y al menos traían algo de
aire fresco por lo que se convirtieron en la puerta de acceso de los
intelectuales urbanos a las realidades nacionales, más allá de los círculos de
influencia académica occidental.
Las experiencias de
partidos fascistas, que en pleno auge del fascismo y el nazismo en la Europa de
los años treinta, se dieron en los países latinoamericanos eran apenas un
reflejo de aquellos discursos extremistas occidentales, son anécdotas que no
constituyen antecedentes. Es que no había necesidad de aquello para que
predominen –como siempre había sido– castas herederas del dominio colonial que
ejercían aquel nuevo colonialismo, el que se impone desde el control del
verdadero poder.
Pero los tiempos
cambian, y la influencia de las nuevas tecnologías, sobre todo, han generado
sinergias entre multitudes desconfiadas de los poderes que siempre han sido. Es
difícil calificar de derechas o izquierdas a esos pueblos descontentos. Como en
Chile, en Colombia, en Perú, pero también de a pocos en Venezuela y Cuba –e
irán apareciendo en otros países– la espontaneidad coordinada en las redes
sociales, sobre todo, permite sobresaltos multitudinarios que, sin norte
preciso pero adversario claro, empiezan a expresarse sin temores.
Ante la ola de
protestas en América Latina, ideologizar la defensa del statu quo se hace
necesario para las élites
Los poderes
tradicionales siempre han temido a las multitudes. Su respuesta a las
movilizaciones multitudinarias ha sido, la mayoría de las veces, la represión
sin vacilaciones. Hoy que esas expresiones de hartazgo ante los poderes, y los
liderazgos de siempre se manifiestan con mayor contundencia y de forma
manifiestamente nueva, la propuesta de ideologizar la defensa del statu quo
surge como una necesidad.
La bestia
acorralada, con mucho miedo, recurre a nuevas y potentes armas para defenderse.
Su insistencia en alguna identificación simplificada del enemigo común, su
urgencia por construir un discurso que sirva para defender aquellos valores
coloniales que les proporcionan estabilidad y el control social que sienten que
pueden perder, los hace merecedores sin dudas del adjetivo de reaccionarios.
Esa ideologización de la reacción, hoy necesaria, les hace evidentes los
bastiones que deben defender y los obliga a organizar un lenguaje común. Lo que
era natural entre los grupos de extrema derecha en Occidente, recién ahora se
plantea como ideología organizada entre los poderes neocoloniales en América
Latina. Y todos los políticos, o sus herederos, que representaron a las viejas
oligarquías, encuentran allí una forma de reaparecer colgándose de términos
como libertad y democracia, que siempre despreciaron, para apropiárselos con
cara lavada.
En ese tramado, no
es que ignoren los intereses geopolíticos que definen los movimientos de China
o Rusia en el continente, sino que ya han tomado partido por los intereses
norteamericanos, sobre todo si este país lo preside alguien como Trump, y no
vale la pena explicitar nada sobre el asunto. Y así conviene mencionar a Rusia
–país ideológicamente afín a sus proclamas– como si fuera aquella Rusia
soviética hoy inexistente.
Epílogo
El mismo día en que
culminaba el Foro Madrid Lima, fallecía Rosalino Flórez, joven víctima de la
represión contra las manifestaciones en Cusco, tras agonía de varias semanas.
Un día después de esa clausura, falleció Manuel Quilla Ticona, no por balas
durante las marchas, sino por torturas en una comisaría a la que había llegado
sano, tras ser detenido.
El mismo día en que
culminaba el Foro, fallecía Rosalino Flórez, joven víctima de la represión
Un día después, el
único asesinato atribuido a los manifestantes, el del policía José Luis Soncco
que decían había sido quemado vivo en su auto oficial de patrulla, se reveló
falso. El policía fue asesinado a pedradas, luego su cadáver quemado en el auto
oficial, y el sospechoso principal resulta ser un expolicía, aparentemente
ligado a actividades ilegales.
Todo el discurso
triunfalista del evento sobre lo ejemplar de lo ocurrido en el Perú para
“defender la democracia”, queda expuesto, con estos hechos recientes, en su
desnudez: se trata de defender prejuicios, intereses económicos, modos de vida
instalados aunque sean injustos, racismo, divisiones de clase y de casta,
control del territorio y posibilidad de disponer de él a su antojo (aún a costa
de quienes lo habitan), sumisión al mercado único global mientras lloran contra
el “globalismo”, mediante la confirmación de una Historia hasta hoy excluyente,
y el recurso a todo lo que esté al alcance, desde la deformación de la realidad
hasta la muerte de los adversarios.
Para ello cuentan
con un núcleo duro de seguidores. En una entrevista para el diario El País, el
expresidente Obama, con motivo de la derrota de Trump para la reelección,
decía: “(...) Ahora hay una multitud de medios de comunicación que impiden que
muchos votantes republicanos escuchen algo que pueda contradecir a Donald
Trump. Para ellos, hay una realidad como la que supuestamente estamos viviendo
ahora, en la que Trump aún no ha perdido las elecciones porque ha habido fraude
y se han emitido votos ilegales, y todo pese a la ausencia de pruebas”.
Los asistentes al
Foro Madrid en Lima, solo son fuertes porque –aunque parezca inverosímil– sí
están convencidos de mucho de lo que dicen. Y, así, por seguir con lo del país
de acogida, para ellos el 90% de los peruanos serían vándalos o terroristas.
Importa poco si eso, además, destruye el mito de que su referente Alberto
Fujimori venció al terrorismo, pues mediante un alambicado discurso decidieron
que solo fue triunfo militar, pero que Sendero Luminoso habría seguido ganando
terreno políticamente hasta infestar el Estado. Y así, calificados desde tontos
útiles hasta presuntos colaboradores activos, todo aquel que no comparta sus
criterios resulta sospechoso de terrorismo.
Queda claro que,
con ese discurso cercado y obtuso, donde toda objeción ni siquiera se escucha,
la democracia es apenas un recurso utilizable, y el poder total es un objetivo
que les parece irrenunciable, cueste lo que cueste. Y que, para que la
democracia plural, la libertad de pensar y crear y vivir sin intromisiones
subsistan, y que podamos derribar la ley del más fuerte, es necesario hacer
abortar a la bestia de una vez, antes de que se reproduzca más.
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