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martes, 22 de noviembre de 2022

MILANÉS

 

MILANÉS

JOSU AIZPURUA

La madrugada me arrojó la noticia de la muerte de Pablo Milanés, y la pena y los recuerdos me amargaron la mañana. Lo conocí en La Havana, en campamentos de jóvenes idealistas que unidos generacionalmente en lo que se llamó la Generación Mayo 68, soñaron con un Mundo Mejor. Allí llegando la noche en un corro de confraternización, un muchacho de mi edad, gordito y con gafas, tomó la guitarra y lanzó su voz extraordinaria con la canción de amor mas bella que yo recuerdo; “Yolanda”. Aquellos instantes siempre han quedado en mi recuerdo imborrable del pasado.

Hoy me sigo emocionando cuando “Yolanda” suena en mis entornos. Nunca el amor sonó tan auténtico como en la voz de Milanés, artista y creador que sigue enamorando a generaciones.

En mi Tierra Vasca, convulsionada y reprimida, aquellas canciones y reflexiones de Milanés, eran difícilmente entendidas pues ellos, cubanos, tenían la libertad de debatir sobre el Mundo y presentar una cara unida que les permitía oponerse al Amo del Mundo y arrojar sus ideas revolucionarias que sus coetáneos recogíamos con ingenuidad.

Nosotros, salíamos de la Dictadura inmersos en el dualismo “lucha armada-lucha política” fraccionados y confusos ante lo que no entendíamos, la Transición, maniobra del franquismo para mantenerse en el Poder apoyados por ese 30% social que vive amarrado a su bolsillo y que sabe que sólo fraccionando al 70% restante su Poder se mantendrá eterno.

No hacía falta mucho para “fraccionarnos” pues en la Tierra Vasca estábamos políticamente: Hasi, Laia, ESB, ESEI, ORT, Bandera Roja, LKI, EMK, los históricos ANV, PC, PSOE, y las numerosas escisiones, además de los militantes encuadrados en las organizaciones armadas vascas. Aquella izquierda era el sueño de la derecha. Solo para reunirnos en clandestinidad la cosa era un poema.

El porqué de nuestra debacle electoral y la victoria de PNV-PSOE, se cimentó en aquella ensalada de “egos con sigla” que hacían inviable una consolidación del sentir popular en las Instituciones. El BLOKE zurdo; nunca se produjo.

Y, nostálgico, ahogado por los recuerdos, veo a la izquierda (ya sin Sabina) que no aprende de sus mayores, y los sabinillos y otros submarinos se apresuran a dividir, a seguir la voz de su amo. Todo por recobrar el pesebre y fulminar a los que aún se conmueven recordando el ayer ideológico. Los que quedemos, debemos apoyar el BLOKE que haga saltar las pulgas que se equivocan de perro. Señoritos del camelo; a otro perro con ese hueso.

Voy a escuchar “Yolanda” que si no el día se me hará muy largo.

 

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