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lunes, 22 de marzo de 2021

¡PORQUE QUERÍA SER AUTOR!


¡PORQUE QUERÍA SER AUTOR!

Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta.

La avidez, inseguridad y megalomanía de Mauricio Macri es incomparable, se remite a lo inexpresable, a un gesto de ocultamiento que cual estrategia demonológica intenta afirmarse con afán patológico en todos los espacios que hacen a la vida en este sistema de sujetos-objetos, con la inestimable ayuda de los poderes financieros multinacionales, mediáticos, culturales apócrifos y del espectro político en su totalidad, salvo excepciones de quienes transitan el sendero de la invisibilidad y la exclusión.

Jacob Böheme recuerda que cuando preguntaron a Satán la razón de su escape del paraíso, él respondió: "¡Porque quería ser autor!"... este ejemplo cuadra de modo formidable con el Macri deseante de llegar a ser ¿autor?... apelando a fórmulas falaces, de algún modo lo ha logrado, contratando escribas, que construyeron un pantagruélico relato, devenido en un libro o 'algo' así, al que titularon Primer Tiempo. Por desgracia, el título pertenecía ya a un libro de relatos -de autor chileno relevante-, Carlos Cerda, publicado en el año 1995. Cerda, quien fuera un filósofo, novelista, doctorado en Letras, luchador por sus ideas, exiliado en Berlín durante años, por ser un perseguido del genocida Pinochet, acreedor de varios premios por su obra literaria, lo ubico en antípodas al simulador Macri.

 

La construcción de un "yo autor", como identidad y relación, presenta un momento en el que es necesario determinar lo que "yo" no es, y también qué es "no-yo", tal el caso del inseguro Mauricio Macri, en permanente afán de demostrar lo que “no es”, ¿quizás a su padre muerto?, ¿a Juliana?, ¿a sí mismo o a su terapeuta?, jamás a la comunidad, ni siquiera a su entorno más cercano... tremendamente determinante para un personaje como Macri, quien incluso como expresidente continúa siendo un referente del mercado, con acciones valuables en costo-beneficio, manejandose en la esfera pública, sin internalizar los códigos de lo público, que no es una simple suma de voluntades.

 

Macri no es autor de libros, sólo de acciones por y para beneficio de inventario determinante del "no-yo" “no-soy”, una secuela de la definición de lo que "yo" no-es... lo que pasa a ser "ya-no-yo-Ad infinitum", como la mierda, o el propio cadáver, será vinculado con lo demoníaco y viceversa, todo aquello que se considere como "no-yo", pasará a formar parte del demonio cual metáfora de una realidad obtusa, sin destino, sin sombra de inspiración, simbólicamente enriquecidos con el hedor del "ya-no-yo", donde lo anal, representará simbólicamente la muerte. Pues "lo bello no huele" (Kant).

 

Macri, como ha quedado demostrado en este, su final de fiesta 'acultural', degradante para la cultura en su sentido de asimilar conocimientos y capacidades de construir y cultivar sabiduría, ha devenido en "verdugo del aura de la cultura", complacido en el hedor, tratante de lo siniestro, (heimlich, unheimlich: Sigmund Freud), representando en su doble, al otro, que es tanto la sombra como la imagen especular, invertida de aquello que no se reprime, en dejar de aprender, mientras mantenga el blindaje, que lo cubre de toda acción delictiva que puede llevar a cabo, sabiamente hipócrita, en su deshacer a cualquier precio, en beneficio propio, demostrando la omnipotencia de su impotencia del "yo- no-soy", en expansión de poder que realiza su megalomanía, midiendo los resultados de sus realidad en términos de su propio deseo, de su propio placer, por lo que no elude el conflicto que provoca, al tiempo que desarrolla y difiere.

 

Su megalomanía, como la del niño, no sería la exigencia de retornar a mejores tiempos, inexistentes en su vida vacua, sino a la irresponsabilidad o impotencia tan manifiesta en esta nueva fase del obseso y ávido Mauricio, aquella que inhibe un deseo que no duda acabará realizándose, ante la apatía de la otredad, tan servil e ignorante de las consecuencias que devendrá en un futuro próximo, donde los deseos de Macri explotarán, reduciendo el contragolpe de sus opositores a casi nada.

 

Así la crisis de la utopía sería más bien el pánico de la utopía, que como sabemos siempre se realizan en sus formas más perversas y pervertidas: una embriaguez la distopía de Mauricio, el que quería ser autor.


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