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viernes, 2 de septiembre de 2022

DERECHOS LABORALES LOW-COST

 

DERECHOS LABORALES LOW-COST

DAVID BOLLERO

Un miembro de la tripulación de cabina reclama

mejores condiciones laborales. - USO

Cuando llegaron las aerolíneas de bajo coste (low-cost) a España a principios de los 2000 se nos abrió un abanico de posibilidades. Los viajes que antes estaban restringidos a personas con un poder adquisitivo más que acomodado pasaban a estar al alcance de un número mucho mayor de personas. Viajar a Londres en avión llegó a costar menos que ir de Madrid a Cádiz en autobús. ¿Cuál era la receta para conseguirlo? Pues una con ingredientes variopintos, en la que la precariedad laboral era uno de los principales. Nadie escapó a ello, ni siquiera la tan vanagloriada Iberia. Hoy, las huelgas de las tripulaciones de cabina se suceden.

 

El precio de volar barato es mucho más que lo abonado con el billete: la precariedad laboral se ha instalado en estas aerolíneas y, a juzgar por el número de pasajeros que transportan cada año, parece importar poco a la sociedad, que este verano se ha percatado de ello cuando le han tocado sus vacaciones con cancelaciones de vuelos. La huelga es el último recurso que encuentran estos trabajadores y trabajadoras para reclamar unas condiciones laborales dignas y, como tal huelga, cuanto más impacte, más posibilidades tiene de satisfacer sus demandas.

 

Sin embargo, en compañías como Ryanair, el precio no es lo único low-cost, también los derechos laborales, incluido el de la huelga. Desde sindicatos como USO han venido denunciando cómo la aerolínea irlandesa vulneraba el derecho a huelga importando trabajadores del extranjero para reemplazar a quienes secundaban la huelga. El esquirolaje y las coacciones no son patrimonio único de Ryanair; al parecer, Iberia Express también estaría recurriendo a estas prácticas despreciables.

 

No sólo eso: las advertencias que el sindicato hizo sobre despidos de trabajadores se han cumplido. Según denuncia, casi una veintena de trabajadores habría sido despedida por ejercer su derecho a huelga, lo que se da de bruces con la 'sacrosanta' Constitución. A ello se suma, además, los al menos 150 expedientes disciplinarios interpuestos.

 

A la luz de lo expuesto por USO, el matonismo de altos vuelos que la aerolínea irlandesa está realizando con sus trabajadores debería ser inmediatamente vigilado por Inspección de Trabajo. El sindicato denuncia la actitud hostil por parte de la compañía que, tal y como indica, realiza una media de cinco a diez reuniones disciplinarias al día.

 

En un día en el que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido entrevistado en la Cadena SER y en casi una decena de ocasiones se ha referido explícitamente a la clase trabajadora, no estaría de más que se fuera exquisito en la vigilancia de estas denuncias de vulneración del derecho de huelga, aun a riesgo de que ello implique que se vea afectado el turismo.

 

No todo vale y un país que mira para otro lado cuando se pisotean los derechos laborales está abocado al fracaso. No creo que sea el caso de España, no al menos por sistema y, de hecho, considero que en materia laboral se han dado pasos de gigante en esta legislatura, pero resta mucho por hacer. Medidas en otros sectores como la Ley Rider de poco sirven si después las empresas siguen cometiendo fraude de ley. De hecho, de las principales compañías de reparto a domicilio, únicamente Just Eat cumple a rajatabla con la legislación vigente. El resto, continúa aprovechando la situación de vulnerabilidad de buena parte de sus repartidores... y los consumidores haciendo uso de ellas, no lo olvidemos.

 

En un momento en el que buena parte de la clase trabajadora ha tomado conciencia, ha plantado pie en pared y se ha negado a seguir tragando con condiciones laborales indignas, como sucede en la hostelería, los consumidores también deberían hacer lo mismo. El consumo responsable, que en los últimos tiempos se venía identificando con prácticas sostenibles con el medio ambiente, ha de extenderse a compañías con condiciones laborales dignas. Es una asignatura pendiente en España, aunque poco a poco avanzamos en esa dirección. Piénsenlo egoístamente si lo prefieren: a la larga, empresas con derechos laborales low-cost terminan trasladando esa mengua de calidad a sus productos y servicios y terminará alcanzándole de pleno a usted.

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