CARROMERO, UNO DE LOS NUESTROS

 

CARROMERO, UNO DE LOS NUESTROS

No toquen a este señor que está haciendo un trabajo fino.

LA NUEVE

Sólo la mediocridad y el fango en los que está sumergida la política patria y la decedencia intrínsica del sistema, puede sostener que un personaje como Ángel Carromero viva -¡y con mucha alegría económica!- de las instituciones. Carroemro es asesor en el Ayuntamiento de Madrid, pero su hoja de servicios a la revolución proletaria empieza mucho antes.

Joven del PP fue a Cuba a llevar dinero a la derecha cubana que recibe apoyo (vamos a llamarlo así) de los partidos anticomunistas. Conduciendo un coche que llevaba a dos personajes siniestros de la contrarrevolución cubana: Oswaldo Payá y Harold Cepero, tuvo un accidente, muriendo los dos cubanos y saliendo ileso el tal Carromero. Un crack, Don Ángel.

 

Fue juzgado y condenado a cuatro años a cárcel, porque la mentira de que contó de “Nos iban siguiendo cada vez más cerca, nos golpearon y nos sacaron de la carretera, me sacaron del coche, me llevaron, perdí el conocimiento”, no se la pudo creer ni su partido en Madrid, que hizo gestiones urgentes para repatriarlo. Unos días fue enviado a España para terminar de cumplir una pena que, obviamente no cumplió. Sus primeros movimientos partidarios y al ser reconocido, provocaron en aquel momento la célebre frase de “que conduzca Carromero” agitada por gente con sentido común.

 

Carromero siguió en la fontanería de su partido, y el mismimso portavoz del PP y Alcalde de la capital lo contrató como asesor con un sueldo de 91.000 euros al año. Pero Ángel se merece mucho más. Y lo decimos porque en esta mutua destrucción del partido que protagonizan para Netflix Casado y Ayuso, todo indica que Carromero vuelve a estar en el fregado. Según afirman varios medios especializados en cosas de la derecha y la extrema derecha, sería el que contrató al espía que indagaba el contrato de Ayuso para con su hermano.

 

Carromero, como ven, es un imprescindible. Eliminado el PP podría dar el salto a Vox y seguir con su trabajo.