1º DE MAYO OBRERO Y COMBATIVO: EL CAPITALISMO ES LA GUERRA… ¡GUERRA
AL CAPITAL!
RED ROJA.
Cada Primero de Mayo, en el debido homenaje a los Mártires de Chicago –“judicialmente” asesinados por luchar por la jornada laboral de 8 horas–, venimos señalando el objetivo principal que compete a la clase obrera en la actualidad: su reorganización como clase, superando sus límites, priorizando a los sectores más precarizados (migrantes, servicio doméstico, etc.), además de posicionar al movimiento obrero y sus reivindicaciones en el centro de todas las luchas sociales, políticas y sindicales.
Para ello,
reiteramos la necesidad de construir y asentar un sindicalismo de nuevo tipo
–que hace algún tiempo vemos que se viene ejerciendo– con dos grandes retos: la
actualización tanto de fórmulas organizativas como de métodos de lucha y el
trabajo para la confluencia de un sindicalismo de clase (que pasa por la
ineludible misión de superar la legítima diversidad de siglas) que ha de
presentar una real alternativa al sindicalismo oficialista, señalado sin ningún
género de duda como “parte del problema” por toda la población trabajadora.
Hay que organizar,
pues, de forma independiente de todo cálculo inmediatista (incluido el
electoralista) la máxima de “una sola clase, una sola lucha”. Y eso requiere
combatir con determinación y sin concesiones a la escalada de precarización,
que es utilizada por la patronal como arma indiscutible no solo de
sobreexplotación, sino cada vez más de represión (y autorrepresión). Debemos
seguir sembrando el trabajo sindical en los tajos, pero con el mismo esfuerzo
también fuera de los mismos, en los barrios obreros; y es que esa represión
obliga a trasladar las luchas obreras fuera de los “campos de concentración” en
los que han convertido los centros de trabajo. Los barrios obreros son parte
esencial de la construcción de nuestra futura victoria como clase.
Si especial
insistencia ha habido que hacer en todo ello desde que la crisis del sistema
capitalista estalló en su mismo núcleo hace más de una década, hoy ya ese
desafío al que se enfrenta nuestra clase adquiere tintes de urgencia. Porque,
mientras el capital continúe ejerciendo su poder sobre las poblaciones, el
resultado será no solo el agravamiento de las sucesivas crisis económicas, sino
la “solución” que se impone cuando ya no le queda salida estrictamente
económica: la barbarie de la guerra, agravada por la particular necesidad del
imperialismo de incendiar todo para prolongar una hegemonía que ya no es capaz
de sostener. Pero para eludir la “salida” de la guerra hay que salirse del
sistema… Y eso implica en primer lugar salir de la trampa de la propaganda más
farsante con la que nos quieren embaucar, confundirnos de clase de bando y, en
definitiva, paralizarnos. Hemos de desplazar el punto de mira puesto por los
explotadores disfrazados de “demócratas pacifistas” sobre sus “amenazas
internacionales”, queriendo hacerlas pasar como causa de la degradación
socio-laboral que sufrimos, cuando es justo al contrario: la existencia del
capital es una amenaza más internacional que nunca, incluso allí donde no lo
parecía.
Está claro que
nuestro bando no es el de estos bandidos que no paran de “recortarnos” para
saldar sus deudas y financiar sus criminales rescates: el rescate de la banca,
el coste de la COVID, el constante aumento del gasto militar impuesto por la
OTAN… Este bandidaje impone una inflación récord, rozando el 10% y agravada por
los costes de la energía, la vivienda y la alimentación. Y para esto, se está
preparando un nuevo atraco a los trabajadores: saltarse las cláusulas de
revalorización de los salarios con un “Pacto de Rentas” avalado por las
traidoras cúpulas sindicales, de la misma manera que pactaron falsear la
revalorización de las Pensiones Públicas con la trampa de cambiar el IPC real
acumulado por el “IPC medio”… mientras a las y los trabajadores se les sigue
despidiendo, sobreexplotando y precarizando con la misma frescura que antes de
la última Reforma Laboral.
Es tiempo de
profunda y larga crisis. Pero también de oportunidades. Ante la oportunidad de
acelerar nuestro reencuentro como clase, al movimiento obrero le toca retomar
con determinación y constancia la suprema tarea de mandar al capitalismo al
museo de la historia.
El capitalismo es
la guerra, ¡GUERRA AL CAPITAL!
No hay comentarios:
Publicar un comentario