TITO BERNI Y ALREDEDORES
DAVID TORRES
El diputado del PSOE,
Juan Bernardo Fuentes, interviene en el Congreso de los Diputados, a 25 de
enero de 2022, en Madrid A. Pérez Meca /
Europa Press
En el proceloso océano del Congreso de los Diputados, entre olas y más olas de rostros anodinos, de vez en cuando aparece un surfero cabalgando sobre la espuma de los periódicos, impulsado muy a su pesar por los feroces vientos del escándalo. Hasta hace sólo unos días Juan Bernardo Fuentes Curbelo era uno de esos figurantes casi anónimos, un violín más en la abigarrada orquesta socialista, uno de esos instrumentistas cuya misión parece ceñirse en exclusiva a apretar el botón correcto en las votaciones y no dar mucho la nota. Sin embargo, contra todo pronóstico, hemos descubierto que este señor calvo y con gafas no es tan serio como parecía y que además del violín tocaba el saxo en locales de alterne.
En esa otra vida
alternativa, entre orgías, francachelas, rameras a mansalva, viagra por kilos y
rayas de cocaína, Fuentes Curbelo se transformaba en Tito Berni, uno de esos
comisionistas made in Spain que prosiguen la franquicia de La escopeta nacional
hasta desembocar en una nueva entrega de Torrente. No Torrente Ballester, pobre
don Gonzalo, sino aquel ex policía casposo y cutre hasta los tuétanos que
incendiaba las discotecas al ritmo del Torito bravo. Por faltar, en la trama no
faltaba ni un general retirado de la Guardia Civil, Francisco Espinosa Navas, un
tipo que usaba el tricornio de caja registradora -como el capitán Renault de
Casablanca el quepis-, que llamaba a su amante "chocho volador" y que
se jactaba de lo bien que se vive en Cabo Verde, "con cuatro negras que te
la chupen tres veces al día".
En la historia de
Tito Berni y alrededores, pese a las carretadas de dinero repartidas, se
respira el mismo ambiente mugriento y apestoso de aquellas fotos de Roldán en
calzoncillos, muerto de risa, dejando a la Benemérita a la altura de un video
porno casero. A Tito Berni y a sus colegas no les bastaba con revolcarse en el
lodazal de sus vicios sino que además tenían que dejar constancia del lodazal,
por si les fallaba la memoria y para que no nos quepan dudas. Al menos Roldán
advirtió una vez al que manejaba la cámara que tuviera cuidado, que nunca se
sabe dónde puede acabar un video. "Me tocan en mi habitación" dice
Tito Berni a punto de introducir al Mediador, "me dicen que el señor
Navarro me iba a presentar a unas amigas, obviamente yo nunca salgo de mi habitación
sin vestir, con mi pantalón, y veo que salgo con el brazo por un lado, con el
brazo por otro, y yo soy una persona muy afectiva, y me hacen una
fotografía".
A punto de
celebrarse el 8 de marzo, el PSOE ha tenido que soltar el lastre de este conseguidor
demasiado afectivo que aseguraba que no iba a parar en su lucha por los
derechos de las mujeres sólo unos días después de celebrar un sorteo junto a su
colega del tricornio para rifarse unas cuantas. Al PP se lo han puesto a huevo
hasta tal punto que Feijóo ha pedido que adelanten las elecciones a mayo y
Ayuso ha comentado que Sánchez lo va a tener muy difícil para demostrar que
nunca estuvo metido en los negocios de Tito Berni. Casi tanto como demostrar
que no se benefició de los contratos a dedo del hermano de Ayuso o que no se
fue de vacaciones con un narco gallego a untarle de crema la espalda. En
cuestión de tramas corruptas, los jerarcas del PP se las saben todas, ya sean
volquetes de putas, sobres de dinero negro corriendo por Génova como bandejas
de donuts, ministros dedicados a espiar a adversarios políticos con fondos
reservados o discos duros borrados a martillazos.
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