P E R F I D I A

 

P E R F I D I A

Fragmentos

de

YERMO DESTELLO

 

José Rivero Vivas

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YERMO DESTELLO – NC.16 (a.101) - Novela –

Ilustración de  la cubierta: Escena nocturna en la calle

Óleo sobre lienzo de Ernst Ludwig Kirchner.

(ISBN: 978-84-17764-21-0) D.L. TF 10 - 2019

Ediciones IDEA, Islas Canarias. Año 2019

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José Rivero Vivas

RIJOSIDAD

(YERMO DESTELLO

Fragmento:

Cap. 4; págs. 65, 66)

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Lo de Marta Suárez se ha trocado en pena insondable para su familia, que abnegadamente luchó para que ella obtuviera su grado de conocimiento y con holgura lograra implantarse en la comunidad de Hoyaflor, en espera de abrir su horizonte y, en un futuro no lejano, integrarse en el mundo soberano, tras entonar un canto que lleva a la zona difuminada dentro del marco de luz de sus ojos glaucos. Como la niña es pizpireta, quiso fatua lucir su figura hermosa y cayó estrepitosamente al suelo, aunque no se hizo daño. Pensó entonces que una melodía menos elevada podría iluminarle el infinito azul bajo el sol, que aviva su coqueteo, con el que gusta fastidiar a los chicos, y se pasea contoneándose, al tiempo de enseñar su espalda, el escote y más; luego, gozosa, comenta en casa.

 

Rijosidad

Me miran, madre, los hombres,

las piernas cuando yo paso,

y dicen de mis caderas

ancas de potra en serrallo.

Echan agua por la boca

y se resecan sus labios;

sus ojos lucen candentes,

como de brillantes hachos.

 

Era mamá entretenida,

si hablaba de expresos casos;

procaz aludía a un libro

de tema considerado

por su transgresión impune.

Su crítica apura trato:

no es cuestión de complacerse

viendo tan duros muslazos,

sino de buscarse novia

con quien holgar todo el año.

 

          Distraída en su fuero, Marta Suárez desea congraciarse con Celedonio Ruiz, a quien considera su parámetro intacto; aunque, como respuesta a su exigencia de tumbarse en el sofá, alega que prefiere las cosas bien hechas; por lo tanto, no está dispuesta a consentir ser furtiva amante y pelar nueces cuando la tesis elaborada se derrumba sin fundamento.

-Cuestión de primacía en el orbe.

-Es punto de inflexión, en indispensable apoyo, necesario para seguir avanzando.

-Algo de la suerte auguraban los que anduvieron con el original, a cuatro manos, de aquel compositor fallecido en total anonimato.

-¿Hablas de Luis Mivas o de El Escritor Ajeno?

-De ambos, según alusión de Patricio Dorta.

-Avanza en edad, y, al cabo, se advierte su senil bosquejo.

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José Rivero Vivas

RIJOSIDAD

(YERMO DESTELLO

Fragmento:

Cap. 4; págs. 65, 66)

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José Rivero Vivas

PERFIDIA

(YERMO DESTELLO

Fragmento:

Cap. 4; págs. 68-71)

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Vaya quienquiera a presumir que es cuestión de aparecer en el instante preciso, pendiente de la gratificación que la oportunidad gloriosa brinda, junto a la carretera, al ser vinculado al amor, para anotar la esencia del debate establecido antes de empezar la limpieza de cuantos papeles llena, justo de madrugada. Ello constata que son muchos los años de historia sin que nadie sepa hasta dónde se opone el viento en la corriente provocada por el deshacer de nula solvencia, oculta tras la mirada de ese magnicida que apenas desdice de sí por causa de ignorar la pena sangrante, en la acción de peregrinos, donde surge despejado el punto neurálgico de los apuros varios.

Frente a sí estaba la mujer de su ilusión y él contenía su respiración, por cuanto ella pretendía conectar con la parte voluble de su organismo, ahíta de penuria y soledad, hechizada en extremo merced al ardor despertado por aquel hombre, rudo y primitivo, y, sin embargo, tierno en su virgen sensualidad. Cayó en sus redes y estuvo a punto de perder su entereza ante su ataque de amor, cortejada en fogoso asedio de quien se sentía prendada; pero, no era suya, aunque no perteneciera a otro, sino a él, a quien soñaba consolar tiernamente cuando sufría su acoso placentero, del que gozaba sin restricción y se sentía tremendamente feliz.

 

Perfidia

Contó a su novia el inicuo presagio

antes del día trágico,

que terminó la armoniosa cadencia

de su amor redivivo

cuando, frente a la imagen adorada,

recordó horrorizado

el execrable hallazgo de su violo,

cobarde y cruel perpetración masiva

de seres desalmados,

ávidos del juego estúpido habido

en pérfido recuadro luminoso,

encendido horas de ocio y de hastío.

Él, por su parte, anhelaba ser hombre de talento para emprender una obra de descomunal dimensión, que pudiera llegar profundo en el sentir de los demás, de modo que trocara en bueno al malo y redimir al mundo de aflicción, regenerando su condición hasta acabarla calladamente y convertirlo en dócil individuo, sin riesgo de protesta ni reivindicación, cívicamente preparado, cual se estila en esferas de alta disposición, donde todos silencian su argumento en aras de obtener el beneplácito de quien dirige la escena en el teatro a dos. Su consecuencia inmediata es vivir anestesiado a cualquier dolor que la vista de lo improcedente, por inhumano, provoque involuntariamente en seres ajenos al progreso en su vertiente simpática.

Cree Marta Suárez que Celedonio Ruiz habrá en lo sucesivo de preparar un cuadernillo con los folios utilizados en trascribir la memoria que le aporta Patricio Dorta, de modo que no se vea obligado a comprar papel cuadriculado sin coser. Así, las noticias emitidas por la emisora oficial, versan siempre sobre el éxito económico de la globalización, como si todos los habitantes del planeta obtuvieran su pellizco en el haber prodigioso proclamado. Pero, torpe en su reflexión, Marta Suárez desoye la voz que le sugiere volver sobre sus pasos y enderezar camino por distinto derrotero, de modo que pueda enfrentarse a su jefe y pedir aumento de sueldo, bonificación y categoría subalterna. Hoy, fin de semana, no hallaría objeción a su demanda laboral.

La mueve a tristeza la necesidad amatoria de quien se haya fijado en su persona y cuánto reserva para sí el hombre digno de gozar la mujer venturosa, apuesto él y distinguido en su capacidad de estímulo y realización, impregnado de la obra promovida, con firmes cimientos para no ser nunca derribada por más que arrecie el viento y el temporal no amaine su intensidad.

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José Rivero Vivas

PERFIDIA

(YERMO DESTELLO

Fragmento:

Cap. 4; págs. 68-71)

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Tenerife

Islas Canarias

Junio de 2022

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